TORITO DE PUCARÁ

De toro un poco



CERÁMICA, MERCADO, MITOLOGIA E HISTORIA. // DETRÁS DE LA ENIGMATICA FIGURA DEL TORITO DE PUCARÁ, EXISTEN DIFERENTES HISTORIAS QUE TRES ARTESANOS DE LA COMUNIDAD PUNEÑA DE CHECCA PUPUJA SE ANIMARON A CONTAR.



Escribe: Roberto Ramírez Aguilar



UNO


Bóvido, macho adulto del ganado vacuno o bovino. De cabeza gruesa y provista de dos cuernos, piel dura, pelo corto y cola larga. Así describe el diccionario a aquel animal que aparece como el malo de la historia en la novela “No llevarás luto por mí” inspirada en la vida de Manuel Benítez, “el Cordovés”. Este cuadrúpedo fue el centro de la noticia en el año 2010 debido a la decisión del Parlamento catalán de prohibir la fiesta brava en eta región española. A ello su sumó la llegada a nuestra capital de tres artesanos de la comunidad en donde nació el famoso y emblemático Torito de Pucará, que a pesar del nombre no nació en Pucará, sino en Checca Pupuja. De esta zona altiplánica de friaje, de sombreros multicolores y música vernacular son Mariano Choquehuanca, Concepción Roque y Serafín Choquehuanca, herederos de una tradición alfarera precolombina y de un posterior encontronazo cultural. Desde el altiplano vinieron par contarnos los secretos que guarda esta misteriosa figura de arcilla.
 DOS


Desde hace aproximadamente ocho años Checca Pupuja tiene luz eléctrica. Quizá un poco más. Mariano, Concepción y Serafín no se ponen de acuerdo. No recuerdan. La vida pasa tan lentamente en aquel bucólico poblado de la provincia de Azángaro en Puno, que les e difícil precisar el año en que llegó la luz a su comunidad. Con el alumbrado también aparecieron los televisores. Sin embargo la señal era tan mala que el aparato era considerado un objeto inservible. En cambio la radio sí se convirtió en un medio que los empezó a acompañar en todo momento. Mariano sintoniza Collao y Pachamama Radio. A serafín le gusta Onda Sur. Por ese medio se enteran de noticias de su localidad e incluso de informaciones que llegan de la cercana Bolivia, como las declaraciones del presidente Evo Morales sobre los efectos del pollo en la sexualidad masculina.
 En Checca Pupuja toman por las mañanas un sustancioso y viril caldo de cabeza de alpaca, por las tarde un estofado de carne de llama. Luego se impone un postrecito a base de cañigua (grano nutritivo parecido a la quinua) “Aquí en Lima comen mucho pollo”, comenta Serafín con esa ironía e ingenio que otorga la sana costumbre de no ver televisión. Concepción sonríe y deja r con claridad las hojitas de coca trituradas entre sus dientes. Dicen que el televisor dejó de considerarse un objeto inservible el día en que llegó a Checca Pupuja el reproductor de DVD.


TRES


Serafín Choquehuanca dice que la historia del torito solo puede estar bien contada si se empieza por el principio. Y ese principio se sitúa en la época en que el ferrocarril que recorría la ruta Cusco-Puno, se detenía todos los días, puntualmente, en la Estación de Pucará. Los pasajeros en tránsito bajaban un rato a estirar las piernas y allí hacían su aparición los vendedores de viandas y artesanías. Por aquél tiempo (década de 1940) los padres del torito pertenecían a Pupuja, pero bajaban a ofrecerlos en la estación. Los pasantes empezaron a reconocerlos entonces como los “toritos de Pucará”.


Pero para hablar del principio de esta historia, tendríamos que referirnos también a los relatos del Inca Garcilaso: “Los primeros bueyes que vi arar fue en el valle del Cozco, año de mil quinientos y cincuenta (…) llevome a verlos un ejército de indios que de todas partes iban a lo mismo, atónitos y asombrados de una cosa tan monstruosa y nueva para ellos y para mí”. Con la llegada de los españoles, la figura de esa divinidad de forma de serpiente félida llamada “amaru”, se convirtió en toro, reestructurándose así la cosmovisión andina.


Y ya que estamos en el camino de la regresión por qué no mencionar a las sagradas escrituras y recordar el momento en que hizo Dios animales de la tierra según su género y ganado según su género (Génesis 1:25). Como se sabe luego ocurrió el bochornoso incidente del fruto prohibido, y el hombre empezó a ver con otros ojos el ganado y creó entonces el bistec de costilla cocido a término medio. Y vio que era bueno y lo acompañó con arroz y papas fritas.


CUATRO


La ocurrente filosofía popular suscribe el siguiente dicho: “Si la vaca fuera honrada, el toro no tendría cuernos”. Esta alusión a la puntiaguda prolongación ósea, está consignada en el diccionario que, en una de sus diversas acepciones califica la palabra “cuerno” como “infidelidad matrimonial”. Antiguamente la alusión solo eera al comportamiento de la mujer. Hoy en día la mención es unisex. Esto significó un avance en torno al tema de la igualdad. De similr manera se podría calificar como un avance, el hecho que se realicen cada vez menos rituales como el “señalakuy”. Concepción Roque indica que este acto mediante el cual el propietario “señala” o identifica a su ganado con cortes especiales en las orejas e incisiones semicirculares sobre la parte superior de los ojos, ya casi no se realiza en Checca Pupuja. Para el beneplácito de la hembra rumiante, en esta vía se podría situar también la prohibición, a partir de 2012, de las corridas de toros en Cataluña. Lechera, la vaca.

CINCO


Ese toro ha muerto. Así decía José María Arguedas al referirse al toro indio, al de su Yawar Fiesta. “Aquel toro modelado uno por uno como ofrenda a los dioses montañas, esa figura con aire y rostro verdaderamente irradiante de misterio: ese toro ha muerto. Creo que el toro de Pucará se extinguió porque era un objeto religioso modelado por los indios más aislados, con menores vínculos con el mundo urbano”. Estas reflexiones que Arguedas compartió días antes de acabar con su vida, son corroboradas con la situación de Mariano, Concepción y Serafín, quienes conforman una minoría de artesanos que capea las embestidas del mercado. Ellos insisten en modelar uno por uno cada toro, a fin de que puedan seguir apareciendo en los hogares y en los techos de las viviendas cumpliendo su rol protector. Van a tener que adaptarse, teniendo en sus manos nla misión de hacer que aquella figura mantenga vivo el espíritu con el que fue creada. De lo contrario, a ese toro le esperará, irremediablemente, la estocada final.

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