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miércoles, 14 de noviembre de 2012

50 AÑOS DE BRISAS DEL TITICACA 2

Esta es la verdadera historia de Brisas del Titicaca... continuación:




EL PRIMER  GRUPO ORGANIZADO DE DANZAS
A finales de 1965, luego de la presentación que se realizó en la Municipalidad de Lima, se había creado la necesidad de contar con un grupo de danzas propio, propósito que se logra organizando el primer elenco de danzas con la participación de muchos jóvenes damas y varones, puneños y no puneños, que fueron invitados a participar en los ensayos que los días sábados en la tarde, se realizaban en la azotea de la casa de Policarpo Miranda, los ensayos en la coreografía estuvieron a cargo de un entusiasta joven Edgar Bueno Aguirre, interpretando la más popular danza mestiza de entonces: la Marinera y Pandilla Puneñas.
Fueron dos a tres meses de ensayos, practicando el paso bien cojeadito, al ritmo del mismo conjunto musical, como hoy se diría «en vivo y directo», hasta que ya estuvieran listos para cualquier presentación pública, y en este primer caso los ensayos se intensificaron con el objeto de participar en la fiesta que se estaba preparando para el mes de diciembre.
Para la  primera presentación del elenco ante el público, realizada el 18 de diciembre de 1965, luego de la asamblea/fiesta en el local de la Federación Construcción Civil de la Av. Prolongación Cangallo, debutaron con un vestuario consistente en lo siguiente, los varones tenían pantalones color blanco, sombreros de paja del mismo  color, adquiridos por la institución, sacos negros y mantones de diverso color, conseguidos por los mismos danzarines; los trajes de las chicas, que eran de chola puneña, incluían pollera, blusa, mantón y sombrero de pana, este vestuario de Chola como los mantones del varón, estuvieron a disposición gracias a la gentileza de la asociada Cecilia Bolaños de Ordóñez, quien los prestaba sin ningún interés; posteriormente este vestuario consistente en 6 trajes de cholas puneñas, fue donado a la institución por la Sra. Cecilia hacia finales de 1968; en algún momento el vestuario también fue facilitado por las señoras Flora Valdez de Málaga,  Silvia Morales de Guardia, y Palmira Morales de Miranda.
Este primer grupo de danzarines que participó en esa presentación, estuvo conformado por las siguientes personas,  entre las chicas Gloria Gómez Quispe, Gladys Miranda Morales, Diana Mauricio, Jhony Chacón Aguilar, Dolly Miranda Morales y Lupe Ochoa, y entre los varones estaban Edgar Bueno Aguirre, Carlos Seminario Salazar, Hugo Romero Manrique, Wilmar Orlando Miranda Morales, Isaac Bustamante Velazco, y Armando Azcuña Niño de Guzmán.
Este elenco de danzas integrado por 6 parejas que debutó como Brisas del Titikaka con gran auspicio, mayor beneplácito y alegría de los briseños que ya veían plasmados sus objetivos en la promoción y difusión de las tradiciones del folklore puneño; para el Concurso Nacional del Huayño entre diciembre del 65 y enero del 66 y las siguientes actuaciones públicas, se incorporaron los niños Odile Miranda Morales (Hija de Policarpo Miranda) y Benjamín Moscoso Morales (Hijo de Eduardo Moscoso).  Como se ve todos los hijos de Policarpo Miranda y Palmira Morales.
También se incorporaron Ruth Fernández Valdez, Felícitas Moreano, Vilma Luque Carpio, Teresa Luque Carpio, July Portugal Sánchez, Katty Castillo, Héctor Aguilar Valencia, Teófilo Rubira, Nolasco Maydana Velazco, Miguel Angel Biamón Rojas, algunos de ellos continuaron participando en el Elenco de Danzas inclusive hasta 1970, a todos ellos se les puede  apreciar en las fotografías tomadas durante la presentación realizada en 1966 en el Colegio La Salle de Breña, reproducidas en estas páginas.
FORMALIZACION INSTITUCIONAL
Antes que en setiembre de 1970, se haya alcanzado la formalización legal de la institución, con la inscripción registral de la Asociación, luego de cuatro años de realizar gestiones, se ha tenido que superar una serie de dificultades y cumplir los dispositivos legales que habían sido emitidos en su momento entre 1965 y 1966, no solo por la decisión de los briseños de entonces de formalizar la institución, sino también que esta decisión estuvo basada en argumentos legales y disposiciones gubernamentales emitidas en su momento, y no es como aun se cree o está en el pensamiento de alguien, que la Asociación habría surgido de la mente de algún iluminado, sino todo lo contrario, fue consecuencia de decisiones tomadas en base a fundamentos legales que había que tener en cuenta y que aquí se analizan.
El 13 de septiembre de 1965 el Congreso de la República había aprobado y publicado la Ley Nº 15624, «Ley de Fomento de Cultura» mediante la cual se crean e instituyen las Casas de la Cultura como entidades encargadas de fomentar la cultura. En los Arts. 23º y 24º de dicha Ley, se hace referencia a las condiciones y requisitos que deben cumplir las organizaciones que deseen ser reconocidas como asociaciones culturales y así puedan acogerse al régimen especial que se había establecido en favor de ellas, y obtener exoneraciones en las tasas fiscales, municipales y otro tipo de ventajas establecidas en el Art. 20º de dicha Ley, que resultaron beneficiosas para las instituciones culturales sin fines de lucro, como le encargara la ley en su Art. 11, a las Casas del Cultura, que se lee.
«Promover y estimular intensamente la actividad institucional o individual de los cultores de las ciencias, las letras, las letras y de cualesquiera manifestaciones de la cultura.»
Para cumplir con la ley, el Ministerio de Educación mediante la Dirección de Cultura emite la Resolución Directoral  Nº 199 del 26 de febrero de 1996, referida al «Reconocimiento e inscripción de las asociaciones culturales», esta Resolución fue reglamentada a favor de las instituciones culturales (Asociaciones, Centros, Clubes, Círculos y otros) mediante una Resolución Directoral del 19 de abril de 1966, firmada por el Director de la Casa de la Cultura del Perú, Fernando Silva Santiesteban, aprobando el «Reglamento para reconocimiento oficial de Asociaciones Culturales». Esta Resolución como el texto de la Ley son publicadas en el diario «El Peruano»(5).
Conocida esta nueva disposición legal en 1965, aún antes de haberse reglamentado todavía, el primer gesto que tomaron los integrantes de Brisas del Titikaka fue el deseo de su formalización institucional; a pesar que el Conjunto Musical no solo actuaba ya como tal, sino que también contaba con un representante, Policarpo Miranda,  quien además de director oficiaba de Presidente, siendo Secretario Antonio Ontiveros, y los demás integrantes hacían de directivos. En vista que el número de integrantes cada día crecía más y más, la cantidad y calidad de simpatizantes, músicos, danzarines se incrementaba día a día, era necesario elegir una Directiva nueva, ya que Policarpo Miranda, no necesariamente podía ejercer la doble función de Director del Conjunto y Presidente del entonces ya denominado Centro Musical(*).

Ante este deseo de cambios y necesidad de formalización institucional para alcanzar el reconocimiento oficial como Asociación Cultural, que auspiciaba la Ley de Fomento de la Cultura hacia poco promulgada por el Presidente Belaunde; el grupo briseño en común acuerdo convocó a una Asamblea General que se realizó el 18 de diciembre de 1965, en el local de la Federación de Trabajadores de Construcción Civil de Lima, ubicado en Prolongación Cangallo Nº 670, en La Victoria; allí  se acordó denominar definitivamente a la institución como Centro Musical Brisas del Titicaca, para después elegir una Junta Directiva completa, hecho que  se concreta  en la Asamblea que se realiza el 05 de febrero de 1966 en el domicilio de Policarpo Miranda Jr. América 649 Dpto. A, en La Victoria. Hay que tomar en cuenta que esta denominación «oficial» se mantuvo hasta el 28 de noviembre de 1968.
Esta Asamblea, que además concluyó con una fiesta social, rebasó las expectativas de los organizadores, con la concurrencia de gran número de puneños, quienes «por primera vez llenaban» un local amplio y moderno, bailando toda la noche y terminando la fiesta en las calles de la Victoria al mediodía siguiente, hecho que entonces y ahora es visto como una exageración, pero en fin, una costumbre que se ha repetido en varias oportunidades.  ¡Que tal espíritu y voluntad!.
Allí la Pandilla interpretada por el elenco y el grupo musical lograron su consagración y por consiguiente el inmediato crecimiento y desarrollo de Brisas del Titikaka. «Ahora sí podemos formalizar nuestra institución, y alcanzar su reconocimiento legal» se decía. Esta es una de las primeras actuaciones en público y considerado como el verdadero debut auspicioso del primer elenco de danzas, que fue aclamado con sonoros aplausos de los concurrentes. Lamentablemente no  se ha encontrado fotografías de esa actuación que de seguro mostrarían el éxito que alcanzó.
A la fiesta asistieron dos representantes del Senador Dr. José Ferreyra García, quien había sido designado Padrino de la fiesta por recomendación del maestro Jorge Huirse Reyes;  Ferreyra no pudo asistir, por lo que envió como sus representantes, a su secretario personal el Dr. García y su edecán el Cap. GC Teófanes Leyva, quienes contagiados de la alegría, departieron en la fiesta con mucho gusto de conocer y compartir con tanta buena gente puneña, apreciando con admiración la excelente actuación del grupo musical y del elenco de danzas, quizá vista por primera vez por ellos. Posteriormente informaron al Dr. Ferreyra García del éxito de la reunión y la calidad de la música y la danza presentadas esa noche, motivo por el cual días después se recibe una invitación para participar en la celebración de los 15 años de la hija del Dr. Ferreyra, quien había manifestado su inquietud por tener al grupo completo en la fiesta que le organizó a su hija en su domicilio de Chorrillos.
Al asistir a la casa del Senador Ferreyra, los músicos y los danzarines, interpretaron  una  señorial Marinera Puneña, acompañada con la euforia y alegría de la Pandilla Puneña, danza de carnaval callejero, conducida con las hilarantes gritos del bastonero Edgar Bueno Aguirre, quien a la  voz de «¡Aura!», motivaba el entusiasmo de los danzarines y de los músicos que dirigía Policarpo Miranda, dejando con esta interpretación, muy embelesado al Dr. Ferreyra quien en respuesta y como agradecimiento, ofreció gestionar una partida de veinte mil soles del erario nacional a favor de Brisas del Titikaka, hecho que posteriormente logró sea asignado mediante una Ley y que fue cobrado en su totalidad, al formalizarse como Centro Musical Brisas del Titikaka y ser reconocida como institución por la Casa de la Cultura.
ELECCIÓN DE LA PRIMERA  JUNTA DIRECTIVA
A fines de diciembre de 1965 la institución se conducía bajo la Dirección de Policarpo Miranda Mestas, como Secretario ejercía Ricardo Lenz Sánchez, como fiscal, Moisés Luque Vásquez, la actividad institucional como el número de músicos y simpatizantes había crecido, la forma de promover y difundir la música puneña del Conjunto Musical, la cantidad de quienes  los acompañaban en los ensayos o en las serenatas se había incrementado; era el momento de consolidar o formalizar una institución, con todas las característica que ésta alternativa irroga. Había pues llegado la hora de dar un paso cualitativo.
El éxito alcanzado en la reunión del 18 de diciembre de 1965, permitió ponerse de acuerdo que era necesario formalizarse como Centro Musical, Policarpo Miranda no deseaba continuar haciendo las veces de Presidente por su  labor como Director del grupo de música, se hacía necesario que otra persona asumiera este cargo, con una directiva más amplia, que incluyera no solo a los músicos, sino a todos los simpatizantes e integrantes que acompañados de su familia, se habían sumado a esta gran iniciativa de convocar a los puneños en general en una institución popular, sin discriminación de raza ni credo, sin condición social o económica, sin filiación política ni religiosa, por eso nunca se formó cofradía alguna que pudiera discriminar.
Para concretar esta decisión, de común acuerdo el 05 de febrero de 1966, se realizó una  Asamblea en el domicilio de Policarpo Miranda, para elegir la Junta Directiva, cuya tarea principal sería la de  conducir a la institución y realizar los trámites para su reconocimiento legal, tanto por  la Casa de la Cultura, como por otras instituciones públicas, además de elaborar el Estatuto, inscribirla en la oficina de Registros Públicos y lograr su personería jurídica, como la disponía la nueva ley de setiembre de 1965.
En esa asamblea  se eligió por unanimidad a la primera Junta Directiva del Centro Musical Brisas del Titikaka para el periodo de un año (1966-1967), los cargos recayeron en las siguientes personas:
Presidente    :    Juan José Carpio Mostajo
Vicepresidente    :    Eduardo Moscoso Gonzáles
Secretario    :    Carlos Seminario Salazar
Tesorero    :    Ricardo Lenz Sánchez
Pro Tesorero    :    Cesar Cervantes Mollinedo
Coord. de Act. Artísticas    :       Juan Villalba Moscoso
Sec.  de Disciplina         :       Eduardo Málaga  Bustamante
Sec. de Asun. Femeninos    :       Gloria Gómez Quispe
Director de Orquesta         :       Policarpo Miranda Mestas
Sub director de Orquesta    :       Tommy Sardón Bacarreza
Director de Danzas    :    Edgar Bueno Aguirre
Sec. de Deportes y Rec.    :     Humberto Miranda Montes de Oca
Sec. de Asistencia Social    :    Annon León Veliz
Sec. de Organización    :       Julio Alarcón Flores
Sec. de Cultura    :    Florencio Torres Ramos
Sec. de Prensa y Prop.    :    Eleodoro Loza Velásquez
Sec. de RR PP    :    Gerardo Barbosa Idiaquez
Sec. de Escenografía    :    María Elena Villalba Moscoso

Con la elección de la primera Directiva bajo la presidencia del Profesor Juan Carpio Mostajo e integrada por 18 personas, se formalizó la actividad institucional que a continuación se recuerda, publicando innumerables documentos gráficos y textuales inéditos, fruto de varios años de constante y sacrificada labor de acopio que personalmente se hizo; para que al fin se conozca en forma indubitable, los verdaderos orígenes de Brisas del Titikaka, como muestra de la seriedad con que se pueden relatar  los hechos sucedidos en la época de la génesis institucional.
JUAN CARPIO MOSTAJO

Juan Carpio Mostajo, quien entonces  y durante algunos años vivía en el Jr. Inclán 240 del popular barrio de Miramar en el distrito de San Miguel, fue un personaje muy singular que muchos no lo consideraron como tal, sin embargo por la importancia de su actuación dirigencial, en una cuantas líneas se puede resumir su personalidad.
Él  estuvo desde los primeros años en torno a Brisas del Titicaca, fue uno de sus primeros organizadores de la gente que estaba en torno al Conjunto, no era músico, mas bien era profesor de educación primaria, dirigente magisterial, de fuerte orientación popular y con reconocida y convicta militancia política de izquierda, -«a toda honra» decía-, siendo también delegado del magisterio puneño ante las organizaciones gremiales del sector profesional del Magisterio, labor que también cumplía con complacida convicción.
Don Juan Carpio, fue muy entusiasta y organizador social en su carrera magisterial, actitud que la practicó en Brisas del Titicaca al asumir la primera Presidencia institucional, a él se le debe muchos logros institucionales de entonces, fue duro en su defensa de la moralidad y el orden, crítico de todo hecho que no estuviera de acuerdo con la verdad, empedernido y entusiasta puneño que le había dedicado toda su vida a la defensa de sus principios y de la cultura andina, expresada en las manifestaciones culturales de Puno; su duro carácter de defensor de la moral y la verdad le generó muchos anticuerpos e incomprensiones, como también algunos «enemigos» ocasionales o «gratuitos», tanto así que al final de sus días, cuando  se propuso contar «la verdad» acerca del origen de Brisas del Titicaca, a través de ser el redactor principal de las publicaciones realizadas por la revista Aswan  Qhari, este hecho le trajo mayores problemas que abonaron más para ganarse serios «opositores», tanto así que cuando decidió retornar a la institución solicitando su incorporación formal, no fue atendido, mas bien postergado, ya que exigía se respete el acuerdo de una Asamblea que disponía incorporar libremente a socios que hubieran estado en Brisas hasta 1968; algo más, fue observada su conducta crítica y su atrevimiento de contar públicamente «su historia» en un medio de comunicación; actitudes que devinieron desde antes y después, en el hecho que aun no se le haya querido reconocer por algunos, como el Primer Presidente de Brisas del Titicaca elegido democráticamente, como no se le ha querido reconocer en vida, su derecho de estar considerado en la «Galería de Presidentes». 
Juan Carpio Mostajo nunca arrió sus banderas, como se diría en Puno, fue un terco en sus convicciones y así como tal, jamás enterró su derecho a opinar, nunca se rindió ante nadie y aun así decía «yañuchihuaypis», actitud que denota orgullo (del quechua: «así me maten»).
Desde aquí se le desea honor, gloria y paz en la tumba al buen amigo de los amigos.
GESTION DE LA PRIMERA JUNTA DIRECTIVA
Una vez elegida la Junta Directiva, su primera convocatoria formal se realiza para el 1 de abril, mediante un oficio circular del Presidente Juan Carpio Mostajo dirigido a los integrantes de la Junta Directiva, invitándolos a una reunión donde se trataría cuatro temas de mucha importancia institucional en la orden del día, como son:

1..... continuara