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domingo, 1 de marzo de 2009

ALFERADOS

y personajes afines en las festividades religiosas

Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas

(Publicado en Los Andes, Puno, 8 febrero 2008 pp.8, 9 y 10)


Reiterados estudios realizados en los últimos tiempos por solventes entidades académicas y de investigación, dan cuenta que son más de tres mil, más o menos, las fiestas populares con principal contenido religioso que se celebran año a año en la inmensa mayoría de los pueblos diseminados a lo largo y a lo ancho del territorio peruano; pero es en la región de la sierra – y el altiplano, dentro de ella- en donde este tipo de acontecimientos periódicos ha cobrado notable difusión e importancia, mostrando en cada lugar una serie de instituciones-costumbre que le son propias. De ellas, en esta oportunidad tocamos el caso de los mayordomos, carguyojj, prebostes, alferados, etc., personajes clave en esas fiestas. Veamos.
Sincretismo cultural y evangelización
Para nadie es secreto que el sincretismo cultural andino-occidental, uno de los rasgos característicos de la vida social peruana, se advierte con mayor nitidez en la vida social de ciudades, pueblos, aldeas y villorrios desperdigados en Los Andes. El sincretismo cultural se refiere a la mezcla y a la fusión de lengua, conocimientos, creencias y costumbres, como consecuencia del encuentro de dos patrones culturales, después de un largo desarrollo que muchos llaman de mestizaje. Algunas veces dan la apariencia de una cultura mixta, en otras muestran dos culturas en constante unidad y lucha.
Casi desde la violenta irrupción española en territorio del Estado tahuantinsuyano, los peruanos de ese tiempo tuvieron que lidiar con la fuerza de la influencia y de la imposición de las culturas europea e hispana, de que los invasores eran portadores.
Estos invasores (llamados “conquistadores” desde puntos de vista hispánicos) eran gente armada que venía comprometida ante las instancias políticas y religiosas de la península ibérica con la consigna de propagar, bajo distinta forma, la fe católica en las nuevas tierras y nuevas gentes que fueran “descubiertas”.
Sin embargo, la responsabilidad evangelizadora en concreto recayó en el clero, en los sacerdotes que vinieron a convertir a los indígenas al cristianismo para cumplir así la llamada “finalidad espiritual” de la colonización. Los curas (las personas más cultas de la época) como capellanes de ejército, misioneros, predicadores, extirpadores de idolatrías, constructores de templos, etc., impusieron con su acción tenaz y consecuente, unas veces por la violencia, otras por la persuasión, las creencias de que eran portadores.
Hay quienes dicen que la introducción de la cultura occidental en nuestro suelo y con ella la nueva fe religiosa, fue relativamente fácil comparándola con lo sucedido en otras latitudes del mundo, por el “corto” tiempo que demandó alcanzar el objetivo evangelizador, consistente en ganar un gran país –por extenso y poblado- a favor de Roma y el catolicismo. Pero aseveraciones como esas, soslayan –interesadamente, sin duda- la intensa lucha de resistencia cultural con que respondieron los pueblos andinos, desde la llegada de los “viracohas” hasta ahora mismo. La lucha continúa.
Las actitudes de los indígenas ante las poderosas fuerzas de la imposición religioso-cultural se tradujeron en buscar y encontrar formas que concilien creencias y prácticas de ambas partes, en pos de una suerte de convivencia, complementación, fusión, transculturación o interacción cultural.

En los pueblos nativos u originarios se pensaba o decía sí pero al mismo
tiempo no. Sí a Jesucristo pero asimilado al “Tayta Inti” el padre sol y sí a uno de sus apóstoles que dicen que estuvo por estas tierras conocido como Thunupa. Sí a la Cruz de mayo,
pero medio a escondidas, la “chacana”. Sí a San Santiago Apóstol, pero para los runas el rayo o “Illapa”. Sí al Corpus Christi, pero evocando al “Inti Raymi” y al “Oncoy mita” o procesión de momias de todos los Inkas o Reyes del Tawantinsuyo. Sí a tal o cual santo, pero comparándolos con el apu o achachila de tal o cual cerro. Sí al ángel de la guarda, visto como “uywiri”. Sí al rito de la misa, parecido al nativo “aytu”. Sí a la Virgen María, pero como la pachamama, y así… buscando equiparar similitudes para camuflar lo extranjero y al mismo tiempo mantener las propias creencias.
El poder religioso, determinante en Europa, buscó a través de la evangelización en el nuevo continente “sacar a las poblaciones autóctonas de las creencias animistas, fetichistas y heliocentristas muy antiguas, vivas, complejas y variadas", es decir sin ambages: acabar con las costumbres y creencias religiosas de los indios, desde el poder político-militar o con el total apoyo de ese poder. En el uso y abuso de esos poderes se cometieron muchas tropelías en contra de los indios, las mismas que finalmente fueron justificadas teológicamente por el hecho de que en la salvación de sus almas, no debía escatimarse daños ni perjuicios directos o colaterales. Muchas atrocidades cometidas por los “conquistadores” se han justificado y amparado en esa teología.
Aún así, aunque teórica y oficialmente se aduce que el Perú es un país católico, en la práctica, muchos elementos y usos del sistema de creencias religiosas que imperaban en el inkario, están todavía y también vigentes en los Andes, no solo del Perú, sino también de Bolivia, Ecuador, parte de Argentina y de Chile[i].
El santo patrono y las fiestas religiosas
En la catequesis puesta en práctica los sacerdotes y agentes de pastoral, entre muchas acciones y medidas a que estos recurrían, se promovía y hasta imponía a los pueblos a que estos opten o elijan un santo patrono, al que tenía que festejarse. Esas nuevas obligaciones, así adquiridas, entraron en inmediata contradicción con las creencias y culto inmemorial a las divinidades vernáculas. Uno de los resultados de esa pacífica pero dura confrontación es el sincretismo religioso, que tiene un amplio muestrario en la realidad social peruana.
Así, en las festividades religiosas de nuestro país concurren lo cristiano y lo pagano. Si bien a primera vista, externamente, predomina el culto católico, subyace en ellas cuando menos la evocación de antiguas divinidades, algunas milenarias, esta vez con nombres de santos usados en las prácticas cristianas. El respectivo programa de actividades prevé misas, procesiones, desfiles, danzas, bailes, peregrinaciones, comidas, ferias; todo lo cual se prepara con anticipación.
En la multiplicidad de prácticas, usos y costumbres que se aplican en las fiestas patronales de nuestro país, ponemos nuestra especial atención en el personaje que es infaltable y privilegiado protagonista en la promoción, organización, ejecución, supervisión de los actos que él preside y que componen el programa del siempre importante y periódico festejo.
El personaje asume esos roles algunas veces por elección de un grupo de personas interesadas en la continuidad y éxito de la celebración de la fiesta; otras por cumplimiento de turnos anteladamente establecidos en aplicación de prácticas de reciprocidad por quienes participan en la vida de un colectivo humano; otras por decisión unilateral de alguien que busca prestigio y poder y que asume voluntariamente, de hecho y ante todos, las responsabilidades de organización de la fiesta en año venidero; otras a pedido de un grupo de notables que influye o controla las actividades que supone la realización de una festividad local (Directivos, autoridades, cofradías, etc.); y, otras, por designación de algún miembro de la jerarquía religiosa, especialmente el párroco de la iglesia del lugar. A ese personaje se le identifica con diversas denominaciones según las costumbres vigentes en la localidad, región, zona de un país en concreto.
Prioste o preboste
Antiguamente, en Francia era el funcionario público elegido por el rey para la administración económica y judicial de los dominios que le eran confiados.
En España se llama así al sujeto que encabeza una comunidad, encargándose de dirigir y tomar decisiones de administración de una hermandad, una cofradía o en una asociación. Vela por la buena conservación de los bienes muebles de las mismas
En algunos lugares del Perú, el Preboste es la persona que concentra la respetabilidad del pueblo y en tal condición es nominado honoríficamente para presidir la fiesta patronal, indistintamente si aporta o no económicamente para sufragar los gastos de la misma.
El término es muy usado en la República del Ecuador. Hace poco la Ministra de Turismo de ese país, economista Verónica Sión de Josse, fue designada “Prioste de Honor de la Mama Negra 2008”, e “hicieron al presidente de la República, Rafael Correa, nombramiento como “Prioste de las Octavas de Corpus Cristi” a realizarse en la ciudad de Manta el próximo 9 de junio del año pasado[ii].
Mayordomo
Del latín “maior”, mayor, y “domus”, de casa. El diccionario lo define en la acepción pertinente a este ensayo, como “Oficial que se nombra en las congregaciones o cofradías para que atienda a los gastos y al cuidado y gobierno de las funciones”.
La práctica de mayordomías en fiestas religiosas viene de España. Así en la fiesta patronal de la ciudad de San Sebastián, cada 20 de enero, “el día antes a esta celebración, un vecino del pueblo asumía la función de “mayordomo de la fiesta”, acompañado por sus invitados, tocando un tamboril por todo el pueblo y tirando cohetes para anunciar la fiesta. El mayordomo hacia migas, buñuelos y dulces típicos para la gente del pueblo”. En San Bartolomé de Pinares, Ávila, España, Todos los años, hay una persona que se encarga de organizar la fiesta, al que popularmente se llama "El Mayordomo", este además elige a dos jurados, que le ayudan en esta difícil labor, respetando la voluntad de los electos.
En una fiesta religiosa con raíces indígenas, en Oaxaca, México, “la responsabilidad de la fiesta descansa en un grupo o un individuo. En el primer caso se forman comités especiales llamadas “mayordomías”, para la organización de la fiesta. A veces toda la responsabilidad de la fiesta recae en un sólo individuo, el Mayordomo, para quien es un honor del que habrá de obtener un prestigio ante la comunidad en caso de cumplir adecuadamente con el compromiso[iii]”.
En muchas fiestas del Perú siempre hay un mayordomo que es elegido anualmente entre la gente con más dinero. Comúnmente, el mayordomo es el encargado de organizar todo lo relacionado con la celebración religiosa. Si se celebra la fiesta de un santo, virgen o señor, el mayordomo se encarga de organizarle una misa seguida casi siempre de una procesión y después de ella invitar a comer a la gente del pueblo. Así pues, el mayordomo (que puede ser mujer también) está al servicio del santo patrono y de la comunidad durante el tiempo en el que se realiza la fiesta. Se gana un respeto extraordinario al hacerse cargo de la fiesta.
Mayordomos presiden las fiestas patronales en Huánuco, Perú. Baste para confirmarlo la actuación del destacado actor peruano, Reynaldo Arenas, en su interpretación de don Facundo Acosta, el mayordomo de la fiesta tradicional de Los Negritos de Huánuco[iv]. En Huancayo, la fiesta del Apostol Santiago fiesta de la marcación del ganado, “es la festividad más importante de los andes centrales y abarca tres meses, de junio a agosto. Su fecha principal, sin embargo, es el 24 de julio, que antecede a la ceremonia de marcación del ganado. Aquí, el mayordomo de la fiesta y algunas mujeres, cuelgan en los hombros de los mozos, a manera de ofrenda y agradecimiento, largos collares llamados wuallqas[v]. En Lucanas, Ayacucho, también se estila nominar un Mayordomo de su fiesta patronal.
Carguyojj
Es la persona que -como el prioste o el mayordomo- tiene el cargo (de ahí el término quechua “carguyojj” o “carguyoc”, es decir, “el que tiene el cargo”) de vestir, adornar y celebrar la misa en honor a la imagen del santo o santa patrona y según las tradiciones locales, sufragar total o parcialmente los actos que componen una festividad religiosa, y en general prepararla, coordinarla, dirigirla, supervisarla. También en este caso el desempeño de ese cargo, so capa de devoción al santo, está acompañado de un atributo honorífico y de prestigio personal o familiar.
Eso ocurre en muchos pueblos del Perú. Baste citar los casos de Challhuanca, Ayacucho, en la fiesta en honor al Señor de Animas que se celebra el 31 de Julio, para cuyo fin en cabildo abierto se nomina el Carguyojj principal, un segundo carguyoc llamado "OBLIGADO" o capitán de plaza, quien esta encargado de realizar la corrida de toros en el coso principal del pueblo, y hasta a un tercero, el "MARCHA MAYOR", quien provee la banda de músicos.
La participación del Carguyojj en las fiestas patronales, rige también como costumbre en Mungui y Antabamba de la Provincia de La Unión Cotahuasi, Arequipa, en cambos casos cada 2 de febrero, día de la virgen Candelaria, en donde ese personaje sufraga la mayor parte del costo de la celebración.
Es en los pueblos del departamento del Cusco, en donde la presencia infaltable del Carguyojj está muy popularizada. En la “ciudad imperial” la fiesta religiosa más importante es Corpus Christi (el cuerpo del Cristo). Durante dos semanas se realizan diversos actos religiosos y fiestas. Catorce parroquias llevan a sus santos en procesión a la catedral. El día central las efigies de esos santos van en procesión alrededor de la plaza de Armas. Varias danzas acompañan la procesión. Para cada ocasión anual, cada 21 de junio, hay “carguyocs” que acceden al honor de tomar a cargo la fiesta con la obligación derivada de financiar las actividades de la celebración, con el apoyo de amigos y familiares.
La fiesta patronal de Huayllabamba en honor a la Virgen de la Natividad consume “cuatro días de misas y danzas, procesiones y jolgorio”. Aquí, según relato de Enrique Zileri Gibson[1], “el carguyoc recurre a amigos y los hurc'a para que lo ayuden a parar la fiesta. Los hurc'ados, a su vez, se comprometen con una antelación de seis meses a proporcionar lo solicitado, comiendo pan especial de hurc'a y tomando cerveza negra Cusqueña con el carguyoc frente a la vigilante presencia de Nuestra Señora misma en su pequeña anda portátil... los carguyocs deben proveer desayunos, almuerzos y comidas a centenares de celebrantes que, entre locales y visitantes, alcanza un volumen importante de apetito y sed”.
En Paucartambo (nos describe Juan Orrego Penagos[vi]), “la fiesta de la Mamacha Virgen del Carmen, se da inicio en la tarde del 15 de julio. Los danzantes, que son el alma de la festividad… agrupados en comparsas de acuerdo con su función en la procesión…, deben efectuar una serie de gastos como la contratación de los músicos, la compra del vestuario y el pago de una misa. Parte o la totalidad de los costos deben ser cubiertos por su fundador o "carguyoc" (o karquyuq), quien se compromete con la comparsa por el lapso de un año”. Cada grupo de baile representa a un personaje histórico o actividades ligadas con la historia y la realidad de la zona, entre ellos, los Qhapaq Qulla, los Saqra ("diablos"), los Waka-waka, las Quyacha ("reinitas"), los Qhapaq Negro o los Doctorcitos, los Chukchu y los “Majeños”. Los gastos que la presentación y baile irrogan son sufragados -como ya se dijo- por el Carguyoc del respectivo grupo.
Alferado
Alferado, deriva de “alférez” cuya etimología en enraíza en el término del arábigo clásico fāris, y del arábigo hispano alfáris, en ambos casos: jinete, caballero, es decir hombre ligado al caballo, al que lo monta o cuida y alimenta.

Con el tiempo “Alférez” adquirió una denotación militar según la Real Academia de la Lengua Española, “Oficial que llevaba la bandera en la infantería y el estandarte en la caballería, o también Oficial de menor graduación, inmediatamente inferior al teniente”.
Sin embargo, para los fines del tema que venimos examinando, interesa la acepción de “Alférez” revestida de distinción y renombre: “Persona que en determinadas fiestas religiosas preside los actos y sufraga los gastos, y tiene derecho a llevar el pendón de la festividad”. Entre los antecedentes históricos de este significado están: “Alférez del rey o Alférez del pendón real”, aludiendo al personaje que “llevaba el pendón o estandarte real en los ejércitos del rey”; y, “Alférez Mayor “ de una ciudad o villa, quien era el que “llevaba la bandera de la tropa o milicia a que pertenecía; el que alzaba el pendón real en las aclamaciones de los reyes y tenía voz y voto en los cabildos y ayuntamientos con asiento preeminente y el privilegio de entrar a ellos con espada”.
El término “Alferado” se aplica en la actualidad a aquél que por diversas causas y circunstancias, “hace de Alférez”, el que ha sido nominado o ungido como Alférez, aquel que lo personifica, que está “investido” de funciones y prerrogativas que en la antigua España tuvieron contenido político y militar; pero que en una realidad social actual como la nuestra, ya como figura civil y religiosa, cumple rol y funciones que desde tiempos del coloniaje han sido paulatinamente arregladas, adecuadas, acomodadas, a las cambiantes necesidades de actos y eventos de acentuado carácter religioso comunitario, indígena y mestizo.
Alferados en Puno
Las acciones de un alferado en nuestra región de Puno y en países vecinos como Bolivia, el norte argentino y áreas aymaras de Chile, no difieren mucho de los carguyojj, prebostes o mayordomos que se estilan en otros pueblos del Perú. La constante en todos estos casos es la conceptuación general de que el Alferado es la “persona que sufraga los gastos de una fiesta religiosa”

En nuestra tradición cultural festiva, puede decirse que la presencia del alferado es normal, extendida y por tanto ha devenido en imprescindible en toda fiesta religiosa. Aquí el Alferado no sólo asume el goce de la notabilidad y relieve social que el cargo comporta, sino también, en consecuencia y en distinta medida, las variadas obligaciones que la realización y buen término de la festividad demandan.
El cumplimiento de esas obligaciones, también ha ido variando con los tiempos. Si antes la responsabilidad recaía virtualmente solo en el Alferado y su núcleo familiar, ahora las obligaciones son compartidas por personas que integran el colectivo social inmediato de la festividad, sea la gente del pueblo que normalmente participa en los actos celebratorios y de jolgorio, sea la membresía de una institución-cuerpo, sea los integrantes de una organización cuya acción se vincula directamente con la festividad, etc.
La forma común de compartir obligaciones para sufragar los gastos de la fiesta, es la de ofrecer aportes o contribuciones sea en dinero o en bienes materiales, generalmente fungibles. En el mundo socio-cultural puneño esos aporte han tomado el popular nombre aymara de “apjjatas” , de “apjjataña”: “poner”, de donde “apjjata” sería “lo puesto” o “lo que se pone o pondrá”. Estas contribuciones son ofrecidas para ser cumplidas en la próxima edición anual de la festividad, por lo que con anticipación al día de la fiesta, los Alferados circulan recordatorios a los oferentes a fin de cautelar el cumplimiento de las obligaciones contraídas, las cuales constan generalmente en libros de actas o cuadernos.
En la Festividad de la Candelaria puneña, el Alferado es un personaje infaltable e importante tanto porque de consuno con la parroquia interviene decisivamente en la formulación del programa de actividades religiosas, cuanto porque es visto como el “sustentador de la fiesta”. Para cumplir este cometido, ha debido prepararse intensamente durante los meses previos a la festividad. La capa y vestido nuevo que luce la imagen de la Virgen de la Candelaria, el arreglo del anda, las flores y cirios que abarrotan el templo de San Juan Bautista, la solemne misa de fiesta a la que asisten las autoridades, los agasajos a los numerosos invitados y mucho más, corren a cargo de los Alferados. Familiares y amigos les ayudan a solventar los costos.
Hay Alferados Principales, tanto para el Día de la Virgen María de la Candelaria, el 2 de febrero, como para la “Octava” que se celebra generalmente el domingo siguiente a la fecha en mención o poco antes o después, conforme a los acuerdos que adopten los alferados. Hay también alferados de los grupos o conjuntos de danzantes que participan en exhibiciones, presentaciones o desfiles previstos; y, hay alferados para la mayoría de las actividades programadas de la festividad: Las “Albas”, la “Entrada de Ceras”, la “Entrada de Kjapos”, “Vísperas”, etc.
En los actos solemnes como las misas y procesiones “de la fiesta” y “de la octava”, es posible ver a los Alferados principales presidiendo las ceremonias y comitivas, en privilegiada primera fila, llevando el respectivo estandarte o “guión” y luciendo una banda ricamente bordada que le cruza el pecho. Al lado del Alferado, la esposa lleva una réplica de la imagen en bulto del niño Jesús que integra la efigie de la virgen Candelaria.
Los alferados son pues, elemento personal de considerable importancia en el cumplimiento de las festividades religioso-paganas altiplánicas y puneñas. Gracias a ellos, la Festividad de la virgen de la Candelaria de Puno ha ganado justa nombradía como una de las festividades más deslumbrantes del Perú.

Lima, enero de 2009
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[i] Vicente Goyzueta ,"QOSQO, CAPITAL SAGRADA DE LOS INKAS". Nueva York. EE.UU, 2005. p. 21.
[ii] Diario EL MERCURIO DE MANTA, Ecuador. Ed. 28 de mayo de 2008.
[iii] Articulo “COMO ORGANIZAR TU FESTIVIDAD” en Revista “México Folklore” Guanajuato, 1999, p. 10
[iv] Diario CORREO, Lima, 6 enero 2009
[v] Diario EL COMERCIO / Dominical / Domingo, 23 de julio de 2006.
[vi] http://blog.pucp.edu.pe/item/43711/catid/3500

LA PANDILLA PUNEÑA


ACERCA DE NUESTRA TRADICION PANDILLERA

Lima, 20 de Febrero del 2009


Escribe : Javier Salas Ávila


Las fiestas carnestolendas como es natural, adquieren características propias en cada espacio geográfico, consubstanciándose con el tradicionalismo local, la cosmogènesis especifica de cada zona y las apetencias y modismos costumbristas locales.
Sin duda uno de los factores más importantes para determinar las diferenciaciones que se hallen, es el aspecto étnico.
Las razas y sus conglomerados o derivados sincréticos, determinan finalmente la especificidad de las costumbres festivas locales, dentro de las cuales se halla EL CARNAVAL.
La pandilla como el resultado de un proceso de mestizaje a lo largo de los años en que se encontraron más de una raza en el altiplano kollavino, inicia su aparición en espacios citadinos. En segunda instancia se halla, la intervención de las capas sociales en la manifestación del hecho artístico, se habla de que pobladores de las capas sociales mas bajas hayan sido los procesadores del hecho en mención. Yo me inclino por que fue la clase media, que es la que más recursos en creatividad y propuestas ha demostrado a lo largo de la historia del desarrollo de muchas ciudades.
LA PANDILLA, como manifestación artística integral es el fiel reflejo del modo de ser y sentir del puneño mestizo, no es solamente la danza por si sola, es el reflejo de todo un ordenamiento socio-costumbrista, (comida, vestimenta, lenguaje, modismos, música, coreografía, expresión corporal, técnica danzaria, etc)
Usualmente, el baile y la danza se han originado como una respuesta concomitante al estimulo rítmico-musical, eso es fácilmente deducible en el caso de la pandilla puneña como en tantos otros casos de expresión coreográfica en diferentes lugares del orbe.
Analicemos; en el aspecto rítmico del huayño pandillero, encontramos mucha variabilidad, eso se aprecia en la presencia de compases de amalgama, lo que le añade cierto grado de dificultad, sobre todo en la melografía al momento de expresar con exactitud los acentos pertinentes, ese detalle por ejemplo, le otorga singular belleza a nuestra huayño. Curiosamente además, los huayños que se definen como mas pandilleros o mejor bailables, son aquellos de compás ternario.
En el aspecto melódico, existe una enorme diferencia con huayños de otras regiones del Perú, esta característica se halla en la constitución del discurso melódico, y sin duda, esta herencia la tenemos de la música sikuriana, de donde provienen la sincopa y el contratiempo tanto regulares como irregulares.
En la estructura musical, interesa resaltar, el estilo interpretativo de las guitarras, inusual en otros lares, donde los “bordones” tradicionales, asumen el papel contrapuntistico, característica principal de nuestro huayño y que marca por lo tanto, una diferencia vital respecto de formas musicales similares.
En cuanto al “paso” de la danza, como respuesta a la estructura musical antes señalada, es explicable otra diferencia en relación a otros modos de bailar.
El zapateo Cusqueño, o el Ancashino o los saltitos alternando los pies al estilo Cajamarquino, no se asemejan en nada al paso de la pandilla puneña. Y a este paso, no debiera de llamársele “cojeadita”, porque no se baila rengueando, lo que implicaría desplazarse mostrando desbalanceo corporal. Por el contrario, el balanceo ondulante y equilibrado del paso de la pandilla puneña, muestra mas bien, una posición y un mensaje social de garbo, equilibrio, serenidad y autosuficiencia.
Quiero remarcar entonces, que el balanceo ondulante del paso del mozo y la cholita pandillera, no son otra cosa que el garbo mostrado en la expresión corporal, y a su vez, la respuesta rítmica exacta al estilo del huayño pandillero, que sin duda es el producto final de un estilo sincrético y depurado.

25 Años que recorre Lima


LA CANDELARIA DE PUNO

Publicado en LOS ANDES
http://www.losandes.com.pe/digital/index.php?ed=20090208



Reafirmar la fe, rememorar el compromiso con la tradición de nuestra tierra,
compartir nuestra alegría y practicar nuestras danzas, son valores que los puneños donde van lo confirman,
difundiendo lo que aprendieron desde niños y que así lo llevan en sus entrañas por toda la vida.

(Escribe: Bruno Medina Enriquez)


Este es el sentir del puneño que sale de su tierra en busca de un mejor destino para su vida, pero muy a pesar que llega a una ciudad distinta, a un mundo diferente, no puede olvidar, más al contrario, se preocupa de practicar todos los valores ancestrales que le han sido enseñados desde cuando vio la luz del día y durante todos los años vividos en esa hermosa tierra del altiplano, por eso cuando el puneño llega a una ciudad distinta a donde ha nacido, llega con la música y la danza bajo el brazo, la practica y la muestra al mundo. Por eso es que la presencia de los puneños en diversas ciudades del Perú, ha contribuido para que los valores culturales de Puno, también sean mejor conocidos.


En el caso de la ciudad capital, la gran cosmópolis invadida por de provincianos, no ha escapado del desborde que las aguas del Lago Sagrado han proyectado, convertidas en música y danzas, en tradiciones que son practicadas en las diversas festividades que a la usanza de nuestro pueblos, son recreadas en cada ocasión en que se recuerda a alguna fiesta patronal puneña, sin menoscabo de ser criticados o valorados en la Gran Ciudad, donde la cultura está orientada al servicio del gran capital, reto que los puneños en Lima hemos sabido sobrepasar, hasta convertir nuestra cultura en un valor que hoy es apreciado no solo en Lima “que es el Perú”, sino a nivel internacional.


Y la apoteosis de este trabajo de difusión cultural de lo mejor del folklor peruano, como es el folklor puneño, es en ocasión de la Fiesta de la Virgen de la Candelaria.
Es que esta realidad palpable, es mostrada hoy por hoy, no solo por medio de nuestro folklor, sino también en diversos campos del quehacer humano, fundamentalmente por medio de la presencia puneña en emergentes alternativas de asociaciones, negocios y empresas, que los puneños dirigen gracias a la practica de sus ancestrales formas de convivencia humana y social, como son el ayni, la apjata, es decir la colaboración mutua, que los ha convertido en exitosos y prósperos hombres de trabajo.


Pero eso no es todo, el puneño no solamente trabaja, crea y se desarrolla en el campo del comercio y los negocios, esa su labor diaria siempre va acompañada con la difusión de sus valores culturales, en especial con música y danzas.


Por eso en cuanto a la presencia de nuestra Mamita Candelaria y su fiesta en Lima que este año en que se recuerda 25 años de haber sido entronizada por primera vez, la celebración es al mejor estilo de nuestra tierra puneña, y esto es consecuencia ya que gracias a que 25 años atrás, en febrero de 1984, la primera institución que celebró a la Virgen de la Candelaria de Puno, fue la Asociación Cultural Brisas del Titicaca, institución formada el 4 de noviembre 1962 en el distrito de La Victoria, y que a pesar de tener ya varios años de existencia, solo recordaba a la “Patrona de Puno”, mediante una misa, o en un “almuerzo de confraternidad” entre sus asociados. Lo cierto es que esta institución un 12 de febrero de ese año, por primera vez, a iniciativa del periodista puneño Adolfo Huirse junto aotro asociado de nombre Ricardo Pinto, propusieron y organizaron la realización de dicha fiesta “al estilo de Puno”, con una misa de honor, luego una procesión con banda de músicos y sicuris, y una gran presentación de la Orquesta de Cámara de la Guardia Republicada, dirigida entonces por nuestro gran maestro Jorge Huirse Reyes, concluyendo con una celebración correspondiente en su local Institucional del Jr. Wakulski 168, a donde hacia un año se había instalado entonces la institución, luego de un breve periodo de inactividad institucional, local que posteriormente se le fue adjudicado por el Gobierno, gracias a la gestión del entonces Senador Roger Cáceres, eran años en que se daban los primeros atisbos de mostrar nuestro folklore en las calles de Lima, los años siguientes todos los meses de febrero se siguió practicando ese modo de celebrar a la Mamita Candelaria, casi la mayoría de las veces “solo entre sus asociados” en razón del pequeño local institucional con que cuenta.

Es así este año en que celebran los 25 años de entronización de la Virgen de la Candelaria, se ha programado la celebración de la Víspera y luego el “Día Central” el pasado domingo 1º con misa, procesión y celebración exclusivamente entre sus asociados; aunque lo que hay que valorar de la programación general, es la presentación que a modo de espectáculo teatral se ha realizado en su local institucional el pasado lunes 2, con un espectáculo deslumbrante de luces y sonido como en los más grandes teatros, organizado así porque la presentación estuvo orientada a los medios de comunicación, a los medios diplomáticos y a las empresas de turismo, a fin de que el mundo de la “cultura limeña” conozcan lo Mejor del Folklor Puneño bajo el cielo de Lima; en esa ocasión se han presentado diversas danzas campesinas, como son tarkadas, sikuris, pujllays, así como danzas de luces puneñas donde no ha faltado una Waca Waca, una Morenada o una Diablada, aunque el fin de fiesta haya sido al ritmo del Chiru Chiru o de la conocida Diablada Ferroviaria de Oruro “que se va al mar”, como hace algunos años lo vienen practicando, muy a pesar de las muchas voces que reclaman la autenticidad de las danzas puneñas.


Sin embargo esa no es la única ocasión de recordar a la Mamita Candelaria, menos la única institución que la celebra en Lima. La más apoteósica celebración de la Patrona de Puno, la realiza la Asociación Central Folklórica Puno.

La “Central Folklorica”, es una institución de segundo orden que agrupa a su vez a 22 instituciones sociales, culturales y folklóricas, aunque dentro de ella también participan –sin ser miembros- muchísimas más instituciones no afiliadas. La Central fue fundada, también en el distrito de La Victoria, un 25 de Marzo de 1979, con el principal objetivo de cultivar el folklore puneño y propiciar su difusión a nivel nacional e institucional.


Años después esta institución un 27 de Noviembre de 1984 recibe con beneplácito la expedición la Resolución Suprema Nº 191 – 84 – VC-5600, emitida por el Ministerio de Vivienda y Construcción, mediante la cual se le adjudica el gran local con el que actualmente cuenta en la Av. Las Torres 341 en distrito limeño de San Luis, gracias también esta vez, a la gestión del ex senador Roger Cáceres, local que hoy se ha convertido en el Gran Coliseo Puno, donde cada domingo se realiza los más grandes espectáculos de folklor puneño, con una siempre masiva concurrencia de público limeño.

Y los puneños de la “Central Folklórica” no podían estar atrás en la celebración a la Mamita Candelaria, paulatinamente a partir de entonces cada mes de febrero es recordada con grandes espectáculos, que año tras año se ha ido sobredimensionando con la participación de agrupaciones y conjuntos que practican nuestro folklor.
La celebración de Festividad de la Virgen de la Candelaria de Puno por la Central Folklórica se inicia con una misa en algún templo del centro de Lima, para luego realizar una Parada Folklórica por las calles céntricas, presentación que en Lima es conocida como “Pasacalle”, y que deslumbra al público capitalino por su espectacularidad de luces y coreografía y que más de las veces es comentada en los medios de prensa y televisión.

Por ello una vez más los dirigentes de la Central Folklórica, que gracias hoy a su gran experiencia lograda, este año bajo la Presidencia de Adolfo Pari Larico, luego de cerca de 25 años, han programado un Gran Pasacalle y Concurso de Danzas Autóctonas y de Trajes de Luces del Departamento de Puno, tratando de recrear la Festividad de la Virgen de la Candelaria, como la que organiza la Federación de Folklor en Puno.


Es que no podía ser menos, nos dice su Presidente recientemente elegido; el Pasacalle y Concurso es organizado con la finalidad de buscar la mayor participación de las diferentes instituciones encargadas de difundir nuestro Folklore en Lima, con la gran variedad de danzas y estampas folklóricas de nuestro pueblo, y de este modo incentivar y estimular los lazos de amistad, fraternidad, unión, integración y espíritu de sana competencia entre las diferentes instituciones participantes, así como reafirmar y fortalecer nuestra identidad cultural mediante la exhibición y difusión de nuestra música y danzas de nuestra región, valores que han asumido como tarea innata de los puneños en Lima.

Una de las condiciones fundamentales para la participación de las agrupaciones es la de presentar cualquiera de los géneros de danzas de luces o autóctonas, las que necesariamente deberán ser originarias del departamento de Puno.

Este Gran Pasacalle y Concurso, ha tenido una primera etapa de precalificación que se ha realizado el pasado domingo 1º de febrero de 2009 con la participación de m{as de 80 agrupaciones con danzas autóctonas y “de luces”, aunque lo que ha priorizado en este gran desfile de coreografías hayan sido los Caporales de la Tuntuna, que como sabemos es una de las danzas altiplánicas que más gusta actualmente a la juventud, de ahí que el maypr numero de grupos sean de esa danza, aunque no ha faltado Tinkus en gran número y por su puesto sicuris, diabladas, morenadas, llameradas, wifalas y otras de origen puneño.

La final del Pasacalle y Concurso se realizará hoy día 08 de Febrero, donde disputaran solo las 12 mejores instituciones que hayan obtenido el mayor puntaje durante el desarrollo del pasacalle, el Concurso se realizará en el Coliseo Puno, en un espectáculo que se prevé de masiva concurrencia.

Y no podría ser de otra forma, porque esta vez la numerosa participación de agrupaciones folkloricas que han participado en el Pasacalle no han hecho más que contribuir con la difusión de nuestra tradición de folklor en Homenaje a la Virgen de la Candelaria, mostrándola al público limeño, que se ha deslumbrado una vez más, con tal variedad de danzas autóctonas y de luces, al mejor estilo del que se puede apreciar en las calles de Puno.De ahí el reconocimiento que se debe valorar, a los puneños en Lima, en especial a las agrupaciones que están en torno a la “Central Folklórica”, que finalmente están logrando que nuestro mayor valor cultural, representado por las danzas, sea mejor conocido por el mundo, contribuyendo con creces a que Puno sea valorado una vez más como “La Capital del Folklore Peruano”.