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Tu amigo Bruno Medina Enríquez, Director de la Revista ASWAN QHARI, te da la bienvenida para que juntos construyamos los enlaces que nos ayudan a revalorar nuestra cultura y auspiciar un futuro promisorio, en la búsqueda de alcanzar el Sumac Causay, que nos hará libres en una nueva sociedad!!!



jueves, 29 de noviembre de 2012

PUNO: LA CIUDAD QUE NO EXISTE

Una necesaria lectura
El siguiente texto lo considero un preámbulo de este libro, en la medida que es en realidad una radiografía, una sinopsis de Puno y del puneño, que aunque no siendo yo puneño de Puno, sino puneño de Azángaro, cabe en mi ser, la trascendencia de la identidad descrita en sublimes conceptos, hace sesenta años por Federico More, y estoy seguro que lo mismo sucede a cualquiera que ha nacido y se ha criado en la amplia meseta del altipampa, o muy cerca del lago sagrado.
Desde cuando hace años leí por primera vez este texto,  consideré que es imprescindible leerlos varias veces, aun estando en la tierra donde uno ha nacido y ha vivido desde su niñez, más aun, cuando esta lejos del lar querido, en el objeto de no ser un desarraigado de su tierra, de ahí que muchas veces estuve tentado de volverlo a publicar en la Revista Aswan Qhari, sin embargo parece que esta es la ocasión.
Leer estos textos es conocer la identidad necesaria del puneño para comprenderlo, entenderlo y saber que es un ser raro, distinto, ajeno a los del resto del país, y qué decir de la tierra puneña, la tierra puneña es distinta, es atrayente, te puede comer, engullir, absolver, con la belleza de su paisaje, con la belleza de su tradición y sus costumbres, con la forma del ser puneño, o puneña, que pasado los años, te impide dejar de serlo y te prohíbe negar tu tierra de origen.
Es que Puno es otro mundo, nosotros los puneños somos seres de otro mundo, distintos, hemos forjado una propia identidad que también es distinta a las demás, si hasta los perros son distintos, porque es el único sitio donde los perros no le ladran a la luna, sino que piensan con ella, es el único sitio donde el silencio se escucha bien clarito y con mucha atención.
Estas y otras razones motivan reproducir este hermoso ensayo del periodista puneño  Federico More, publicado en el diario el Comercio en 1952, cuando él tenia 62 años y era un hombre que yahabia recorrido mundo falleciendo dos años después, en 1954.
Este es el Ensayo:
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PUNO: LA CIUDAD QUE NO EXISTE
Escrito por Federico More.

   Si de pronto, la ciudad donde seres y objetos quedaron petrificados por la furia heológica, se animasen tímidamente y los hombres tuvieran algo como gesto, el indicio de una mirada, el vestigio de una voz y las flores temblaran un segundo y sobre la superficie lítica de sus pétalos de voluptuosos y suaves contornos corriera algo como brisa llegada de muy lejos para morir… Si sucediera todo esto y lo viéramos, como en el lienzo del cine mudo o como una alucinación en un cementerio, acaso tuviéramos remota idea de lo que es Puno, la ciudad irreal, maravillosa encantadora donde la palabra y el movimiento son ensayos y donde, sin embargo, nos rodea un consonante aire musical bajo una luz que nadie sabrá jamás de donde partió. Si Euterpe, la diosa bajo cuyos ojos zarcos nacieron la flauta y la dialéctica, no fuere alegre y sonora, diríase que ella es la que preside los destinos de Puno. Si Melpóneme no fuera musa de la Tragedia y de las oscuras leyes del destino, quizá fuera la deidad nutriz de Puno. Pero si Puno no es alegre, tampoco es trágico. Es nada más que pensativo y luminoso hasta la irrealidad. Al Puneño de Puno y con Puno le interesa muy poco el mundo exterior. No lo hace ni por presumido ni por insensible. Ese puneño no ama a su ciudad sino que está dentro de ella, estrañado en tierra yerma y en sus piedras grises. No le preocupan los asuntos que apasionan en otras ciudades: el agua potable, la luz eléctrica, los automóviles, la asistencia de salud. Es que, para sus necesidades, lo tienen todo. Posee agua clara, fría, hija de azuladas vertientes s8ilenciosas; posee una luz superior a todas las luces humanas y no iluminación comparable a la de sus noches de Junio. Parece escrito para Puno aquella de:
       “El día que me quieras será el mes de junio,
       La noche que me quieras será de plenilunio”
   Es imposible tener idea de los plenilunios puneños en el mes de las heladas. Aun viéndolos, es imposible comprenderlos. Después de haberlos visto, cuando ya se convierten en sueño, en recuerdo, en nostalgia, es cuando se empieza a entenderlos un poco. Solamente los enamorados tienen ojos para verlos. Son de un frío tan frío y de una claridad tan clara que en ellos es preciso juntar las manos con las manos, quedar en silencio y cerrar los ojos. Si Puno fuera ciudad de Atica, sus destinos estarían en manos de Harpócrates, el dios de los labios sellados. Y en las manos de Artemisa, la de ojos tan azules y fúlgidos como las aguas del lago misterioso y divino. Los perros, que en todas partes ladran a la Luna, no lo hacen en Puno; ante la luna llena y en la noche helada de un azul en negrecido por la hora, los perros se sientan, solemnes y hieráticos, sobre sus cuartos traseros; aprietan los hocicos, sonsacar la lengua acezante ni exhibir os colmillos feroces y elevan los ojos agrandados, implorando, húmedos, hacia la luz imperturbable de la diosa Gélida.
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      Lo corriente es que el hombre ame a saciedad, dando por sentado que él es uno y la ciudad es otra; que la ciudad es distinta del ciudadano. En Puno ocurre otra cosa; el hombre es parte de la ciudad, es la ciudad misma, ola ciudad es una representación del hombre. El puneño siempre es un ser de otro mundo, no pertenece a la Zoología, sino a al Cosmogonía. La sobriedad y la medida alcanzan en Puno limites inconcebibles es que el puneño se siente infinitamente diminutivo ante el lago yante la pampa, ante el frío y ante la luz. El frío de Puno poco o nada tiene que ver con el termómetro: Es posible que en Polo haya más frío termométrico. Lo mismo puede pasar en muchas grandes ciudades. Y lo mismo pasa con la luz. La de Puno en nada se parece a la de las auroras boreales. No es la luz instantánea de los ocasos del trópico. No es la luz dormida de los mediodías  en los mares ecuatoriales. Es una luz en la que hay hielo, una luz hecha con témpanos, así como la nieve puneña parece un encaje tejido con luz. Nada tiene que hacer la burbuja eléctrica en esa sociedad etérea que, en las noches de junio y julio, necesitan candelas y fogatas, luces que son así como cataclismos convertidos en resplandor.

    No hace falta que haya servicios higiénicos. En uno mueren los Zoopatógenos, no son de urgencia los baños, el alcohol baja de grados, las comidas tienen que ser sencillas y parvas. Entre el hielo y la luz se esteriliza todo. Cuando no es la luz prodigiosa y feérica de los meses del hielo, es el interminable caer del agua y son las noches atrozmente lógrebas. El agua cae sin ruido sobre los techos de paja. Nada tan silencioso como la nevada que más parece un deshacerse, en el aire insonoro, de copos de nubes, de vaporosas madejas de seda blanca deshilachada. En el fondo de los grandes patios, entre velones de lumbre mortesina, trabajan brujos y curanderos.
Y los patios, muchos de ellos pavimentados con unas piedrecillas blancas que hay en las orillas del lago, aparecen en las transparentes noches heladísimas, como reproducciones del fulgor lunar y en las tenebrosas noches de lluvia, como gemas que nadie se atrevió a recoger. ¿Y para qué el automóvil?. Bajo la acción furiosa del hielo, del sol y del agua, las pistas desaparecen. Al puneño lo único que le extraña es no caminara a pie. En flores es, como en todo parco e irreal. En Asiruni, en la isla de Amantaní, en el Manto, hay arriates donde medran pensamientos de un azul que seguramente se conocen en la estratósfera; de un amarillo cruel como el que ocela la piel de los tigres. Hay pensamientos negros cuyos pétalos parecen alas protervas.
   En las paredes de las casa del campo, brota entre ladrillo y ladrillo y borrándolas junturas, un orégano que en nada se parece al tomillo literario del que tanto hemos oído hablar. En Puno los olores se disipan. El color de las flores se suaviza y amortigua con peregrina elegancia y, si bien no abundan los matices, los tonos son finos y graciosos como ciertos celajes en los cielos de las latitudes templadas. Y todo sucede en silencio. Un día se descubre que la ciudad avanza hacia el cementerio y que el cementerio avanza hacia el cementerio y que el cementerio avanza hacia la ciudad. No hay más que urbanizar la necrópolis o neurotizar la ciudad.

   ¿Quiénes son los vivos? ¿Quiénes los muertos?. Esto lo saben los extranjeros que gobiernan en Puno. Los puneños no distinguen bien estas minúsculas diferencias entre la ciudad y el cementerio. En medio de ese ecuménico silencio, todo sobresalta. Cuando los enamorados se besan, con el beso mudo y profundo del amor, parecen asustados por haber hecho ruido.
En la calle de los Puentes que es la que separa la ciudad quichua de la ciudad aymara, unas mujerucas cubiertas de innumerables rebozos, preparan el té con pito. Las marmitas, colocadas sobre los fogoncillos de quién sabe qué tiempo silban en cuanto el agua empieza a hervir. Es el té con pito que se toma con licor  de anís. Es el ruido más fuerte de Puno. Y esa gente silenciosa ama, sobre todas las cosas la mosaica y sus huainos son los más lindos del Perú.

   Junto al cerro Huajsapata, los puneños bailan en silencio y después las parejas sed pierden en la revueltas interiores del cerro engruñas y cavernas con algo carcelario y algo nupcial; y el rumor de la música sedante y con una cadencia pacificadora gracias a la cual comprenderemos lo que hay de beatitud y de tormenta en el alma puneña. Alma parecida al lago, numen augusto del páramo. En el lago, si se quiere oír el viento y ver el movimiento de las aguas, hay que internarse hasta la pampa de Ilave, ahí donde no hay sino cielo y agua. Antes, todo es silencio y quietud. Los totorales se mecen probablemente al influjo de una brisa que sólo ellos sienten y forman un ruido que debe parecerse al que producen las hamacas cuando se mecen perezosamente en los países del Sol. Nadie duda de que en el lago hay seres extraños. Algunos los han entrevisto. Como en los mares hiperbóreos, las aguas del lago esconden romances e idilios, tragedias de celos, secretos de muerte, dulzuras inexplicables y dolores sin remedio. Algo Clama y se queja y se ríe dentro de esas aguas. Pero para oírle, hay que ser puneño de Puno. No es raro ver a uno de esos puneños, de pie en las orillas del lago, escuchando algo que nadie más escucha, Se le acerca otro puneño y no hay saludo alguno. Ninguno de ellos habla. Ambos escuchan. Y parece que no hay qué oír. La totora tierna es muda, Las aguas del lago jamás confidencian con nadie. La luna boga en silencio. La lluvia cae sin ruido. En Puno ni siquiera el granizo tabletea. En las grandes tempestades, el puneño se estacia contemplando el zigzageante y corcorgráfico esguince del relámpago. No tiene tiempo que dedicar a las ruidosas vulgaridades del trueno. Y la música envuelve a las gentes. Las rodea con gracia de brazos amantes y con arrullo de voz enamorada. En aquellas calles y en aquellas plazas que siempre parecen algo recóndito, vagan seres estáticos. En éxtasis vive el hombre, en éxtasis la huicuña, en éxtasis el huanaco. Cualquier ruido suena en Puno como un balazo en una alcoba. Los ojos de las mujeres sin hermosos por su luminosa quietud, porque parece que siempre buscan un paisaje remotísimo, porque el amor y el deseo duermen en el fondo de ellos como en el fondo de las aguas el espejismo inalcanzable. Puno es tierra mística, tierra de músicos y de sacerdotes y en ella la palabra tiene muy poco que hacer.

-         Pero Puno –interrumpe un lector- es según dicen, el Departamento más rico del Perú.
-         Cierto. Bajo su suelo abundan el oro y la plata y sobre sus llanuras interminables corren millones de ovejas. Y sus ríos son ricos en pesca. Pero es que no estamos hablando del Departamento de Puno ni haciendo un estudio estadístico. Puno es, en el Departamento, el distrito más pobre de la Provincia más pobre. Y hablamos de Puno.
-         Pero dicen Uds. que Puno es pobre.
-         No es cierto. Quizá no abunde en minas y ovejas. Tiene leyenda, es hijo mimado del Titicaca. El primer puneño fue Manco Cápac, aunque jamás haya existido. Y es que en Puno las cosas y las gentes no existen. Son y permanecen.
-         No hemos entendido una palabra.
-         Nosotros tampoco; pero sabemos que es así. Puno es la capital de la leyenda y de la fábula. ¿Qué puede importarle la Arqueología y la Historia?.

   No hay puneño fuera de Puno, el que sale de la heredad milagrosa pierde sus cualidades. Es como la joya que cuando abandona el pecho o la mano de la mujer hermosa, se convierte en objeto de prendería.

Tomado de “El Comercio” Lima 1952

50 AÑOS DE BRISAS DEL TITICACA 3

Esta es la verdadera historia de la Asociación Cultural Brisas del Titicaca, de un libro pronto a publicarse....


GESTION DE LA PRIMERA JUNTA DIRECTIVA
Una vez elegida la Junta Directiva, su primera convocatoria formal se realiza para el 1 de abril, mediante un oficio circular del Presidente Juan Carpio Mostajo dirigido a los integrantes de la Junta Directiva, invitándolos a una reunión donde se trataría cuatro temas de mucha importancia institucional en la orden del día, como son:
1. Liquidación de los ingresos de la fiesta realizada el 18 de diciembre de 1965, así como de los gastos de las reuniones que por carnavales se habían realizado el 26 y 27 de febrero de 1966.
2. Cobranza de las cuotas de ingreso de los socios.
        3. Establecimiento de las  fechas de ensayos del conjunto orquestal y del elenco de danzas.
4. Nombramiento de una  Comisión Estatutaria, y
5. Convocatoria a una Asamblea General.
Este importante documento fue mecanografiado en varias copias con papel carbón,  de su contenido se puede apreciar la inquietud y el profundo deseo de lograr una institución grande de los puneños, y que más que un oficio circular, es una verdadera declaración de principios. Se comprendió cabalmente, que las bases que se habían sentado, empezarían a dar sus frutos; el Presidente elegido, así como los integrantes de su Consejo Directivo, en su mayoría eran personas de extracción popular, puneños emprendedores y emergentes que algún momento llegaron a Lima en busca de una mejor situación económica, en la búsqueda de poder encontrar una mejor oportunidad de elevar su situación familiar, y a ello adicionado esa voluntad de mantener y preservar sus tradiciones en el lugar donde estuviera, que es innata en el puneño de los sectores populares.
Paseo de Carnaval briseño 1964
El carácter  de una institución popular, sin discriminación, ni sectarismo, con la profunda convicción de valorar las tradiciones culturales en la  especial la música y la danzas, fue confirmada en esta convocatoria, que a la lectura de su contenido redactado por el profesor Juan Carpio Mostajo, se reafirma el deseo y la voluntad de los briseños de entonces.
Así quedó marcado con tinta indeleble, el carácter popular de la Institución que no ha cambiado hasta hoy, en el transcurso de su existencia,  y durante su propio proceso histórico, para beneplácito de la difusión de la cultura y las manifestaciones tradicionales de Puno.
HOMENAJE AL DIA DE LA MADRE
Empeñados en continuar elevando el ímpetu y complacer la gran inquietud asumida por todos los puneños que integraban la institución, la Directiva promueve la organización de una actividad social masiva. Por eso el 30 de abril de 1966, en sesión de la Junta Directiva  se acuerda elegir a la Madre Briseña, para así rendirle un homenaje en su persona, a todas las madres puneñas.
En la sesión se procedió a recibir diversas propuestas de candidatas entre ellas las señoras Palmira Morales de Miranda, esposa de Policarpo, Flora Valdez de Málaga, esposa de Eduardo Málaga y Silvia Morales de Guardia, esposa de Salvador Guardia, hoy socio honorario de la institución, saliendo electa la última dama de las nombradas.
Se procedió a su proclamación y a la preparación de un nutrido programa que fue celebrado el domingo 8 de mayo de 1966, programa que llegada la ocasión, resultó todo un éxito de concurrencia, ánimo y confraternidad. En el diario «El Comercio», del 7 de mayo de 1966, se publicó una nota donde también se hace mención que  la Central de Instituciones Puneñas celebraba el homenaje a la Madre en la persona de la dama Sra. Zoila Amat de Liendo.
Junto a la organización de este evento por el día de la Madre, la Junta Directiva promueve la convocatoria a los integrantes de la Orquesta del Centro Musical así como a otros nuevos integrantes, para ello se redacta un oficio circular que se hace llegar a diferentes puneños músicos,  citándolos a los ensayos que deberán iniciarse el sábado 30 de abril, como se muestra en el documento que se reproduce.
COMISION ESTATUTARIA Y OTROS
La Junta Directiva en su sesión del 4 de junio de 1966 nombró una comisión para elaborar y redactar el primer Estatuto de la Institución, fueron designados para esa tarea los señores Juan Carpio Mostajo, Juan Villalba Carpio, Donato Quispe Tumy, Máximo Quispe, también fueron invitadas a participar, las señoritas María Elena y Dora Villalba Moscoso.
Realizada la primera redacción por esta Comisión, la Junta Directiva ampliada en sucesivas reuniones logró aprobar hasta el Art. 6º, sin embargo este artículo motivó un tenso debate por el hecho de que en su contenido se propuso que la institución debiera estar integrada por «estudiantes, trabajadores y campesinos», capas sociales a las que en el ambiente político,  la izquierda reclamaba reivindicar; en aquellos años la situación política del país era conflictiva, por los  recientes problemas de las guerrillas y a causa de la lucha de clases que por entonces se mostraba muy evidente, por lo que dicho texto para algunos asambleístas tenía demasiada «carga política», y consideraban que estaba ajena a los verdaderos propósitos de la institución cuyo fin fundamental era difundir la música y danzas de Puno, así como reunir más a los puneños en una institución de carácter popular y que integrara a todas las capas sociales; por lo que, éste fue el motivo para la paralización del debate, lo cual tuvo como consecuencia que no se aprobara el Estatuto y así se postergó la posibilidad de inscribirse en Registros Públicos.
Lo que sí se aprobó en los primeros artículos, fue la denominación, su carácter, sus fines y objetivos, así como el Lema Institucional, para lo que se plantearon ocho propuestas, mereciendo la mayoría de votos la formulada por la señorita María Elena Villalba Moscoso: «POR PUNO EN EL FOLKLORE Y EL ARTE». Como también la propuesta formulada por Donato Quispe Tumy: «FOLKLORE PUNEÑO: EXPRESIÓN DE PERUANIDAD», a partir de entonces estos dos lemas fueron utilizados en toda la documentación oficial que emitió Brisas del Titikaka.
Hoy el primer lema ha sido cambiado por: «POR PUNO EN LA TRADICIÓN Y EL ARTE», y que continúa siendo utilizado en la documentación institucional, mientras que el segundo ha sido olvidado en el tiempo, a mérito de practicar el folklore boliviano y peruano en general con mayor insistencia.
A pesar que el texto completo del proyecto de  este Estatuto no fue aprobado, sirvió de base para la gestión institucional y así se mantuvo presente en los siguientes años, inclusive en base a ese Estatuto se realizan las elecciones de la Dra. Rosa Gutiérrez y el Sr. Carlos Cano.
Una inicial y positiva gestión que realizó esta Junta Directiva, fue concretada cuando la Casa de la Cultura, mediante el oficio Nº 41-F de enero de 1966, dirigido al Presidente Juan Carpio, confirma la inscripción del Centro Musical Brisas del Titicaca en su registro de instituciones culturales, con el número de registro 267-C5, hecho que permitió acogerse a la subvención lograda por el Dr. Ferreyra.
Primer Elenco de Danzas de Brisas del Titicaca
En agosto de 1966 llega a Lima el Conjunto Folklórico «Los Mensajeros del Ande» proveniente del distrito de Cojata en la provincia de Huancané, la delegación de 20 personas fue hospedada en el local del Instituto Politécnico José Pardo de la Av. Grau; enterados de esta notable presencia de artistas puneños en Lima,  Brisas del Titikaka asume la responsabilidad como promotora de este grupo, para organizarle sus presentaciones artísticas en el Coliseo Nacional ubicado en la Av. Bolívar, donde se presentó lo mejor del folklore y oficiando de gran promotor el folklorista Luis Pizarro Cerrón, presentándose además en el Instituto Peruano Francés, en dos colegios más, en Ventanilla y en una actuación por el día del preso en la isla penal de El Frontón y se contacta con la disquera Sono Radio donde graban un disco de Larga Duración con el nombre de «Zampoñas y Sicuris» de la Embajada Folklórica de Cojata.
Embajada de Cojata

En esa ocasión se realiza una visita a  la isla penal de El Frontón con el conjunto de danzas de Cojata y de un igual número de integrantes de Brisas del Titicaca, quienes muy entusiasmados pero también preocupados de su seguridad, deleitaron con su arte a los presos de dicho penal. 

El viaje de ida a la isla del penal fue bastante accidentado, sin embargo al retornar a Lima con el grueso de la delegación fueron recibidos en un colegio de El Agustino, gracias a la gentil invitación  del socio briseño y conocido folklorista Hernán Riveros Huerta, quien en compañía de su esposa, ofrecen a la delegación una cena de homenaje y celebración en la que participan más de 40 personas, que concluyó en una fiesta que duró hasta el día siguiente, con el acompañamiento del grupo musical de la institución y de los músicos de Cojata.
Ese año se cumplió el ofrecimiento del Senador Dr. José Ferreyra García, quien tiempo atrás se había comprometido gestionar que se incluya en el Presupuesto de la Nación, una partida a favor de Brisas del Titikaka, consistente en la suma de 20,000 soles, cantidad de dinero que fue transferida a la institución desde el Ministerio de Economía, y que fue cobrado en su totalidad en  montos de 3,000 soles mensuales, recibiendo con mucho agrado un dinero que en ese momento de crecimiento inicial era muy necesario, con ese dinero se compró instrumentos musicales, hasta entonces cada integrante aportaba su propio instrumento por varios años; se compró parte del vestuario de varones para la danza de la Pandilla.
Gloria Quispe - Armando Azcuña
 Comprados los instrumentos musicales, se nombró como sus padrinos al mismo Senador Ferreyra García, al músico Víctor Cuentas Ampuero y a la Señora Teófila Gutiérrez,  para concretar esta designación se organizó una ceremonia de inauguración de los instrumentos y del vestuario de varones, que se realizó el día sábado 27 de agosto de 1966, en el ya conocido local institucional del Jr. América Nº 649 Dpto. A, La Victoria, domicilio de Policarpo Miranda,  la reunión contó con la presencia de los padrinos, luego de la ceremonia protocolar, palabras del Presidente, como de los padrinos, se procedió a un «challasca» o un brindis por los nuevos bienes de la institución.
La reunión concluyó con bellas interpretaciones de la Estudiantina, canciones y baile de los concurrentes, aunque el espacio era pequeño, la reunión resultó muy amena y de grata recordación, por el auspicioso y generoso gesto de los padrinos presentes, como se ve de la fotografía reproducida en anterior página.
ACTIVIDADES ARTÍSTICAS EN 1966.
 En enero de 1966,  con motivo de realizarse los festejos del aniversario de la ciudad de Lima, el Elenco de Danzas y el grupo musical del Centro Musical Brisas del Titikaka, fueron invitados a inscribirse para el concurso folklórico amateur que organizó la Municipalidad de Lima, participando con la Marinera y la Pandilla Puneñas.
La presentación en el concurso fue exitosa, la primera etapa  se realizó a nivel distrital el 12 de enero en la Plaza Manco Cápac de La Victoria, donde resultaron ganadores obteniendo  el primer lugar. Después como representantes del distrito de La Victoria, participan en el concurso metropolitano realizado el 18 de enero en la Concha Acústica del Campo de Marte, esta vez alcanzaron un injusto segundo lugar por el favoritismo de su organizador, el Sr. Josafat Roel Pineda, quien optó en favor de los Danzantes de Tijera de Ayacucho, los que obtuvieron como premio S/. 25,000. Aunque este hecho fue reivindicado tres años después por Brisas del Titicaca, en un evento similar en el coliseo del Puente del Ejército, donde la institución logró un contundente primer lugar, evento que también fue organizado por esa misma persona, quien viajó el año 1967 a la Fiesta de la Virgen de La Candelaria de Puno por encargo de la Casa de la Cultura, a conocer  la real valía del folklore puneño.
En el mes de julio se realizó una concurrida presentación en el Grill del Hotel Bolívar, con motivo de la entrega de las Palmas Magisteriales a diversos profesores por parte del Ministerio de Educación, institución que invitó a Brisas del Titikaka para que ofrezca una presentación artística.
En el mes de agosto, el Centro Musical Brisas del Titikaka, ya conocido como un excelente grupo de música y danza puneñas, es invitado a una presentación en el Canal 7 TV del Estado, cuyo estudio estaba ubicado en piso 20 del Ministerio de Educación, la presentación en televisión se realiza con gran éxito y mayor emoción para los artistas de participar en un canal de televisión, así es que no perdieron la oportunidad de grabar en fotografías esta meritoria presentación, que son mostrados en las imágenes reproducidas en las siguientes páginas.
Así el elenco de Brisas del Titikaka y el grupo de música se hicieron mucho más conocidos y adquirieron mayor popularidad, participando posteriormente en diversas actividades que la institución organizaba, así como de las invitaciones que llegaban de otras instituciones, luciendo desinteresadamente el arte de Puno, con mucho entusiasmo y emoción.
ANIVERSARIO DE PUNO
El Consejo Directivo convocó a una Asamblea General de socios para el 1º de Octubre en el local del Jr. América 649 Dpto. A, con el objeto de presentar un informe sobre las cuotas extraordinarias que se aportaron para el homenaje de agradecimiento que se organizó a los Padrinos de los instrumentos, además de presentar un informe económico de la gestión, elegir al Vicepresidente, en vista que el Sr. Eduardo Moscoso, no estaba en condiciones de ejercer sus funciones, así como programar la organización de  un Baile Social con motivo del Aniversario de Puno; esta citación que se reproduce es suscrita por Juan Carpio Mostajo como Presidente y Carlos Seminario como Secretario.
La Asamblea se llevó a efecto conforme a lo previsto, con una amplia asistencia, los socios recibieron el informe acerca de las donaciones para el homenaje a los padrinos de los instrumentos, se informó sobre la situación económica de la institución, invocándose a todos los asistentes, a que aporten sus cuotas voluntarias necesarias para las gestiones institucionales, así mismo se autorizó que la Directiva programe las actividades celebratorias por el aniversario de Puno.
Por ese motivo el 06 de octubre de 1966 la Junta Directiva   se reune en sesión donde  se acuerda organizar el baile de confraternidad para el 5 de noviembre, con ocasión del aniversario de Puno, nombrándose de entre los asistentes a diversas comisiones de trabajo con ese objeto.
 La fiesta por el aniversario de Puno se realizó en el local de la Federación Nacional de Educadores del Perú (FENEP), ubicado en Paseo de la República Nº 261, que resultó una auténtica demostración de puneñismo; por la amplia convocatoria la asistencia de los socios fue masiva, así como la presencia por primera vez de nuevos amigos puneños que se incorporaron a esta tarea de construcción institucional; por eso la fiesta obtuvo gran éxito, allí actuaron el Conjunto Musical y el Elenco de Danzas de la institución, que deleitó a la concurrencia
En esa época al 24 de noviembre de 1966, cuando el Sr. Carlos Cano Pinazo, ya figuraba en la relación de asociados del Centro Musical Brisas del Titicaca,  su esposa, la Sra. Celia Velarde de Cano, que ejercía la Presidencia del «Centro Social Tarata», solicitó la colaboración del Centro Musical Brisas del Titikaka, para una presentación en su local ubicado en el Jr. Rufino Torrico Nº 532 en el centro de Lima. Esta reunión social duró hasta las nueve de la mañana del día siguiente, ya que la música interpretada por nuestro Centro Musical, fue del agrado de todos los asistentes a esa reunión, por ello concluida la fiesta al día siguiente, en agradecimiento a la excelente presentación de Brisas del Titikaka, el Sr. Carlos Cano invitó al grupo a su domicilio ubicado en el Jr. La  Mar Nº 920 en La Victoria, donde atendió a todos con un suculento desayuno y severas botellas de whisky, cosa rara para la muchachada briseña de entonces, que tomó el gesto con mucho agrado, aunque para muchos un trago de whisky les significó sobrepasar la ecuanimidad. En esa oportunidad los esposos Cano donaron a la institución mil soles de oro, como colaboración.
NUEVO LOCAL  Y  PRIMERAS FICHAS
Luego de la asamblea del 1º de octubre, donde concurrió un gran número de asociados, se constató que la casa cedida por la familia Miranda Morales resultaba muy pequeña, entonces los directivos de la institución se vieron obligados a buscar otro ambiente más amplio y qué mejor si fuera en el centro de Lima, donde pueda acogerse a más personas que día a día se acercaban a las actividades que programaba Brisas del Titikaka.
En aquellos meses los maestros primarios del movimiento sindical del magisterio peruano, integrados en el Frente Clasista Magisterial, habían alquilado un local ubicado en la Calle Belén Nº 1033 int. A  (segundo piso del Jr. De la Unión) en el Cercado de Lima, ante la gestión del Presidente del Centro Musical el Prof. Juan Carpio Mostajo, quien además de ser delegado nacional del magisterio puneño, era miembro del Frente Clasista Magisterial, se efectivisa  el uso de  dicho  local,  gracias también  al apoyo y gentileza de sus dirigentes, el Prof. Germán Caro Ríos y los profesores Carlos Gallardo Gonzáles y Carlos Cerrón Aquino, quienes aceptan ceder el local sin costo alguno, salvo cuando se realizaran actividades con asistencia masiva de socios, mientras que para las sesiones de la Junta Directiva y diversas coordinaciones, el local siempre estaba a disposición del Centro Musical.
Ese local se convirtió en un importante referente para los coterráneos que llegaban de Puno, en esa calle había (y hay) algunos hoteles pequeños, cómodos y accesibles para ellos.
Allí fue donde el 13 de julio de 1967,  la Dra. Rosa Gutiérrez Chávez fue elegida como segunda Presidenta de la institución. Durante casi un año en ese local se congregaban los briseños y puneños en general para las diversas actividades que se programaron entonces, época en que  se promueve la invitación a mayor número de puneños que desearan pertenecer como socios a Brisas del Titikaka, son tiempos en que llega un grupo numerosos de puneños, empleados, profesionales, entre otros que ya venían reuniéndose en diversos lugares, oficinas o domicilios sin contar  con una institución formal, o solo se reunían para compartir música, cuando era aniversario de Puno, Carnavales, Candelaria, algunos pertenecían a algún club asociado a la «Central».
La Directiva había encargado imprimir unas fichas de inscripción, antes de la Asamblea del 1 de octubre de 1966, por eso es que las primeras fichas de inscripción de los socios fueron emitidas  y suscritas a comienzos de ese mes,  con la razón social «Centro Musical Brisas del Titicaca», y como tal esta ficha tuvo una vigencia de dos años y tres meses, hasta enero de 1969.
A continuación se reproducen algunas de las primeras fichas de inscripción de entonces, confeccionadas en papel bond tamaño oficio, donde se registra como fecha de fundación 18 de diciembre de 1965, llevan  impresos los dos lemas de la institución, en la parte superior dice: FOLKLORE PUNEÑO «EXPRESIÓN DE  PERUANIDAD»  y en la parte inferior dice: «POR PUNO EN EL FOLKLORE Y EL ARTE», también se registran las referencias personales necesarias de los asociados, así como un compromiso a cumplir con lo dispuesto por el Estatuto, para entonces en la ficha no se registraba el número de inscripción del asociado, que aún no cotizaban económicamente por que no había un Estatuto formalmente aprobado, las cuotas que aportaban eran voluntarias,  también la cuota de inscripción que se solicitaba era voluntaria.
A continuación al analizar una Ficha de Inscripción en blanco del Centro Musical Brisas del Titicaca, encontramos que el impreso lleva la dirección de Jirón América 649 A, La Victoria (domicilio de Policarpo Miranda), en el original de esta ficha que obra en archivo del autor, la dirección está tachada y  reemplazada a lapicero con la dirección de Jr. Belén 1033 - Lima, estas fichas fueron utilizadas durante la presidencia del Profesor Juan Carpio Mostajo, la Dra. Rosa Gutiérrez Chávez  y Carlos Cano Pinazo, hasta que fueron cambiadas en enero de 1969,  en que se diseña una nueva ficha de inscripción en tarjetas de cartulina color celeste, esa vez ya con la denominación de «Asociación Cultural Brisas del Titicaca».
Ojalá en algún momento se haga efectivo el acuerdo de asamblea del 13 de setiembre de 1997 (Boletín Nº 8 de Brisas), en la que se acuerda que quienes fueron registrados de 1962 a 1967, sean incorporados sin el pago de su cuota de ingreso; así quienes hoy no están en el padrón, sean readmitidos como asociados, en vista que dicho acuerdo nunca ha sido derogado.
RELACION DE SOCIOS
Una de las más importantes y meritorias preocupaciones del Prof. Juan Carpio Mostajo, -a quien hay que reconocerle su incomparable inquietud de organizador y promotor- fue la de formalizar la institución en sus diversos aspectos; además de las reuniones del Consejo Directivo, las Asambleas Generales, también se preocupó de la programación de las más caracterizadas actividades, que ya se habían convertido en tradicionales,  como son la del paseo de Carnaval, el Homenaje a la Madre Puneña, la celebración del Aniversario Patrio, homenaje al Aniversario de Puno, y el infaltable y tradicional Bautizo de T’anta Wawa, así como el Aniversario Institucional y la fiesta de Año Nuevo entre otras actividades a las que le brindó su atención en afán de que cuenten con una mayor asistencia.
Otra de su preocupaciones por la formalización institucional, además de las fichas de inscripción, fue la elaboración de un «Padrón de Socios», es decir contar con una relación de todos los que estaban en torno a Brisas, lograda en paciente recopilación de datos inclusive de quienes no habían firmado la ficha  de inscripción, y como es lógico en esta relación se incluía las direcciones de los asociados, así se sabría a donde hacerles llegar las citaciones e invitaciones respectivas, como también ayudaría a organizar el control de cuotas voluntarias.
Esta relación de socios y socias de Brisas del Titikaka  mecanografiada el  24 de Noviembre de 1966, fue elaborada en una máquina de escribir por el entonces Presidente de la Junta Directiva Sr. Juan Carpio Mostajo, quien ha proporcionado personalmente en su momento, el original de dicho documento que está en papel periódico, se constituye pues en el primer padrón de socios, donde se incluye a las personas que se habían integrado a Brisas del Titikaka, desde 1962 hasta 1966;  están los músicos, danzarines,  todos mayores de edad,  quienes fueron empadronados e inscritos en la institución, llenando las fichas de color blanco que para entonces estaban en uso, y eran  manejadas por el secretario Carlos Seminario. 
No están  en la relación algunas personas que inicialmente habían participado en Brisas y que se habían alejado de ella por algún motivo; tampoco están quienes se incorporaron posteriormente, es decir los que llegaron a Brisas ya en el año de 1967.
Revisando los nombres en manuscrito al final de la lista, se pude leer los nombres de José Morón Bocángel, Ismael Romero Panclas, Cecilia Bolaños de Ordoñez, Walter Guerra Cueto de nacionalidad boliviana, Nestor Cuentas Pizarro,  Alberto Aguilar Cuba. También está registrado con el número 91, Víctor Cuentas Ampuero, ese gran compositor puneño, autor de numerosos temas musicales puneños, quien llegó a ser Vicepresidente de la Junta Directiva de 1967-1968, así como a Fausto Zavaleta, distinguido director de la empresa minera Minsur.

Hay que fijarse con mayor detalle al final de la relación, donde están los nombres de dos personajes muy importantes para la cultura puneña y en especial para el orgullo de la historia de Brisas del Titicaca, ellos son Carmen Gallardo Muguertegui de nacionalidad Boliviana y su «compañero» Arturo Peralta Miranda, el conocidísimo escritor puneño «Gamaliel Churata», domiciliados en Domingo Millan 893, Dpto. 201, en Jesús María; Churata fue «dispensado por edad en poseer L.E.» como dice la nota ; ellos vivieron los últimos años de su vida en Lima,  compartiendo con los puneños en Lima sus experiencias vividas, luego de un largo exilio del autor de «El Pez de Oro» en Bolivia.
En total en esta histórica relación, se incluye a 107 personas (el Nº 22 y 71 corresponden a una misma persona).
Sin embargo, una relación más amplia de cerca de 170 personas hasta 1967, fue proporcionada  por Juan Carpio Mostajo, confrontada con los iniciales protagonistas, quienes suscribieron esa información; la relación fue publicada en la edición Nº 17 de la revista Aswan Qhari y se incluye en los anexos del presente libro.
EL «PRIMER ANIVERSARIO»
En diciembre de 1966, se celebra el «Primer Aniversario Institucional», en recuerdo a lo sucedido el 18 de diciembre de 1965, cuando se institucionaliza el «Centro Musical»; la tarjeta de invitación que se reproduce, fue impresa para la ocasión y circulada entre los socios.
La celebración se realizó en una reunión realizada el domingo 18 de diciembre de 1966 a partir de las 3.00 p.m.  en el Jr. Diego Ferré Nº 425 (al final de la Av. Brasil), en la Escuela Prevocacional de Magdalena del Mar cuyo director  era el Profesor Toribio Armas León, socio de Brisas del Titicaca, la fiesta incluyó un programa especial y la participación del conjunto orquestal.  Nótese en la tarjeta  el lema institucional «FOLKLORE PUNEÑO: EXPRESIÓN DE PERUANIDAD».
La programación del «Primer Aniversario» institucional contó con numerosa asistencia, la escuela primaria donde se realizó ofrecía buenas condiciones para la parte cultural del programa, en el que luego de entonar el Himno Nacional, hizo uso de la palabra el Presidente el Prof. Juan Carpio Mostajo, resaltando la trascendencia de este gran paso dado por los puneños de origen popular en formalizar una institución que represente a todos los puneños, como una alternativa a diversas instituciones de carácter distrital y/o provincial que existían y que muchas de ellas estaban agrupadas en la Central de Instituciones Puneñas, que por su particularidad de ser una institución mayor y de segundo orden, se reunía para ocasiones muy especiales, o del Club Departamental que era muy limitado en su convocatoria y apertura.
Habrían sido premonitorias las palabras del profesor Carpio Mostajo, cuando en su alocución resalta la trascendencia de las decisiones tomadas por los puneños hacía un año atrás; y que al conmemorar el primer año de la formalización institucional, se había comprendido que la única forma de seguir existiendo con su propia identidad en una ciudad cosmopolita, solo es valorando su propia cultura y tradiciones, sin discriminar a nadie por razones de su economía, status social o raza de origen.
Y para premiar esa inquietud de los puneños que colaboraron durante el año con la institución, se distinguió a diversos socios y socias que contribuyeron desinteresadamente con la formalización, así como en diversas actividades realizadas, otorgándoles por ese motivo, diplomas y presentes diversos en reconocimiento a su colaboración.
En la parte artística del programa se presentó una estampa de folklore con la danza del Q’ajelo interpretado ya en ese entonces por Gerardo Barbosa Idiaquez, también participó el conjunto puneño «Los Kollas», la joven estudiante Luz Delia Riveros Huertas recitó un bello y sentido poema  «Canto a Puno en su Día», y finalmente participó el Elenco de Danzas interpretando la Marinera y Pandilla Puneña, con el marco musical de la Estudiantina institucional y luego del brindis con una copa de champagne,  la actividad concluye en una fiesta amenizada por el mismo conjunto briseño y por supuesto con tocadiscos que reproducía música puneña y andina de la época.
 ELECCIONES  PARA EL  PERIODO 1967-1968
A principios de 1967 Juan Carpio Mostajo ya había cumplido un año de gestión presidencial y era necesario convocar  a elecciones para renovar el Consejo Directivo, para ello había que «asegurar primero» la aceptación previa de alguien en el cargo, lo que en ese entonces  no era fácil lograr.
Entre los meses de junio y julio de 1967 un grupo de asociados propone a la distinguida educadora azangarina Dra. Rosa Gutiérrez Chávez como Presidenta del Centro Musical Brisas del Titicaca, para efectivizar esta propuesta se designó una comisión a fin de que....    continuará

miércoles, 14 de noviembre de 2012

50 AÑOS DE BRISAS DEL TITICACA 2

Esta es la verdadera historia de Brisas del Titicaca... continuación:




EL PRIMER  GRUPO ORGANIZADO DE DANZAS
A finales de 1965, luego de la presentación que se realizó en la Municipalidad de Lima, se había creado la necesidad de contar con un grupo de danzas propio, propósito que se logra organizando el primer elenco de danzas con la participación de muchos jóvenes damas y varones, puneños y no puneños, que fueron invitados a participar en los ensayos que los días sábados en la tarde, se realizaban en la azotea de la casa de Policarpo Miranda, los ensayos en la coreografía estuvieron a cargo de un entusiasta joven Edgar Bueno Aguirre, interpretando la más popular danza mestiza de entonces: la Marinera y Pandilla Puneñas.
Fueron dos a tres meses de ensayos, practicando el paso bien cojeadito, al ritmo del mismo conjunto musical, como hoy se diría «en vivo y directo», hasta que ya estuvieran listos para cualquier presentación pública, y en este primer caso los ensayos se intensificaron con el objeto de participar en la fiesta que se estaba preparando para el mes de diciembre.
Para la  primera presentación del elenco ante el público, realizada el 18 de diciembre de 1965, luego de la asamblea/fiesta en el local de la Federación Construcción Civil de la Av. Prolongación Cangallo, debutaron con un vestuario consistente en lo siguiente, los varones tenían pantalones color blanco, sombreros de paja del mismo  color, adquiridos por la institución, sacos negros y mantones de diverso color, conseguidos por los mismos danzarines; los trajes de las chicas, que eran de chola puneña, incluían pollera, blusa, mantón y sombrero de pana, este vestuario de Chola como los mantones del varón, estuvieron a disposición gracias a la gentileza de la asociada Cecilia Bolaños de Ordóñez, quien los prestaba sin ningún interés; posteriormente este vestuario consistente en 6 trajes de cholas puneñas, fue donado a la institución por la Sra. Cecilia hacia finales de 1968; en algún momento el vestuario también fue facilitado por las señoras Flora Valdez de Málaga,  Silvia Morales de Guardia, y Palmira Morales de Miranda.
Este primer grupo de danzarines que participó en esa presentación, estuvo conformado por las siguientes personas,  entre las chicas Gloria Gómez Quispe, Gladys Miranda Morales, Diana Mauricio, Jhony Chacón Aguilar, Dolly Miranda Morales y Lupe Ochoa, y entre los varones estaban Edgar Bueno Aguirre, Carlos Seminario Salazar, Hugo Romero Manrique, Wilmar Orlando Miranda Morales, Isaac Bustamante Velazco, y Armando Azcuña Niño de Guzmán.
Este elenco de danzas integrado por 6 parejas que debutó como Brisas del Titikaka con gran auspicio, mayor beneplácito y alegría de los briseños que ya veían plasmados sus objetivos en la promoción y difusión de las tradiciones del folklore puneño; para el Concurso Nacional del Huayño entre diciembre del 65 y enero del 66 y las siguientes actuaciones públicas, se incorporaron los niños Odile Miranda Morales (Hija de Policarpo Miranda) y Benjamín Moscoso Morales (Hijo de Eduardo Moscoso).  Como se ve todos los hijos de Policarpo Miranda y Palmira Morales.
También se incorporaron Ruth Fernández Valdez, Felícitas Moreano, Vilma Luque Carpio, Teresa Luque Carpio, July Portugal Sánchez, Katty Castillo, Héctor Aguilar Valencia, Teófilo Rubira, Nolasco Maydana Velazco, Miguel Angel Biamón Rojas, algunos de ellos continuaron participando en el Elenco de Danzas inclusive hasta 1970, a todos ellos se les puede  apreciar en las fotografías tomadas durante la presentación realizada en 1966 en el Colegio La Salle de Breña, reproducidas en estas páginas.
FORMALIZACION INSTITUCIONAL
Antes que en setiembre de 1970, se haya alcanzado la formalización legal de la institución, con la inscripción registral de la Asociación, luego de cuatro años de realizar gestiones, se ha tenido que superar una serie de dificultades y cumplir los dispositivos legales que habían sido emitidos en su momento entre 1965 y 1966, no solo por la decisión de los briseños de entonces de formalizar la institución, sino también que esta decisión estuvo basada en argumentos legales y disposiciones gubernamentales emitidas en su momento, y no es como aun se cree o está en el pensamiento de alguien, que la Asociación habría surgido de la mente de algún iluminado, sino todo lo contrario, fue consecuencia de decisiones tomadas en base a fundamentos legales que había que tener en cuenta y que aquí se analizan.
El 13 de septiembre de 1965 el Congreso de la República había aprobado y publicado la Ley Nº 15624, «Ley de Fomento de Cultura» mediante la cual se crean e instituyen las Casas de la Cultura como entidades encargadas de fomentar la cultura. En los Arts. 23º y 24º de dicha Ley, se hace referencia a las condiciones y requisitos que deben cumplir las organizaciones que deseen ser reconocidas como asociaciones culturales y así puedan acogerse al régimen especial que se había establecido en favor de ellas, y obtener exoneraciones en las tasas fiscales, municipales y otro tipo de ventajas establecidas en el Art. 20º de dicha Ley, que resultaron beneficiosas para las instituciones culturales sin fines de lucro, como le encargara la ley en su Art. 11, a las Casas del Cultura, que se lee.
«Promover y estimular intensamente la actividad institucional o individual de los cultores de las ciencias, las letras, las letras y de cualesquiera manifestaciones de la cultura.»
Para cumplir con la ley, el Ministerio de Educación mediante la Dirección de Cultura emite la Resolución Directoral  Nº 199 del 26 de febrero de 1996, referida al «Reconocimiento e inscripción de las asociaciones culturales», esta Resolución fue reglamentada a favor de las instituciones culturales (Asociaciones, Centros, Clubes, Círculos y otros) mediante una Resolución Directoral del 19 de abril de 1966, firmada por el Director de la Casa de la Cultura del Perú, Fernando Silva Santiesteban, aprobando el «Reglamento para reconocimiento oficial de Asociaciones Culturales». Esta Resolución como el texto de la Ley son publicadas en el diario «El Peruano»(5).
Conocida esta nueva disposición legal en 1965, aún antes de haberse reglamentado todavía, el primer gesto que tomaron los integrantes de Brisas del Titikaka fue el deseo de su formalización institucional; a pesar que el Conjunto Musical no solo actuaba ya como tal, sino que también contaba con un representante, Policarpo Miranda,  quien además de director oficiaba de Presidente, siendo Secretario Antonio Ontiveros, y los demás integrantes hacían de directivos. En vista que el número de integrantes cada día crecía más y más, la cantidad y calidad de simpatizantes, músicos, danzarines se incrementaba día a día, era necesario elegir una Directiva nueva, ya que Policarpo Miranda, no necesariamente podía ejercer la doble función de Director del Conjunto y Presidente del entonces ya denominado Centro Musical(*).

Ante este deseo de cambios y necesidad de formalización institucional para alcanzar el reconocimiento oficial como Asociación Cultural, que auspiciaba la Ley de Fomento de la Cultura hacia poco promulgada por el Presidente Belaunde; el grupo briseño en común acuerdo convocó a una Asamblea General que se realizó el 18 de diciembre de 1965, en el local de la Federación de Trabajadores de Construcción Civil de Lima, ubicado en Prolongación Cangallo Nº 670, en La Victoria; allí  se acordó denominar definitivamente a la institución como Centro Musical Brisas del Titicaca, para después elegir una Junta Directiva completa, hecho que  se concreta  en la Asamblea que se realiza el 05 de febrero de 1966 en el domicilio de Policarpo Miranda Jr. América 649 Dpto. A, en La Victoria. Hay que tomar en cuenta que esta denominación «oficial» se mantuvo hasta el 28 de noviembre de 1968.
Esta Asamblea, que además concluyó con una fiesta social, rebasó las expectativas de los organizadores, con la concurrencia de gran número de puneños, quienes «por primera vez llenaban» un local amplio y moderno, bailando toda la noche y terminando la fiesta en las calles de la Victoria al mediodía siguiente, hecho que entonces y ahora es visto como una exageración, pero en fin, una costumbre que se ha repetido en varias oportunidades.  ¡Que tal espíritu y voluntad!.
Allí la Pandilla interpretada por el elenco y el grupo musical lograron su consagración y por consiguiente el inmediato crecimiento y desarrollo de Brisas del Titikaka. «Ahora sí podemos formalizar nuestra institución, y alcanzar su reconocimiento legal» se decía. Esta es una de las primeras actuaciones en público y considerado como el verdadero debut auspicioso del primer elenco de danzas, que fue aclamado con sonoros aplausos de los concurrentes. Lamentablemente no  se ha encontrado fotografías de esa actuación que de seguro mostrarían el éxito que alcanzó.
A la fiesta asistieron dos representantes del Senador Dr. José Ferreyra García, quien había sido designado Padrino de la fiesta por recomendación del maestro Jorge Huirse Reyes;  Ferreyra no pudo asistir, por lo que envió como sus representantes, a su secretario personal el Dr. García y su edecán el Cap. GC Teófanes Leyva, quienes contagiados de la alegría, departieron en la fiesta con mucho gusto de conocer y compartir con tanta buena gente puneña, apreciando con admiración la excelente actuación del grupo musical y del elenco de danzas, quizá vista por primera vez por ellos. Posteriormente informaron al Dr. Ferreyra García del éxito de la reunión y la calidad de la música y la danza presentadas esa noche, motivo por el cual días después se recibe una invitación para participar en la celebración de los 15 años de la hija del Dr. Ferreyra, quien había manifestado su inquietud por tener al grupo completo en la fiesta que le organizó a su hija en su domicilio de Chorrillos.
Al asistir a la casa del Senador Ferreyra, los músicos y los danzarines, interpretaron  una  señorial Marinera Puneña, acompañada con la euforia y alegría de la Pandilla Puneña, danza de carnaval callejero, conducida con las hilarantes gritos del bastonero Edgar Bueno Aguirre, quien a la  voz de «¡Aura!», motivaba el entusiasmo de los danzarines y de los músicos que dirigía Policarpo Miranda, dejando con esta interpretación, muy embelesado al Dr. Ferreyra quien en respuesta y como agradecimiento, ofreció gestionar una partida de veinte mil soles del erario nacional a favor de Brisas del Titikaka, hecho que posteriormente logró sea asignado mediante una Ley y que fue cobrado en su totalidad, al formalizarse como Centro Musical Brisas del Titikaka y ser reconocida como institución por la Casa de la Cultura.
ELECCIÓN DE LA PRIMERA  JUNTA DIRECTIVA
A fines de diciembre de 1965 la institución se conducía bajo la Dirección de Policarpo Miranda Mestas, como Secretario ejercía Ricardo Lenz Sánchez, como fiscal, Moisés Luque Vásquez, la actividad institucional como el número de músicos y simpatizantes había crecido, la forma de promover y difundir la música puneña del Conjunto Musical, la cantidad de quienes  los acompañaban en los ensayos o en las serenatas se había incrementado; era el momento de consolidar o formalizar una institución, con todas las característica que ésta alternativa irroga. Había pues llegado la hora de dar un paso cualitativo.
El éxito alcanzado en la reunión del 18 de diciembre de 1965, permitió ponerse de acuerdo que era necesario formalizarse como Centro Musical, Policarpo Miranda no deseaba continuar haciendo las veces de Presidente por su  labor como Director del grupo de música, se hacía necesario que otra persona asumiera este cargo, con una directiva más amplia, que incluyera no solo a los músicos, sino a todos los simpatizantes e integrantes que acompañados de su familia, se habían sumado a esta gran iniciativa de convocar a los puneños en general en una institución popular, sin discriminación de raza ni credo, sin condición social o económica, sin filiación política ni religiosa, por eso nunca se formó cofradía alguna que pudiera discriminar.
Para concretar esta decisión, de común acuerdo el 05 de febrero de 1966, se realizó una  Asamblea en el domicilio de Policarpo Miranda, para elegir la Junta Directiva, cuya tarea principal sería la de  conducir a la institución y realizar los trámites para su reconocimiento legal, tanto por  la Casa de la Cultura, como por otras instituciones públicas, además de elaborar el Estatuto, inscribirla en la oficina de Registros Públicos y lograr su personería jurídica, como la disponía la nueva ley de setiembre de 1965.
En esa asamblea  se eligió por unanimidad a la primera Junta Directiva del Centro Musical Brisas del Titikaka para el periodo de un año (1966-1967), los cargos recayeron en las siguientes personas:
Presidente    :    Juan José Carpio Mostajo
Vicepresidente    :    Eduardo Moscoso Gonzáles
Secretario    :    Carlos Seminario Salazar
Tesorero    :    Ricardo Lenz Sánchez
Pro Tesorero    :    Cesar Cervantes Mollinedo
Coord. de Act. Artísticas    :       Juan Villalba Moscoso
Sec.  de Disciplina         :       Eduardo Málaga  Bustamante
Sec. de Asun. Femeninos    :       Gloria Gómez Quispe
Director de Orquesta         :       Policarpo Miranda Mestas
Sub director de Orquesta    :       Tommy Sardón Bacarreza
Director de Danzas    :    Edgar Bueno Aguirre
Sec. de Deportes y Rec.    :     Humberto Miranda Montes de Oca
Sec. de Asistencia Social    :    Annon León Veliz
Sec. de Organización    :       Julio Alarcón Flores
Sec. de Cultura    :    Florencio Torres Ramos
Sec. de Prensa y Prop.    :    Eleodoro Loza Velásquez
Sec. de RR PP    :    Gerardo Barbosa Idiaquez
Sec. de Escenografía    :    María Elena Villalba Moscoso

Con la elección de la primera Directiva bajo la presidencia del Profesor Juan Carpio Mostajo e integrada por 18 personas, se formalizó la actividad institucional que a continuación se recuerda, publicando innumerables documentos gráficos y textuales inéditos, fruto de varios años de constante y sacrificada labor de acopio que personalmente se hizo; para que al fin se conozca en forma indubitable, los verdaderos orígenes de Brisas del Titikaka, como muestra de la seriedad con que se pueden relatar  los hechos sucedidos en la época de la génesis institucional.
JUAN CARPIO MOSTAJO

Juan Carpio Mostajo, quien entonces  y durante algunos años vivía en el Jr. Inclán 240 del popular barrio de Miramar en el distrito de San Miguel, fue un personaje muy singular que muchos no lo consideraron como tal, sin embargo por la importancia de su actuación dirigencial, en una cuantas líneas se puede resumir su personalidad.
Él  estuvo desde los primeros años en torno a Brisas del Titicaca, fue uno de sus primeros organizadores de la gente que estaba en torno al Conjunto, no era músico, mas bien era profesor de educación primaria, dirigente magisterial, de fuerte orientación popular y con reconocida y convicta militancia política de izquierda, -«a toda honra» decía-, siendo también delegado del magisterio puneño ante las organizaciones gremiales del sector profesional del Magisterio, labor que también cumplía con complacida convicción.
Don Juan Carpio, fue muy entusiasta y organizador social en su carrera magisterial, actitud que la practicó en Brisas del Titicaca al asumir la primera Presidencia institucional, a él se le debe muchos logros institucionales de entonces, fue duro en su defensa de la moralidad y el orden, crítico de todo hecho que no estuviera de acuerdo con la verdad, empedernido y entusiasta puneño que le había dedicado toda su vida a la defensa de sus principios y de la cultura andina, expresada en las manifestaciones culturales de Puno; su duro carácter de defensor de la moral y la verdad le generó muchos anticuerpos e incomprensiones, como también algunos «enemigos» ocasionales o «gratuitos», tanto así que al final de sus días, cuando  se propuso contar «la verdad» acerca del origen de Brisas del Titicaca, a través de ser el redactor principal de las publicaciones realizadas por la revista Aswan  Qhari, este hecho le trajo mayores problemas que abonaron más para ganarse serios «opositores», tanto así que cuando decidió retornar a la institución solicitando su incorporación formal, no fue atendido, mas bien postergado, ya que exigía se respete el acuerdo de una Asamblea que disponía incorporar libremente a socios que hubieran estado en Brisas hasta 1968; algo más, fue observada su conducta crítica y su atrevimiento de contar públicamente «su historia» en un medio de comunicación; actitudes que devinieron desde antes y después, en el hecho que aun no se le haya querido reconocer por algunos, como el Primer Presidente de Brisas del Titicaca elegido democráticamente, como no se le ha querido reconocer en vida, su derecho de estar considerado en la «Galería de Presidentes». 
Juan Carpio Mostajo nunca arrió sus banderas, como se diría en Puno, fue un terco en sus convicciones y así como tal, jamás enterró su derecho a opinar, nunca se rindió ante nadie y aun así decía «yañuchihuaypis», actitud que denota orgullo (del quechua: «así me maten»).
Desde aquí se le desea honor, gloria y paz en la tumba al buen amigo de los amigos.
GESTION DE LA PRIMERA JUNTA DIRECTIVA
Una vez elegida la Junta Directiva, su primera convocatoria formal se realiza para el 1 de abril, mediante un oficio circular del Presidente Juan Carpio Mostajo dirigido a los integrantes de la Junta Directiva, invitándolos a una reunión donde se trataría cuatro temas de mucha importancia institucional en la orden del día, como son:

1..... continuara