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jueves, 10 de febrero de 2011

CHIUCHICO AZANGARINO

EL CHIUCHICO HABIA SIDO SIEMPRE AZANGARINO


PAGINAS DE LA HISTORIA:
Transcripción textual de algunos capítulos del libro de José Domingo Choquehuanca
ESTADISTICA COMPLETA DE LOS RAMOS ECONOMICO POLITICOS DE LA PROVINCIA DE AZANGARO. Quinquenio contado desde 1825 hasta 1829 inclusive. Formado por el ciudadano José Domingo Choquehuanca, Diputado que fue de la M.H. J. Departamental de Puno.
Lima 1833



(Extracto publicado en la Revista Aswan Qhari N° 19)
http://galeon.com/revistaswanqhari/cvitae1032328.html
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De la Civilización de los usos, de las costumbres y de las preocupaciones de
los que componen la primera clase (1) de la Provincia.

La parte civilizada se compone de los funcionarios públicos, de algunos propietarios, y de algunos vecinos, que por las proporciones que disfrutan por el trato de la gente que han tenido, y, por la proporción que ocupan han llegado a tener un trato culto, y unas maneas decentes y agradables: en esta clase, ya se han difundido los usos modernos, en el gusto o el aseo de las mesas, y en el modo de vestir: antes de la independencia, los banquetes eran muy abundantes, costosos, y mal servidos: al presente son muy espléndidos, y muy bien dispuestos. Antes del presente Gobierno los más vestían de bayetones y otros géneros burdos; y ahora visten generalmente de paño y de otros géneros delicados; así mismo el bello-secso, viste con más gracia y escencia. (2). Propagados en el todo los usos de la ilustrada europa, nuestros pósteros con el transcurso del tiempo; ya no serán como nuestros padres que amontonando el oro y la plata vivían tristemente, sin disfrutar los placenteros foces, de una sociedad culta. Ocupados siempre en litigios, y gastando sus caudales, en regalar y coechar a los juezes, oprimían a los más débiles, quedando siempre impugnes de sus arbitrariedades.

Demostrada la literatura, resta tratar de los demás conocimientos que por una contracción particular se ha adquirido. En los cinco años que se cuentan de la Independencia general de la República, ha sido notabilísima la transformación de ideas, en orden a la nociones políticas. Por la fuerza irresistible de la omnipotencia de la opinión general, se han difundido los gobierno popular representativo, cuya marcha a pesar de inconvenientes sin duda llegará a su perfección por los resultados de la experiencia. Así mismo, ya se ha llegado a entender que las leyes (aun que se digan que son del cielo) son malas cuando no son dictadas por el bien común. ¡Qué tanto abusos santificados, ya se miran con horror! Desencadenando el entendimiento humano debe hacer infinitos progresos en toda clase de conocimientos. Desaparecerán al fin tantos errores que en orden político y religioso, han sido tan innesios a las sociedades.

La hospitalidad es una de las costumbres virtuosas de los vecinos notables de la provincia. Cuando algún sujeto decente llega a un pueblo, (aún que sea desconocido) inmediatamente lo visitan, y se ofrecen con toda voluntad; y, el que lo hospeda trata de complacerlo en todo lo que puede; esto es, feriandole la mejor habitación, franqueandole su mesa, y proporcionándole cuanto necesita un transeunte. A todas las demás gentes se le presta también acogida y se les trata con la benignidad que ecsije la hospitalidad.

La ferias o mercados públicos se reducen a las fiestas que se celebran por las iglesias de los pueblos: entonces se reunen toda clase de gente de los pueblos y provincias inmediatas, con el fin de comprar, vender y divertirse. En estas ocasiones se jugaban grandes cantidades de dinero a los juegos de suerte y a los de carteo: al presente sea por que ya no ecsisten en las provincia, los que las fomentaban ó por que no hayan aficionados, solamente se ven dichos juegos cuando concurren en las fiestas de los de fuera de la provincia.

Cuando se creía que los toros y las comedias eran parte del culto religioso (1) los vecinos principales estaban obligados a desempeñar estos cargos; los que a pesar de ser muy costosos, los llenaban de las mayores satisfacciones; por que esperaban la protección de Dios, y de los santos.

Los alferazgos (2) que en tiempos del Gobierno Español pasaban los primeros vecinos de los pueblos eran muy suntuosos, y aseguraran que llegaban a costar hasta más de dos mil pesos, por los grandes dispendios que les eran consiguientes, por ahora ya se han negado a estos cargos, y a los demás referidos, y solamente los indígenas son os que sostienen el culto como se dirá en adelante.

Los matrimonios por la decadencia que han padecido las pueblos, ya no son públicos y solemnes; las más veces se contraen privadamente: no hay cosa particular que esponer; por que son según las costumbres generales.

Desde que se ha difundido la ilustración han perdido su crédito; las novelas que trataban de diablos y condenados que se aparecían en esta vida, y de las almas que penaban entre nosotros esperando sufragios. Han desaparecido también las brujas que tanto ruido habían hecho; pero todo lo referido, aun subsiste entre los indígenas como se dirá después.

Los fandangos son los que constituyen una de las principales diversiones de los de la provincia; en una noche de baile se ve a los concurrentes electrisados con el licor, respirar y rebosar alegría; por que libres de las trabas de la etiqueta gastan del humor más franco y festivo. Acostumbran aun las cachuas, las que son ciertas canciones, de la primitiva lengua peruana, y se ejecutan por coros de hombres y mujeres que cantando y bailando dan continuas vueltas asidos de las manos en rueda. Los días de Carnabales son los más festivos y alegres por las reuniones recíprocas, y por los juegos de arina y flores: los tres días salen por los campos que están verdes y floridos; por todas partes se ven corros de hombres y mugeres (con sus banderas) que están cantando y bailando al son de los toques de las flautas rústicas y de los tamboriles; y locos de alegría corren por diversas direcciones. En éstos días generalmente se hacen los chacos, que no son otra cosa que la caza de benados huanacos, bicuñas, y adornada con banderas, y vecinos reciben la caza. Es general la costumbre del Chiu chico que no es otra cosa que una reunión de hombre y mujeres que con sus flautas, tamboriles y provisión de botellas de licor salen muy a la madrugada, arreando un borrico con censerros, bestido de malvas, y cantando ciertas canciones entran a las casas por donde puedan a la fuerza y muchas veces votando las puertas, y la que encuentran en cama lo sacan, a medio vestir, y lo montan en el borrico; y después de haberle brindado varios vazos de licor lo conducen a otra casa, donde hacen lo propio, y así van reuniendo hombres y mugeres hasta que acaba de amanecer y reunidos en una de las casa de los concurrentes siguen bailando. En el ultimo día del carnabal a las cinco de la tarde se reunen la plaza a cantar la despedida; y al funesto toque de la campana que anuncia el miércoles de ceniza, espresando en sus cánticos, al alegría presente y el recuerdo de lo futuro, lloran amargamente la memoria de la mortalidad; concluida esta tierna escena, se recogen a sus respectivas casas en la que continúan bailando hasta que amaneciendo el miércoles de ceniza recobran el juicio, y siguen con sus tristes días.

Los funerales siempre están sujetos á aquellas rudas costumbres, que la ignorancia, la vanidad, y las preocupaciones dejaron radicadas, para afligir a los miserables vivientes, por los cuantiosos gastos que es forzoso emprender, en semejantes caso.

Generalmente los vesinos de la provincia observan respeto y subordinación a las autoridades establecidas, y por eso es que toda clase de órdenes de la prefectura, y del gobierno se cumplen con la más exacta puntualidad; así es que el dicho respecto se puede decir que la provincia de Azángaro es una de las primeras del departamento.

Son notables los homenajes, que se prestan al sub prefecto de la provincia; siguiendo las antiguas costumbres con relación a los subdelegados. Siempre que sale el sub prefecto de su capital, las autoridades subalternas, y los vesinos lo acompañan hasta cierta distancia; lo mismo que en los pueblos de la provincia tiene la costumbre de salir a recibirlo acompañados de diversas clases de bailes, con cajas y clarines, y otras demostraciones de regosijo. El gobernador es el que regaladamente reconoce una obligación, para hospedar al jefe de la provincia; y para esto en otros tiempos solían prorratear a los indijenas.

* Del Archivo particular de Mauro Paredes (Arequipa)


El Club Yerva Joven de Azángaro es uno de los actuales grupos que entusiastas celebran los Carnavales chiuchiqueando