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sábado, 7 de noviembre de 2015

Juliaca del año 1965

La lucha descentralista
 de Juliaca del año 1965

Escribe: Tomás Enrique Yupanqui Aza | Publicado en la sección Política del Diario Los Andes de Puno

Mientras Puno, “Ciudad de Plata”, recuerda su aniversario de fundación española; Juliaca “Perla del Altiplano”, recuerda la valerosa protesta del 04 de noviembre del año 1965 en contra del centralismo puneño y el gobierno central. Más allá de los festejos y la historia, esta reseña histórica motiva a reflexionar sobre el actual orden político, económico y social de la región de Puno.
El comercio en Juliaca ya estaba en franca expansión


1.- LOS CONFLICTOS GENERADOS POR LA "CORPUNO"

La modernidad desordenada imponía su presencia en la urbe juliaqueña

Los gobiernos de Oscar Benavides, Manuel Prado (primer período), Bustamante y Rivero fueron indiferentes o contrarios al anhelo de autonomía, en cambio Manuel Odría estableció un nuevo patrón de desarrollo, que fue mantenido por los gobiernos subsiguientes. La economía peruana apuntó hacia un creciente centralismo y una agudización de las desigualdades, pero el anhelo de autonomía del Perú interior, sobre todo del Sur del Perú, era grande, por eso hacia el final de su mandato el régimen odriísta tenía muchos detractores en el sur. En Arequipa se inició la lucha contra la reelección de Odría. De esta confrontación nació la Democracia Cristiana que, en su versión puneña, promovería la formación de sindicatos campesinos bajo la conducción de la familia Cáceres. Siguiendo la reacción contra la dictadura odriísta y su política oligárquica, pro-exportadora y centralista surge el Movimiento Social Progresista y Acción Popular restándole hegemonía al APRA en los sectores medios y populares del país.
(El centralismo de Odría es toda una paradoja, pues Odría en Cuzco aperturó el camino a la descentralización). Cuzco fue la única zona que marchó en sentido contrario a las tendencias centralistas y desigualadores de la economía peruana. La elite cusqueña no tenía capacidad de presión en Lima ante el Gobierno, pero el terremoto del 21 de mayo de 1950, que destruyó la ciudad del Cuzco, permitió la mayor presencia estatal.
Manuel Odría en el Cuzco anunció la creación de un fondo de reconstrucción basado en un nuevo impuesto al tabaco y en Lima promulgó el Decreto Supremo que crea la Junta de Rehabilitación y Fomento Industrial del Cuzco (JRYF) o Junta de Reconstrucción y Fomento Industrial del Cuzco (JRYF), el 10 de enero de 1952, que se instala el 26 de marzo de 1952, donde las leyes especiales 11551 posibilita la autonomía económica (al ser una ley especial en beneficio exclusivo de una región).
Prado, en su segundo gobierno, alienta la necesidad de reorganizar la JRYF y origina la Corporación de Reconstrucción y Fomento Industrial del Cuzco (CRIF), como persona jurídica de Derecho Público Interno, usando los recursos propios creados por Ley 11551 y con una duración mínima de treinta años, finalmente su existencia es autorizada por Ley 12800, el 9 de febrero de 1957. Así, por primera vez en el siglo XX, el poder central permitió la creación de un organismo autónomo regional con sede fuera de Lima.
La CRIF abrió un camino que después siguieron Arequipa, Puno, Tacna y otros. (Tamayo, 1981: 222). La CRIF fue acogido con entusiasmo por los parlamentarios provincianos, que veían en él la punta de lanza para satisfacer el mismo anhelo autonomista. Es más originó la creación de la Junta de Rehabilitación de Arequipa, la CORPUNO, la CORLIB, la Corporación de Tacna y fue el primer paso hacia la autonomía regional en todo el Perú.
Manuel Prado promulga la creación de la Corporación de Fomento y Promoción social y Económica de Puno (CORPUNO), el 21 de diciembre de 1961 y la instala poco antes de la elecciones de Junio de 1962 y satisfizo la imaginación de muchos puneños que querían una institución autónoma similar a la CRIF, pues anhelaban la autonomía administrativa, de buscar el desarrollo a través de mecanismos propios y descentralizados .
La creación de las “Corporaciones” satisfacía a móviles más profundos que a puramente políticos, (pues en concepto del Gobierno, por la pobreza del sur siempre era necesario levantar su moral) y satisfacer la jerarquía de valores de grupo de los habitantes del sur, quienes siempre ponen en primer lugar a su localidad y después al estado país, apoyando sus tendencias de autonomía local y regional, dándoles más participación y responsabilidad en asuntos administrativos y así originen una mayor coordinación entre los organismos a nivel local, que reduzcan los costos, eleven la productividad y mejoren las condiciones sociales y culturales del sur (según el antropólogo Gabriel Escobar).
Lamentablemente, la Corporación de Desarrollo y Promoción Social y Económica del Departamento de Puno (CORPUNO), se mostró como una entidad burocrática con mucha intolerancia en su interior e inoperante. En gran parte la CORPUNO en sus nueve años de existencia se pasó elaborando proyectos que no llegaron a plasmarse y en cuanto al énfasis de su ley de creación, donde se mandaba que debía enfrentar el problema de la Reforma Agraria, no lo cumplió y solo pudo mostrar un fallido intento de concentración parcelaria, es más la actitud retrógrada de sus funcionarios y su subordinación a los líderes de Acción Popular, que gobernaban, convirtió a la CORPUNO, en el causante de los conflictos, en el Departamento de Puno.
Lo más original de la CORPUNO fue su sistema de gobierno y la orientación política que le fijaba la Ley. A diferencia de la CRIF cusqueña, la Ley creaba una Asamblea Departamental, compuesta de 37 delegados organizados en cinco comités. 1) Comité de Servicios Públicos, 2) Comité de Delegados Municipales, integrado por los representantes de los nueve Concejos Provinciales, 3) Comité de Delegados de la Producción, conformado por los representantes de los grupos de poder local: Asociaciones de Comercio, Industria, terratenientes, trabajadores, empleados y dos campesinos elegidos por las comunidades quechuas y aymaras, 4) Comité de los colegios profesionales de agrónomos, ingenieros civiles, médicos, abogados, profesores primarios, profesores secundarios, contadores y economistas. Y 5) un Comité Técnico compuesto de seis delegados nombrados por el Presidente de la República a propuesta de instituciones nacionales como el Instituto de Reforma Agraria, la Asociación Peruana de Ingenieros Agrónomos, la Universidad Técnica del Altiplano, el Instituto Indigenista Peruano, la Sociedad Peruana de Economistas, el Colegio de Ingenieros Civiles y la Federación Peruana de Cooperativas. Y un séptimo miembro en calidad de Presidente de la Asamblea presidiría también el Directorio de la Corporación.
Esa forma de organización originó luchas lugareñas; entre Caceristas, Espinozistas y Belaundistas, por controlar la mayoría y en las asambleas se presentó asambleísmo con luchas internas. En la elección de delegados no respetó el Reglamento de la CORPUNO, contrariamente fue aplicado mañosamente, así teniendo Juliaca más industrias se acordó que el delegado de industrias no fuese de Juliaca y teniendo más obreros se acordó no incorporar un delegado obrero.
Aprovechando el golpe militar de 1962 (Julio, 18) se varió el Reglamento, pero ello impedía que Juliaca tuviera parte de los Departamentos Técnicos de la CORPUNO, pero el nuevo Reglamento señalaba que se aperturaran en Juliaca oficinas de Cooperativas, Créditos, Economía e Industria y de Promoción Agropecuaria, pero ellas no se abrían en Juliaca y ello generó descontento en Juliaca y sus líderes pensaron que se quería frenar el progreso y desarrollo de Juliaca.
En Juliaca la protesta la inició Víctor Arfinengo, en enero de 1963, desde el radioperiódico "La Voz de Juliaca" diciendo: la población de "Juliaca esta cansada por la indiferencia de los funcionarios en dar solución a los problemas", por eso planteó iniciar una huelga de protesta para conseguir resultados efectivos y rápidos.
La propuesta se enfrió ese año, pues era año electoral. Ese año es elegido Fernando Belaúnde Terry como Presidente del Perú. Belaúnde continuó con esa política de creación de organismos de desarrollo regional (CORLIB) y sobre todo devolvió al país el gobierno local, la elección de municipalidades, proscrita desde el oncenio de Leguía. El gobierno local de los vecinos notables se había desprestigiado desde Leguía. La idea de que el mejor o buen vecino debía dirigir al municipio quedó caduca, por eso Belaúnde al asumir su cargo convoca a elecciones para alcaldes.
2.- UN GRITO SEPARATISTA, QUE ENFRENTÓ A LOS ALCALDES DE PUNO Y JULIACA
La elección popular de 1963, permitió que las autoridades elegidas volcaran en las municipalidades toda su creatividad y pasión política. El retorno de la elección para las municipalidades entre 1963 y 1969 trasladó la tensión política (del manejo nacional) a los concejos provinciales y distritales.
En la mayoría de provincias y distritos, el gobierno local, no fue un factor de perturbación, sino un sano resorte de mutuo control y emulación para servir mejor. Los gobiernos municipales elegidos por el pueblo, consiguiron robustecer la identidad cultural de la ciudad, dándoles nueva importancia a los valores locales de origen popular. Por ejemplo, en el Cuzco se creó el Premio de Fomento a la Cultura Cuzqueña, que se otorgó en 1967 y 1968 y que permitió estimular a artistas e intelectuales locales y avivó un espíritu de creación intelectual que no se repitió.
Solo, en algunas provincias y distritos abandonados y con dirigentes proveídos de una cosmovisión de desarrollo, la elección de autoridades locales generó un liderazgo local que se enfrentó a los funcionarios del gobierno central, cuando obstruían su trabajo bajo su visión de desarrollo, en algunos casos acertada. Ese fue el caso de Juliaca, cuyos líderes se enfrentaron a los funcionarios del Gobierno de Acción Popular en el departamento de Puno, destacando como protagonistas los ganadores de la elección, ese año de 1963, el alcalde de Juliaca Luis Cáceres, de la Lista Independiente (de Trabajadores y) Campesinos y el Alcalde de Puno Remigio Cabala, de Acción Popular, quienes buscaron demostrar ser buenos gobernantes, en su período de Gobierno (1964-1966).
El problema de Juliaca era que no había un plan conjunto de servicio de agua potable y esta se venía instalando fragmentariamente desde 1955, en suma carecía de servicios de agua y desagüe y por eso sus calles debido a los kilómetros de acequias abiertas, eran fuente de mal olor e infección y la población de Juliaca reclamaba canalización y drenaje de los riachuelos que atravesaban la ciudad y desde agosto de 1963; la CORPUNO tenía en agenda y la partida para contratar el estudio del saneamiento integral de la ciudad de Juliaca, pero el Directorio las comenzó a diferir, eso inquieto, pues debido a la inflación el costo se incrementaba. Además, en Juliaca, sin motivos, desde 1961, el motor nuevo de luz no era puesto en funcionamiento y por eso el servicio de luz era precario y la construcción del nuevo camal de Juliaca se alargaba, desde años atrás.
Natividad (o Natty) Soto Ruelas, dama juliaqueña que residía en Arequipa, (al sentir que Juliaca estaba abandonada,) difundió la idea que Juliaca fuese la capital de un nuevo departamento, el 11 de mayo de 1964, en el Diario "Noticias" de Arequipa. Fue tal el impacto, que en mayo también, la Liga de Fútbol de San Román y luego la de Voley rompen con sus similares en Puno.
Ante esa manifestación de fraccionamiento, Remigio Cabala, alcalde de Puno, pidió pronunciarse al Municipio de San Román, en Cabildo Abierto, pero su pedido no fue atendido. Entonces, el alcalde de Puno convocó y realizó un mitin el 23 de mayo de 1964, donde se acusó a las autoridades municipales y parlamentarios de Juliaca de divisionistas y se pronunció por la defensa de la integridad Departamental y se concluyó declarando que se recordara todos los años el 23 de mayo como día de la unidad e integridad del departamento. Así, empezó la guerra entre dos alcaldes, demasiado personalistas, donde cada uno buscó sacar ventaja del enfrentamiento y por tanto deseosos de mostrarse cada uno más fuerte que el otro y al lado de cada uno de ellos aparecieron bandos.
En Juliaca, el Concejo, los barrios y entidades representativas explicaron que las opiniones personales no eran oficiales y por eso rechazaron las acusaciones y anunciaron un mitin de respuesta para el 26 de mayo, que no llegó a concretizarse, por haberse decretado "duelo nacional por 7 días" debido a la tragedia del 25 de mayo en 1964, en Lima, en el Estadio Nacional.
La no realización del mitin de rechazo a las acusaciones de divisionismo había puesto en peligro el establecimiento de la Central Mayor de Cooperación Popular en Juliaca, pues el pretexto de divisionismo comenzó a ser usado para que COOPOP funcione en Puno, tal como algunos dirigentes puneños pretendían que esta funcionase en Puno
En Puno, el 30 de junio de 1964, en la Prefectura, el Prefecto Gustavo Salcedo Sánchez se reunió con Remigio Cabala, alcalde de Puno y con una comisión de regidores de Juliaca, para tratar sobre la Unidad Departamental.
La reunión con el Prefecto no resolvió el problema, pues Remigio Cabala, alcalde de Puno, insistía que Cooperación Popular funcione en Puno y no en Juliaca, a lo cual los Concejales de Juliaca replicaron que si se persistía en el traslado de Cooperación Popular de Juliaca a Puno, vendría el rompimiento de las dos provincias y el inicio oficial de la separación en otro departamento. No obstante los Concejales de Juliaca lograron que el alcalde de Puno se comprometiese a no obstruir la instalación de una filial de la Universidad de San Agustín en Juliaca. Así consta en el Manifiesto de primero de julio de 1964, del alcalde de Juliaca.
Los líderes de la lista independiente de trabajadores y campesinos, por su influencia en el medio rural, lograron una reunión de campesinos en el estadio antiguo de Juliaca, donde se censuró a los funcionarios de la CORPUNO.
Los líderes del departamento de Puno se habían dividido entre los que buscaban mantener el centralismo administrativo en la ciudad capital; y los Cáceres y sus seguidores, que buscaban descentralizar a partir de la desconcentración administrativa para Juliaca, pero los Cáceres eran más tenaces y creativos y aprovechando que habían estudiado y sido dirigentes de la Democracia Cristiana en la UNSA, convencieron a las autoridades para abrir una filial de esta Universidad en Juliaca, pero el 3 de diciembre de 1964, al destaparse este hecho en el Congreso, al debatirse el pliego de Educación en el Presupuesto General de La República, el diputado por Puno Fernando Manrique Enríquez, se sintió dolido, pues especuló que Arequipa quería profundizar sus vínculos con Juliaca para luego anexárselo y por eso en el Congreso dijo: es una puñalada artera la actitud de la Universidad de Arequipa de poner una filial en Juliaca y se opuso en el Congreso para que la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) tenga una partida para el funcionamiento de su filial en Juliaca. Los congresistas de la provincia de San Román, Roger y Néstor Cáceres comunicaron ese hecho a su hermano, el alcalde de Juliaca, por eso al día siguiente, el Municipio de Juliaca condenó tal actitud, de "michi" Manrique, como obstrucción al progreso de Juliaca y el pueblo de Juliaca se sintió postergado y humillado. Así, la pelea de los líderes por el predominio de sus cosmovisiones comenzó arrastrar a la población común y corriente y así se fue agrandando la población en discordia, pero este nuevo contingente sólo percibió lo aparente, la pelea entre la clase dirigente, que vivía en Puno y los que vivían en Juliaca, cuando en realidad era una lucha de cosmovisiones.
3.- EL ALCALDE DE JULIACA QUE DESACATÓ A LA "CORPUNO"
En noviembre de 1964, conforme con la Ley de CORPUNO, todos los municipios provinciales recibieron créditos, para realizar obras. El Municipio de Juliaca solicitó su cuota para promover el desarrollo urbanístico de Juliaca y la CORPUNO le entregó un préstamo para adoquinar las calles, terminar la remodelación de la Plaza de Armas y expropiar inmuebles para construir un Centro Cívico.
Luis Caceres, alcalde de Juliaca y sus concejales no estuvieron de acuerdo con el destino del préstamo y señalaron que el Directorio de CORPUNO, les impuso un préstamo para pavimentar, sin considerar que no podría efectuarse pues no existía servicios de agua potable y desagüe. Además que se estaba postergando los estudios de saneamiento. Es más, los motores para el agua potable, estaban desde 1964, casi un año, en el Callao al igual que las estructuras metálicas del Mercado Vecinal de Santa Bárbara estaban en Matarani y no eran recogidas.
Contraviniendo normas, audazmente, el municipio de Juliaca usó el crédito para comprar las 60 hectáreas del fundo Taparichi para el Parque Industrial, pretextando que era para no perder el valor adquisitivo del préstamo, pues seguía el trámite de expropiación de los terrenos del Centro Cívico, ya aprobado en Cámara de Diputados, además que la CORPUNO no señalaba las vías de ingreso al Parque Industrial.
Enero de 1965 la CORPUNO acusó al Municipio de San Román de malversación de fondos. Solicitó al fiscal en lo administrativo de la Corte de Puno, apertura de instrucción por malversación contra todos los miembros del Municipio. Los concejales de Juliaca replicaron que más bien la CORPUNO invirtió gruesas sumas en fines y obras no permitidas por la Ley y que malversaba los fondos de la Ley 13778 en la terminación de un "palacete" para el Area de Salud y en la construcción del Teatro Municipal de Puno y que decenas de millones fueron gastados en obras, inversiones y programas mal hechos, en adquisiciones sospechosas e irregulares, al margen del procedimiento que las leyes señalan, en viajes y vehículos y en pagos a una burocracia inoperante y centralizada, que sólo atendía las necesidades de la ciudad de Puno, pero se olvidaba de los otros pueblos y de la mayoritaria población campesina y que la CORPUNO y otras entidades públicas depositaban su dinero en Puno donde según los Concejales de Juliaca no había utilidad social, cuando contrariamente en Juliaca se precisaba ese crédito. Así, según los concejales de Juliaca, debido a que las clases dirigentes de la ciudad de Puno controlaban todas las instituciones y dependencias del estado, mediante sus funcionarios estatales estaban impidiendo o frenando el progreso de Juliaca, con el pretexto, que en Juliaca se cultivaba un anhelo separatista.
Luis Cáceres y sus concejales sentían que la CORPUNO obstruía su labor promotora, pues no les permitía realizar el parque industrial y otras obras que consideraban promotoras de desarrollo. Los estudios para instalar un Parque Industrial, realizados a petición de la CORPUNO, con el concurso de entidades nacionales e internacionales, concluyeron en promover la formación del Parque Industrial en Juliaca, en su salida a Puno, pero el Gerente de la CORPUNO, Oscar Espinosa Bedoya, en su carta abierta mostró que no estaba de acuerdo con las conclusiones técnicas y por eso considero necesario realizar nuevos estudios y paralizó la propaganda del Parque Industrial de la CORPUNO en su stand de la Feria del Pacífico, lo que fue calificado por los concejales de Juliaca, como una manipulación de postergar la obra y de obstruir el desarrollo industrial de Juliaca, a la manera del perro del hortelano y que los directivos de la CORPUNO procedían así, pues estaban siendo presionados, para que no se saque sus errores.
Otro hecho que molestaba a Luis Cáceres y sus concejales es que no se instalaba la Oficina de Industria en Juliaca y que había sido creada en el presupuesto de 1965 y según los concejales de Juliaca se gestionaba su cierre o traslado a Puno.
Además, concebían que los directivos de salud impedían y dificultaban el establecimiento de nuevas industrias en Juliaca, pues durante meses no habían otorgado las autorizaciones de ley a la planta embotelladora de Coca Cola, quienes recurrieron al Ministerio de salud para obtener la autorización de ley, en pocas horas.
Los concejales de Juliaca estaban molestos contra los funcionarios del sector salud, por no realizar ninguna construcción para servicio de salud en Juliaca, mientras en pueblos pequeños se edificaban postas y consideraron un sabotaje que decenas de postas de Juliaca estaban cerradas y que el personal de salud que atendía en Juliaca era diez veces menos al de Puno, teniendo ambas una población casi igual.
Luis Cáceres y sus concejales estaban molestos contra los directivos de la CORPUNO, pues les había negado un subsidio para aliento y propaganda de la Gran Feria Internacional de Juliaca, de 1965 (setiembre, 24), que, como cada año, se realizaba con motivo de la festividad de la Virgen de las Mercedes.
El anuncio que iba inaugurarse, en la ciudad de Puno, el Hospital Manuel Nuñez Butrón en 1965 (octubre, 16) desató la ira contenida del pueblo de Juliaca.
En 1965 (octubre, 15) la clase dirigente de Juliaca realizó una movilización pidiendo la formación de nuevo departamento con capital Juliaca o anexión a Arequipa.
Llegado el día de Juliaca, Andrés Romero Portugal, Presidente de la CORPUNO, no envió su representante y no entregó ninguna obra a Juliaca, a ello se sumaba que las vías adyacentes a Juliaca como la de Lampa y Azángaro no estaban atendidas y las de ingreso de Huancané y Cuzco eran estrechos y a pesar de estar financiada se demoraba la pavimentación de la carretera Puno-Juliaca, habiendo sospecha de uso de sus fondos.
En ese aniversario de Juliaca, en 1965 (octubre, 24), en una muestra de oposición a los planes de la CORPUNO, Luis Cáceres coloca la primera piedra del Parque Industrial de Juliaca.
Esa noche, en sesión solemne del Municipio, se denunció que, en Juliaca, ninguna obra inauguró CORPUNO, si esto continuaba San Román y otras provincias se separarían de Puno, dijo Luis Caceres. Y en su intervención el alcalde de Arequipa Ulrich Neisser, que era invitado especial, señaló que (a Juliaca) "Arequipa los recibiría con los brazos abiertos" y como protocolo entregó un ladrillo de sillar al alcalde de Juliaca Luis Cáceres, lo que fue aplaudido por la concurrencia. (Apaza, 2001: 160). Pero, en Puno corrió la noticia que Luis Cáceres y sus concejales planeaban anexar Juliaca al departamento de Arequipa o conformar la provincia del Collao.
4.- LA MOVILIZACIÓN SEPARATISTA DE JULIACA
Luis Cáceres y sus concejales aprovecharon las fiestas de Juliaca, de 1965, para mostrar que los directivos de CORPUNO no dejaban hacer las obras que querían y que habían abandonado a Juliaca, es más el 28 de octubre las autoridades edilicias, dirigentes y vecinos interesados en el progreso de Juliaca acuerdan realizar un paro de 24 horas o de 48 horas, para el 4 y 5 de noviembre y para su realización se declararon en sesión permanente y convocaron a Cabildo Abierto para el día siguiente.
En el Cabildo Abierto del 29 de Octubre la realización del Paro fue confirmada, los oradores; Félix Catacora, Regina Hani, Alfredo Queria, Zacarías Aréstegui, Naty Soto, Ramón Vargas, Víctor Zafferson, Mario Traverso Rivera, Isabel Pinto de Apaza, Ceferino Loayza, Desiderio Salas, Angel Aragonés, Lizardo Veria, Jaime Oviedo, Abraham Zea y otros; exigen la renuncia de los funcionarios de la CORPUNO, cumplimiento de obras y separarse de Puno y formar un departamento que se sugiere podría llamarse Collao y se conformó un Comité de Huelga presidido por Víctor Zafferson Macedo, Angel Aragonés y Natividad (o Natty) Soto Ruelas. Víctor Záfferson Macedo era un vecino notable para el Ejército y para la aristocracia limeña y por eso había sido designado Alcalde de la Provincia de San Román, en dos períodos, entre 1953-1956 y 1961-1962, al final del Gobierno Constitucional de Manuel Apolinario Odría Amoretti (1950-1956) y al final del Gobierno de Manuel Prado Ugarteche (1956-1962).
En Puno hubo alarma y las autoridades pidieron ayuda policial, argumentando que el paro estaba siendo preparado por comunistas y por eso cerca de un centenar de policías de asalto llegan de Lima a Juliaca, el 30 de octubre según René Calsín, aunque según Hugo Apaza eso sucede el 1 de noviembre.
Luis Cáceres, sus concejales y demás líderes de Juliaca, conscientes de la violencia que puede originarse, elaboran el "Manifiesto del Concejo Provincial de San Román (Juliaca) a La Nación", donde se explica las postergaciones y exigencias de la población Juliaqueña y bajo el lema "unidad con justicia" lo fechan al 31 de octubre y lo firman Luis Cáceres Velásquez, alcalde, Anselmo Arfinengo Gatti, teniente alcalde, los síndicos, Emilio Echegaray Aróstegui y Jacinto Castillo y los regidores Sergio Rodríguez Gamero, Sergio Dávila Urquiza, Miguel Ramos Zela, Abdón Benique Calla, Desiderio Salas Molina y Vitaliano Lazo Alí y con la erogación voluntaria de la población pagan (al diario La Prensa), donde el Manifiesto aparece publicado el 31 de Octubre.
Los líderes de Juliaca, para conmover al Gobierno y motivar al paro, realizan el 31 de Octubre la Marcha Cívica por Juliaca, donde participan 15000 pobladores qué, luego de escuchar a los oradores Luis Cáceres y Víctor Záfferson, aplauden la convocatoria al paro y así se ratifica el paro. Y por eso, en Puno, representantes de los partidos políticos se reunieron para analizar el paro de Juliaca.
Las autoridades de Puno, al no ser atendidas en sus invocaciones diarias, para que se suspenda el paro, pues estaba cerca el día de Puno, cambian de táctica; Gustavo Salcedo Sánchez, Prefecto del departamento, el 1 de noviembre, amenazó que se reprimirían los disturbios que pudieran perturbar los festejos del 297 aniversario de la ciudad de Puno.
El intento separatista de Juliaca se transformó en tema nacional y el 2 de noviembre, en la Cámara de Diputados se abre el debate sobre la Unidad Departamental de Puno, donde Roger y Néstor Cáceres defienden la lucha de Juliaca, niegan su participación en el paro y explican que el abandono y las postergaciones estaban generando el justo paro de Juliaca y cuestionan al poder ejecutivo por enviar cientos de policías en lugar de funcionarios del Ministerio de Fomento.
Ese mismo día, en un esfuerzo por evitar la huelga, el Jefe de la Comandancia de Armas, el Teniente Coronel Jefe de la 43 Comandancia de la Guardia Civil y el Subprefecto de la Provincia de San Román logran reunir en Paucarcolla, por la tarde del 2 de noviembre, a Remigio Cabala alcalde de Puno y el Jefe de la 13 Comandancia de la Guardia Civil de Puno con Luis Cáceres Alcalde de Juliaca, sus concejales, el Comité de Paro y con asistencia de periodistas, donde el Prefecto Gustavo Salcedo Sánchez se compromete a realizar una reunión con los Ministros de Estado, que arribarían al día siguiente para participar en las fiestas de aniversario de Puno.
El 3 de noviembre, el ministro de Gobierno y Policía, de Acción Popular, Javier Alva Orlandini, acompañado de otros Ministros y tres Diputados llega al Aeropuerto de Juliaca, donde lo esperaba una Comisión de vecinos, para dialogar un petitorio, exponer sus quejas, escuchar respuestas y entregarle documentos, pero el Ministro dijo que venía a inaugurar obras en Puno y que no conocía los problemas de Juliaca, e invocó al alcalde Luis Cáceres para que persuada al pueblo de Juliaca, para que no adopten actitudes violentas, pero, a insistencia de la Comisión, prometió dialogar en la tarde, luego la Comitiva Ministerial se dirigió a Azángaro, donde su alcalde Mauro Paredes en un enérgico discurso declaró Huésped Ilustre al Ministro Alva. En tanto las autoridades políticas anunciaron que a las 16 horas se realizaría una reunión, de alto nivel, para evitar la huelga, pero la Comitiva Ministerial, al retornar de Azángaro, para no dialogar, atraviesan la ciudad por un camino inusual, pasan por la calle Ramón Castilla, por la 43 comandancia, mientras miles de pobladores los esperaban en la Plaza Bolognesi, quienes al enterarse que el Ministro, de Acción Popular, no cumplió su promesa de diálogo, se encolerizaron, es más, los líderes de Juliaca, en las dos radios "Sol de los Andes" y "Juliaca" (en base al desaire, que era otra muestra del abandono,) motivaron con mayor contundencia al paro y a participar en ella y por eso en la noche se ratificó el paro total.
5.- LA REPRESIÓN SANGRIENTA A LA REBELDÍA JULIAQUEÑA
El día 4 de noviembre de 1965 se inició el paro a las cero horas con una explosión de dinamita en el cerro Huaynaroque y en el Municipio media hora después concluyó la última reunión de coordinación, con la arenga de Natividad Soto de "luchar hasta el final", según René Calsín, aunque Hugo Apaza concluye que esa reunión se realizó alrededor de la 1 de la mañana. Esa madrugada piquetes de huelguistas pusieron barricadas, con enormes piedras y abrieron zanjas en no menos de diez puntos, de diversas carreteras, principalmente en la carretera de Juliaca a Puno y de Juliaca a Cusco.
A las 6.30 de la mañana, cuando el cielo estaba nublado, se produjo el primer choque de un piquete de huelguistas con la policía, en la avenida Manuel Nuñez Butrón, cerca al hospital general del cono sur y a las 10.45 al observarse movimiento de trenes un grupo de huelguistas sacaron rieles y durmientes del ferrocarril, mientras el número de manifestantes empezaba a aumentar y llenar las calles. Los manifestantes llegaron a seis mil, según el comunicado de la policía.
La paralización fue total. El ferrocarril y las carreteras fueron bloqueados, pero la comunicación telefónica no fue interrumpida, aunque según el Comunicado de la Policía esta se restableció a las 12 del mediodía.
En Puno, en tanto, con motivo de su aniversario, desde las 9 de la mañana hasta las 12.30 de la tarde, se desarrolló en tres horas y media de la mañana un desfile escolar, militar y cívico, en la Plaza de Armas.
A la 1.10 de la tarde, el convoy de vehículos de la CORPUNO y UNTA, que iban al Aeropuerto a recibir al Presidente de la Cámara de Diputados, Ministros y funcionarios quiso romper el bloqueo humano de la carretera Puno-Juliaca, sin lograrlo, es más los vehículos fueron apedreados y sin evaluar la situación el Teniente del Ejército José Yale Morales sacó su revolver para amedrentar a los huelguistas, pero su actitud fue respondida con una pedrada que lo hirió, siendo inmediatamente conducido a la Clínica Americana, para su tratamiento, en tanto dos de los vehículos fueron volcados e incendiados, los demás vehículos se salvaron por el inicio de la lluvia torrencial, que obligó a los huelguista a guarecerse.
El Comando al saber que los huelguistas abandonaron sus barricadas por la lluvia, ordenaron que del Cuartel de Juliaca salieran tractores, que procedieron a derribar las barricadas, en tanto llegaban a Juliaca más policías. Al parecer faltaban más policías, pues gran parte de la policía y el Ejército estaban apostados en lugares estratégicos, con armas ligeras y pesadas, con la misión de informar de lo que sucedía en las diferentes partes de la ciudad. El Coronel Manuel Corrales Tello, Director General de la Guardia Civil, dirigía personalmente las operaciones.
Entre las 2 y 3 de la tarde, la población, al enterarse que los tractores limpiaban la vía, regresó encolerizada y se produjo el choque. La policía abrió fuego, cayendo varios heridos y los huelguistas se dispersaron en diversas direcciones, en tanto Luis Cáceres fue detenido y cuando la gente quiso rescatarlo y él al zafarse recibió un puntapié y un varazo en el rostro que hizo volar sus lentes que al caer al suelo se destrozaron y en medio de golpes fue metido en un "Land Rover". Luis Caceres alcalde de Juliaca y otros 18 cabecillas, fueron brutalmente arrestados e introducidos en un vehículo. Entre esos otros detenidos estaban Víctor Sáfferson, Sergio Dávila, Angel Aragonés, Luis Cervantes Ticona, Sixto Sáfferson, Luis Arfinengo, Mauro Catacora, Adrián Huamán, J. Aragón Núñez. y los entonces jóvenes líderes comunistas, Jorge Monzón Pezantes (Presidente de la Federación Universitaria del Cuzco), Fredy Zuñiga, Alfonso Calatayud Yañez y Andrés Valero Miranda.
Ante el arresto del alcalde, los miembros del Comité de Huelga y otros dirigentes, la población se reorganizó y nominó un Comité Cívico, presidido por Mario Traverso, quien se comprometió a continuar el paro hasta que sus dirigentes salieran en libertad y el Comité se comprometió a seguir la lucha de Juliaca señalando que "Juliaca no se rinde" y pasaron a la clandestinidad. Mario Traverso Rivera era una figura importante para la aristocracia limeña y por eso había sido designado alcalde de la Provincia de San Román, en dos períodos, entre 1956 y 1957 y 1962-1963, al inicio del Gobierno de Manuel Prado Ugarteche (1956-1962) y en el tiempo de la Junta, que depuso a Prado y que presidieron Ricardo Pérez Godoy (1962, julio-marzo 1963) y Nicolás Lindley López (1963, marzo-julio).
A las 4.20 de la tarde, la población se reconcentró en la Plaza Bolognesi y la Comisaría Policial fue rodeada por una muchedumbre que pedía libertad de su alcalde, atención a sus demandas y justicia, hasta que se produjo el desborde, un vehículo policial empezó a ser apedreado, al mismo tiempo una botella con gasolina impacto en un carro "Land Rover" de la Guardia Civil, que estaba estacionado en la puerta.
La policía salió disparando sus metralletas y sus ametralladoras ligeras al cuerpo de los manifestantes y el ruido de los disparos se mezclaban con el rebotar de las piedras, pero tuvo que pasar media hora para que la Plaza Bolognesi fuese controlada por la Policía de Asalto, que sólo pudo lograrlo por el apoyo oportuno que recibió de la guardia Republicana y el Ejército. En la Plaza Bolognesi, los heridos se retorcían en los jardines y el pavimento, siendo atendidos por lo médicos de la Unidad de Salud y las enfermeras de blanco, que llegaron en ambulancias, de la Clínica Americana y del Hospital de Juliaca y por las enfermeras voluntarias de la Cruz roja, vestidas de verde, una de ellas se limpió las lágrimas con el revés de la mano y siguió ayudando a los heridos.
La policía recibió la orden de controlar la ciudad y las bombas lacrimógenas, las varas policíacas y balas dispersaban a los huelguistas, que rápidamente se reagrupaban para defender sus baluartes de resistencia, que al final fueron tomados. El Cerro Colorado fue ocupado. El edificio Cáceres cayó y el estudiante cornejino (del INC 32) Santiago Mamani López (de 18 años) fue mortalmente herido. Ese día, también murió Eulogio Patricio Quispe Quispe, obrero de 29 años, a consecuencia de un disparo de metralleta, que le impactó en la región infraumbilical.
La policía realizó todo un operativo para silenciar a los periodistas, sobretodo allanar y silenciar a radio El Sol de los Andes y su noticiero "El pensamiento Andino", que dirigía el periodista Sergio Dávila Urquiza. Las fuerzas Armadas dirigidas por el Comandante Vildoso, que horas antes arrestaron al reportero gráfico de Correo, Rolando Angeles, violentaron la puerta de la radio Sol de los Andes, donde se habían encerrado periodistas para orientar a la protesta popular, al romperse la puerta, la ocuparon. Los periodistas y agitadores, para no ser detenidos, huyeron por los techos de las casas vecinas, pero algunos fueron atrapados, arrestados y golpeados. Asimismo, la Policía realizó otro operativo, pero solo para controlar las emisiones de radio Juliaca, (pues en ese entonces era vocero aprista y no cacerista), en ella solo se silencio al informativo "La voz de Juliaca", del periodista Víctor Urviola Garrido y en sus trasmisiones, fue obligada a pasar boletines oficiales e informar versiones y acciones efectuadas por las autoridades oficialistas.
Los detenidos fueron conducidos a la Comisaría y por eso nuevamente los manifestantes se dirigieron a ella para exigir su libertad, pero otra vez fueron violentamente dispersados. En la refriega resultaron heridos 27 civiles, 18 guardias civiles, dos soldados de la Guardia Republicana, un Oficial y un soldado del Ejército, eso según el Comunicado de la policía.
Llegada la noche, recién la acción conjunta del Ejército, Guardia civil, Guardia Republicana y la Policía de Investigaciones del Perú controlaron la ciudad y dos camiones del Ejército recorrían la ciudad con altavoces ordenando a la población no salir de sus casas y que las Fuerzas Armadas iban a repeler cualquier agresión, pero todavía en la oscuridad se sentían disparos.
Esa noche, el Ministro de Gobierno y Policía Javier Alva Orlandini, que daba las instrucciones desde la Comandancia de la Guardia Civil, ordenó que las garantías Constitucionales se suspendieran por 30 días en Juliaca y estableció el toque de queda.
6.- LAS MARCHAS DE LUTO Y SILENCIO
El 5 de noviembre de 1965 Juliaca amaneció con las calles y plazas ocupadas por miembros de la Guardia de Asalto de Lima y Arequipa y por efectivos del Ejército de Juliaca y "Rangers" de la División de Pomata, quienes patrullaban las calles en carros y con las metralletas en mano.
Ese día Luis Cáceres, junto con otras once personas, fue conducido a Arequipa y fue puesto a disposición de la III zona judicial de Policía, como autores del delito de sedición, ataque a la Fuerza Armada, contra las comunicaciones públicas, contra la tranquilidad pública, contra la libertad individual, contra la vida, el cuerpo y la salud, daños, incendios y otros estragos.
En Juliaca, ese 5 de noviembre las casas amanecieron con las banderas peruanas izadas a media asta y con crespones negros, especialmente en los barrios Cerro Colorado, Pueblo Nuevo, Villa Hermosa y Rinconada. Es más, en algunas casas en vez de la bandera roja-blanca-roja izaron en sus astas una bandera con los colores negro-blanco-negro.
Aquel día, muchas damas juliaqueñas empezaron a circular por las calles con traje negro, en señal de protesta y luto y así se mantuvieron hasta que fue puesto en libertad el alcalde de Juliaca. En tanto los jóvenes que llegaron a salir a las calles lo hicieron con bandas negras alrededor del brazo derecho.
El comercio no abrió sus puertas y las oficinas estatales no atendieron y en los alrededores de la ciudad de Juliaca grupos de personas se reunieron, portando banderas peruanas con crespones negros y en un lugar cercano a la ciudad el Comité decide continuar el paro y convertirlo en indefinido. Y por todo lado se oía que algunos dirigentes salieron secretamente de la ciudad a pedir ayuda campesina y que por eso la Fuerza del Orden colocaron estratégicamente armas pesadas, para evitar la toma de la ciudad por los campesinos.
A las doce del día estas asambleas son disueltas por la policía y el ejército, con un saldo de numerosos desaparecidos, 29 detenidos, 52 heridos y 2 muertos, Mariano Pandia Arce que tuvo una dolorosa agonía, cuando tenía 40 años y un joven de 19 años, Germán Humpiri Humpiri, debido a una herida en el cuello en las inmediaciones de las líneas del ferrocarril. Otros heridos se salvaron de milagro, así Lorenzo Quispe Condori de 28 años herido de tres balazos, uno de ellos en su abdomen, pensando que iba a morir contrajo matrimonio con su conviviente Sabina Ticona de 26 años, con quien tenía 3 hijos, todavía pequeños, pero el desahuciado pudo ser evacuado a Lima, al día siguiente, la boda lo realizó el Capellan del Hospital, Padre, Alfredo Vela y padrino fue el médico Luis Alberto Ponce, Jefe de la Unidad de Salud de Juliaca, quien el día anterior hizo un dramático pedido al Ministerio de Salud Pública, invocó el envió de un avión para evacuar a seis heridos graves y solicito se envíen: antibióticos, plasma y sangre para las intervenciones quirúrgicas, pues en el Hospital de la Unidad de Salud y en la Clínica Americana habían más de 60 heridos.
El sábado 6 de noviembre el Ministro de Gobierno y Policía Javier Alva Orlandini y su comitiva en su paso por Juliaca al aeropuerto fueron abucheados y en el aeropuerto se cruzan con la llegada de Roger y Néstor Cáceres, quienes, después de breve permanencia, son obligados a volver a lima. En tanto las damas de Juliaca intentan realizar un mitin y Fernando Monzón y otros estudiantes son apresados. Ese día se informaba que habían más de 20 desaparecidos.
El Domingo 7 de noviembre de 1965, alrededor de 1,500 damas asistieron a misa de exequias de víctimas identificadas, (en la Iglesia Santa Catalina,) después realizaron una marcha de silencio, portando una bandera nacional con crespón negro, todas estaban vestidas de negro y se dirigieron a la Plaza Bolognesi, donde la Policía no las dejó ingresar, dialogó con las dirigentas y ellas decidieron retornar a la Plaza Santa Catalina, para disolverse pacíficamente, además no podían hacer ninguna manifestación, pues la Policía y el Ejército observó todo su recorrido, además que llegaron más guardias de asalto.
Ese día, algunos consejos municipales del país respaldaron al Municipio de Juliaca y el regidor Abdón Benique, burlando al cerco policial, llegó a Arequipa, para contactar con la colonia juliaqueña y con las autoridades.
El 8 de noviembre, los residentes juliaqueños en Arequipa izan bandera a media asta, en Juliaca hay una nueva marcha del silencio y se detienen a 25 estudiantes y viajan a Lima un Comité de Damas con Anselmo Arfinengo (Teniente Alcalde y secretario General de Acción Popular) y en Huancané se concentran campesinos, que pretenden marchar a Juliaca.
Esa noche, en Lima, el Ministro de Gobierno y Policía Javier Alva Orlandini a petición de la Cámara de Diputados asistió a la sesión, donde prácticamente fue interpelado, en dos horas informó que en Juliaca solo encontró intransigencia y que elementos extremistas de Arequipa, Cuzco y Puno habían planificado violencia, el secuestro del presidente de la Cámara de Diputados (Armando Villanueva) e incluso de ministros, que la multitud encabezada por Luis Cáceres intentó asaltar la Comandancia, con dinamita y armas de fuego y por eso se decidió apresar al alcalde y otros dirigentes, que habían sido puestos a disposición de la III zona Judicial de Policía de Arequipa y que la Policía actuó valerosamente, ofreció entre otras pruebas, cascos abollados, botas perforadas y fotografías.
A su turno Néstor Caceres Velásquez replicó que la rebeldía de Juliaca expresaba la lucha de progresistas y gamonales que buscaban aferrarse a sus privilegios, que Juliaca era consciente de su movimiento cívico progresista y por eso no tenía necesidad de la intervención de gente foránea ni de infiltrados comunistas, por tanto, lo ocurrido el 4 y 5 de noviembres era una represión sangrienta propia de las dictaduras que condeno la misma alianza "Acción Popular - Democracia Cristiana" y que ni un policía recibió el impacto de una dinamita o arma de fuego e hizo quedar en ridículo las pruebas ofrecidas, al decir, el Ministro Alva ha exhibido una serie de fotografías de un carro incendiado, pero ni a una "vedette" se le ha fotografiado como a ese único carro, se le ha tomado fotos de atrás, de adelante, por los costados, levantándosele con la ruedas hacia arriba, en buena posición, pero que el Ministro Alva se olvidó premeditadamente de mostrar fotos de los muertos, y heridos y por eso la sangre derramada era la peor censura al Ministro de Gobierno y Policía.
El debate continuó el 9 de noviembre y en un discurso de cuatro horas Roger Cáceres, fustigó duramente al Ministro, responsabilizó al Ministro de la represión sangrienta en Juliaca, explicó que la violencia vino del Gobierno, afirmó, qué, el alcalde de Juliaca fue pateado, vejado y maltratado en la forma más miserable, que Juliaca pidió Justicia y el Ministro le dio metralla, que para justificarse el Ministro usaba el argumento barato de que hubo infiltración comunista, pero que el movimiento de Juliaca fue preparado a la luz del día y no clandestinamente como decía el Ministro, por tanto debía cesar la represión y debía liberarse a los detenidos y planteó un voto de censura contra el Ministro de Gobierno y Policía, Javier Alva Orlandini, de Acción Popular.
Ante los duros ataques, varios diputados de Acción Popular protestaron, uno de ello, Diaz Orihuela negó que Juliaca estuviera abandonada y leyó varias obras que Oscar Caceres realizó por más de 20 millones de soles, culpo a los Cáceres de la represión sangrienta señalando que Juliaca era víctima de los engaños de los Cáceres y afirmó que los 29 desaparecidos no estaban muertos sino detenidos en el cuartel y que ya estaban libres. Luego, en ese debate un Diputado de Acción Popular anunció que plantearía el desafuero de los hermanos Cáceres y eso provocó una gran silbatina. El argumento de los Cáceres había convencido y se esperaba que al día siguiente se plantearía la censura al Ministro.
En Puno, esa noche, militantes de Acción Popular y de la Democracia Cristiana, que eran dirigentes de algunos gremios de Puno realizaron un mitin de apoyo al Gobierno de Belaúnde y a sus autoridades. En tanto, en Juliaca, ese 9 de noviembre la Federación de Periodistas se pronuncia por detención de periodistas.
7.- LA AMNISTÍA A LOS DETENIDOS, TRIUNFO DE JULIACA
El 10 de noviembre en el Templo de Santa Catalina, 500 damas de Juliaca inician una huelga de hambre.
Ese miércoles, en la noche, en el Congreso surgen voces de reconocimiento a la actitud de Juliaca y se hace entrever que al Ministro se le debía disculpar por su desatinada actitud, el aprista Armando Villanueva rinde un homenaje a la protesta del pueblo de Juliaca y la coalición APRA-UNO se abstiene de plantear el voto de censura al Ministro y en su reemplazo sugiere la renuncia voluntaria del Ministro Alva, de Acción Popular y se presenta un proyecto de ley de amnistía a los detenidos.
El debate pasó las doce de la noche y ya era las tres de la madrugada del 11 de noviembre y el hombre fuerte de Acción Popular, el Ministro Javier Alva Orlandini después de recibir cuatro días de ataque recibió su derecho a réplica explicando que los Cáceres son falsos, demagogos, mentirosos y cínicos y por eso no aceptaba perdones, que asumía su responsabilidad por la actuación de la Guardia Civil y por eso manifestó que, "¡Ni la Guardia Civil ni el Ministro son cobardes!".
El jueves 11 de noviembre, a las 8 de la mañana, más de mil juliaqueños asistieron al Templo Santa Catalina a la misa de ocho días del fallecimiento de Eulogio Patricio Quispe y de Santiago Mamani López, primeras víctimas (de la represión sangrienta), luego hicieron una romería al Cementerio, encabezada por los familiares de las víctimas, para poner ofrendas de flores en las tumbas de ellos, las mujeres lloraban y Regina Hani de Urviola se desmayó y fue llevada al hospital en un camión.
Acabada la romería se realizó una nueva marcha silenciosa, donde destacaban las damas de Juliaca por su vestido negro, pero esta vez, en momentos se escuchaba gritos pidiendo justicia y libertad del alcalde Luis Cáceres Velásquez, donde los manifestantes recorrieron muchas calles, pero no ingresaron a la Plaza Bolognesi, pues allí estaba la policía.
En Arequipa, ese mismo día 11, el Juez Instructor, Comandante Félix Olivares dictó orden de detención definitiva contra Luis Cáceres Velásquez, alcalde de Juliaca, pues lo encontró culpable y de la Segunda Comisaría fue trasladado a la Cárcel Central de Varones de Arequipa (Av. siglo XX) y por eso sus hermanos Roger y Néstor Cáceres llegaron a Juliaca y en el aeropuerto, luego de informados y de dar recomendaciones Roger regresa para Arequipa, a realizar gestiones relacionadas con su hermano encarcelado y Néstor acompañado por un PIP se queda en Juliaca para recoger un informe preciso en el terreno de los sucesos.
En Puno, el alcalde Remigio Cabala Pinazo y otros líderes, para apoyar a su partido Acción Popular convocaron a un Cabildo Abierto, donde participaron 20 oradores que concluyeron en ratificar su pedido de desaforar a los diputados Cáceres Velásquez, rechazar el proyecto sobre amnistía, Decretar huelga indefinida si se concede la libertad al alcalde de Juliaca y demás detenidos en Arequipa y declararse en Cabildo Abierto permanente hasta que se solucione el problema.
La lucha descentralista de Juliaca parecía perdida, pero el factor difusión de los sucesos y sus motivos pudo más que el poder de la fuerza. Los líderes de Juliaca hábilmente, mediante sus boletines, manifiestos y sus representantes, habían motivado con anterioridad, a los sucesos, a los dueños de los medios de comunicación y convencido a los periodistas que la lucha de Juliaca era noticia, por eso, los medios de comunicación enviaron periodistas especiales, los eventos de Juliaca fueron informados al interior del Perú, en los diarios el Garrote de Juliaca, Los Andes de Puno, El Sol y el Comercio del Cuzco, El Pueblo y Correo de Arequipa y en Correo de Huancayo y en Lima la población se enteró mediante la Revista Caretas y los periódicos La Prensa, El Comercio, Expreso y Correo, que envió a sus periodistas Fidel Méndez Tello y Juan Salas Ocharan, sin embargo el que mayor impacto produjo fue el periodista Juan Ramírez Lazo, mediante su radioperiódico "El mundo", quien, a través de Radio Victoria de Lima y en cadena con Radio Selecta, Radio Callao y 42 emisoras en el país, conmovió al Perú con los detalles de los sucesos en Juliaca, en noviembre de 1965.
El 12 de noviembre de 1965, en Lima, la Cámara de Diputados, en sesión matinal continuó con el debate acalorado, sobre la represión sangrienta en Juliaca, que nuevamente sobrepasó las doce de la noche, concluyendo a la una de la madrugada del 13 de noviembre con la aprobación de la Ley de Amnistía a los detenidos, aunque el ministro de Acción Popular no fue censurado.
Los medios de comunicación que describían y explicaban el grito adolorido de las marchas del silencio y de otros incidentes, habían conmovido al país y al Gobierno y Juliaca había logrado la libertad de sus líderes, por eso el 13 de noviembre, las mujeres en una nueva marcha de silencio ingresan a la "plaza prohibida" a la plaza Bolognesi.
En Juliaca el 15 de noviembre de 1965 se levanta el paro general, el día 16 se restablece el funcionamiento de las dos emisoras, pues el Juez Instructor Ricardo Cortez Chávez ordenó que sean devueltas a sus propietarios, que reiniciaron sus transmisiones con el Himno Nacional. Ese año en Juliaca funcionaban dos emisoras: Sol de los Andes de propiedad de los hermanos Cáceres y Juliaca de propiedad de Regina Hani de Urviola. Radio "El Sol de los Andes" con el periodista Sergio Dávila Urquiza, director del noticiero "El pensamiento andino" y radio Juliaca con el periodista Víctor Urviola Garrido, director de "La voz de Juliaca", habían motivado y orientado la justa rebeldía del movimiento descentralista de Juliaca, de 1965; y por eso la primera emisora había estado silenciada y la segunda controlada en sus emisiones, del 5 al 15 de noviembre.
Los detenidos comenzaron a ser liberados, ese día 16 fue puesto en libertad el periodista y regidor del Municipio de Juliaca, Sergio Dávila y tres días después liberan al alcalde Luis Cáceres y al presidente del Comité de Huelga Víctor Záfferson. El día 20 Luis Cáceres viaja a Lima, dos días después lo hizo una Comisión de Concejales y todos ellos el día 24 se entrevistan con el presidente Fernando Belaúnde, a quien expusieron los motivos de la huelga. El alcalde Luis Cáceres vuelve a entrevistarse con el presidente de la República el 3 de diciembre y el día 4 se restablecen las Garantías Constituciones y el Estado de Derecho en la Provincia de San Román.
El 5 diciembre, según Hugo Apaza ó el 6 de diciembre, como señala René Calsín, el pueblo de Juliaca se volcó al aeropuerto e hizo un multitudinario recibimiento a su alcalde Luis Cáceres Velásquez, que vino acompañado de su hermano Róger, del periodista Juan Ramírez Lazo y otros que participaron activamente en las luchas de Juliaca y desde allí hizo su entrada triunfal en hombros del pueblo hasta la plaza de Armas, donde en más de cuatro horas, desde las 11.30 de la mañana hasta las 4 de la tarde fue recepcionado, el evento empezó con una misa y luego muchos con lágrimas dieron la bienvenida al alcalde de Juliaca, después se hizo una Sesión Solemne en el local del Municipio, donde se declara hijos predilectos a Luis Cáceres Velásquez, Víctor Zafferson Macedo, Mario Traverso Rivera, Angel Aragonés y Natividad Soto y huésped ilustre a Juan Ramírez Lazo.
8.- LOS BENEFICIADOS DE LA LUCHA JULIAQUEÑA
Los “Cáceres” fueron los más beneficiados de la represión sangrienta en Juliaca, de noviembre de 1965, debido a su mejor preparación y experiencia política, que tuvieron en Arequipa. Calcularon mejor un enfrentamiento con los políticos apoyados por los terratenientes, que vivían en la ciudad de Puno, eran conscientes de su poder sindical y sabían que la industria daba hegemonía a una ciudad y posicionamiento en el futuro, pues en ese entonces en América Latina la sociedad terrateniente estaba, empezando a ser reemplazada por la sociedad industrial y por eso se atrevieron a enfrentar a la caduca sociedad terrateniente y trasladaron la violencia que habían frenado en el campo hacia la ciudad de Juliaca y por eso estaban deseosos de adelantar la llegada de la sociedad industrial a Juliaca, pues de lograrlo se convertirían en los políticos más poderosos del departamento de Puno, en los más respetados del sur de Perú y considerados en el Gobierno Nacional.
La posición política de los “Cáceres”, donde Roger y Néstor eran diputados y Luis era alcalde de Juliaca Cáceres arrastró al resto de líderes de Juliaca y eso fue bueno para Juliaca, pues debido a lo sucedido en noviembre de 1965, Juliaca le quitó la hegemonía política a Puno y la descentralización administrativa comenzó a beneficiar a Juliaca y lo más importante lograron una descentralización presupuestal, que unido a su posicionamiento geográfico le daba una gran ventaja geopolítica frente a la ciudad de Puno.
En Puno, los vecinos se dieron cuenta que Juliaca había ganado la hegemonía política en el departamento y su cólera la volcaron sobre los funcionarios de la CORPUNO y los líderes de Acción Popular, el más atacado fue Remigio Cabala alcalde de Puno, a quien en las elecciones de 1966 lo ridiculizaron en las calles y bajo la melodía huaycheño le cantaban, "dos años y medio, que has hecho Cabala" (bis)..., Cabala se había enfrentado a los “Cáceres”.
La sociedad de hacendados al conocer el fatal desenlace, de la represión sangrienta y viendo enfriados los ánimos de “caceristas” y juliaqueños montaron una campaña de desprestigio contra Luis Cáceres exagerando sus intenciones y presentándolo como el hombre que quiso dividir a Puno. Los terratenientes preocupados por la promesa cacerista de quitarles su tierra, aprovecharon los sucesos de Juliaca para consolidar una corriente anticacerista y maliciosamente presentaron al juliaqueño como un comerciante al que solo le interesa su negocio. Así los terratenientes viendo peligrar su sociedad agraria exageraron las debilidades de los caceristas y de esa manera muchos no se dieron cuenta que la virtud del “Cacerismo” era ser precursores de la sociedad industrial. Pero, los terratenientes tenían los años contados y en la década de 1970 serían liquidados.

En suma, los “Cáceres” se convirtieron en los nuevos caciques de la política puneña y en los líderes más respetados por el Gobierno. Y su poder se mantuvo en los cuarenta años siguientes, hasta fines del siglo XX. A principios del siglo XXI las ideas de los “Cáceres” se volvieron caducas, y en el departamento de Puno aparecería un nuevo caos de liderazgo.