NUESTRA BIENVENIDA

Tu amigo Bruno Medina Enríquez, Director de la Revista ASWAN QHARI, te da la bienvenida para que juntos construyamos los enlaces que nos ayudan a revalorar nuestra cultura y auspiciar un futuro promisorio, en la búsqueda de alcanzar el Sumac Causay, que nos hará libres en una nueva sociedad!!!



jueves, 27 de diciembre de 2012

CRÓNICA DE WANCHO LIMA. 89 AÑOS DESPUÉS

CRÓNICA DE WANCHO LIMA. 89 AÑOS DESPUÉS

Saturnino Corimayhua en Wancho Lima.

José Luis Ayala Olazaval

El domingo 16 de diciembre de 1923, a las nueve de la mañana, el mayor E. P. Luis Vinatea, al mando de 350 soldados de infantería y caballería, de pronto irrumpió en la comunidad campesina de Wancho, ubicada en el distrito de Huancané, provincia del mismo nombre, en el departamento de Puno. La novedad de la represión oficial fue que por primera vez un gobierno civil como el de Augusto B. Leguía, enviaba la Fuerza Armada para reprimir  indiscriminadamente a campesinos pobres, sobre todo con el uso de ametralladoras, solo para en caso de guerra. Fue un acto cruel de parte del Estado Peruano, hecho que ha sido registrado por algunos aficionados a la historia y diletantes como Florencio Díaz Bedregal y Luis Gallegos. Pero hay trabajos serios que corresponden a Wilfredo Kapsoli, Antonio Rengifo, Leoncio Mamani Coaquira, Wilson Reátegui, Pablo Macera, José Luis Rénique y José Luis Velásquez Garambel.
   Cuando numerosos campesinos y campesinas de Wancho, se encontraban dedicados al intercambio de sus productos como a la adquisición de los que necesitaban y, los directivos de Wancho Lima realizan una asamblea, fueron sorprendidos por una fuerza letal que empezó a disparar para matar a todo ser humano, sin importarle que cayeran niños, niñas, ancianos y pequeños comerciantes que llegaron de otros lugares. La represión jamás narrada, después de acabar con campesinos, cuyo número determinado nunca se supo, quemó el pueblo llamado Wancho Lima, fundado para conseguir un desarrollo social y económico autónomo.
     Muchos de los dirigentes fueron apresados y trasladados por orden de Vinatea al local del Concejo Provincial de Huancané, donde los torturaron y luego dispuso el fusilamiento sistemático como colectivo. Mariano Paqo Mamani logró salvarse zambulléndose en el río Cocahuta y luego se presentó en Lima para mostrar las cicatrices de la tortura y heridas de las balas que no pudieron matarlo. Tanto Ezequiel Urviola como Carlos Condorena se encargaron de denunciar los hechos de violaciones de derechos humanos. El Congreso de ese entonces se mostró estoico como indiferente, el eterno diputado legüista por Huancané, Juan de Dios Salazar y Oyarzábal, negó cínicamente los hechos ocurridos en Wancho Lima.  
   Después de muchas muertes y al final de una represión inhumana, Vinatea, declaró que era un peligro el hecho que los campesinos aprendieran a leer y escribir, recomendó tener mucho cuidado con los “indios letrados, anarquistas, socialistas  y comunistas”. Advirtió que era necesario establecer un cuartel en Huancané, para vigilar, analizar y reprimir los futuros actos de reivindicación social “de los indios”. Así, el domingo 16 de diciembre de 1923, la ciudad de Wancho Lima, capital de la República Tawantisuyana, quedó en escombros.
    Desde entonces han transcurrido 89 años, el mayor E. P. Luis Vinatea, el juez Enrique Gallegos, el gamonal y diputado por Huancané José Alemán Cornejo y menos los subprefectos y actores mestizos de la represión, no fueron procesados por el Poder Judicial, una entidad como la de ahora sigue siendo corrupta con excepción de algunos jueces probos. En el lugar denominado Muquraya, donde antes estaba ubicada la Ciudad de Wancho Lima, ahora se ha construido un centro poblado que viene a sustituir a la antigua capital de la descolonización cultural y política. El paisaje sigue siendo el mismo, sin embargo, dialécticamente hablando nada ha cambiado pero nada tampoco es lo mismo de antes.
     Para realizar un acto conmemorativo y homenaje a los héroes civiles de Wancho Lima, el día jueves 13 de diciembre, se desarrolló una actividad  cultural en el local del Concejo Provincial de Huancané, organizado por el director del Colegio “César Vallejo”, profesor Rolando Poma Ramos, quien tuvo a su cargo las palabras de bienvenida y el acierto de invitar a Fidel Mendoza, Leoncio Mamani Coaquira, José Luis Velásquez Garambel y a Jorge Flórez-Áybar. El suscrito leyó varios poemas, Fernando Chuquipiunta saludó a los escritores y Carmen Luz Ayala, leyó también poemas en su tierra natal.
    La gran sorpresa de la noche fue la presencia y participación de Saturnino Corimayhua, quien fue invitado por el ilustre docente y paradigmático director del Colegio “César Vallejo” de Huancané Rolando Poma Ramos, para que hiciera el uso de la palabra. Como viejo zorro político, cuajado en mil batallas ideológicas que las ganó a base de pundonor y visión de un mundo en conflicto, habló con el corazón en la mano. Agradeció en nombre de la comunidad campesina de Wancho Lima a los escritores invitados y señaló que se había gestado un movimiento destinado a conseguir la distritalización de Wancho Lima. Las palabras y convicción de Saturnino Corimayhua, hizo recordar su participación  en las luchas campesinas del siglo pasado, más aún cuando llegó a ser secretario general de la Confederación de Campesinos del Perú.   
     Al día siguiente, viernes 14, en el Pedagógico de Huancané,  Aurelio Medina “Moshó” disertó acerca del “Orsismo”, Leoncio Mamani Coaquira y el cronista que suscribe este informe, se refirieron al significado de la gesta de Wancho Lima, Fernando Chuquipiunta leyó sus poemas. El domingo 16 antes de trasladarnos a Wancho Lima, la alcaldesa Margarita Corimayhua Carcasi, se hizo presente para entregarnos una condecoración porque tenía que viajar para atender un asunto urgente en Juliaca. Una vez constituidos en Wancho Lima, dirigidos por Saturnino Corimayhua hicimos una peregrinación por los históricos lugares de la tragedia del domingo 16 de diciembre de 1923.
    Por la tarde visitamos la tumba de Evaristo Corimayhua y se rindió un homenaje a Antonio F. Luque, muchos pobladores salieron de sus casas para saludarnos. Cuando llegamos a la plaza de Wancho Lima, nos informaron que “un francesito había llegado para concurrir a la ceremonia”, era Dimitri, a quien habíamos conocido en Lima y ahora trabaja respecto a rebeliones campesinas de Puno, su tesis incluye un estudio referente a las ideologías de los movimientos sociales campesinos del siglo XX. Dimitri se mostró en todo momento admirado por el grado de cohesión y fraternidad de los wancheños. Fue también un día para recordar a Yaqueline Weller, lingüista francesa que llegó hasta Wancho Lima en 1969, falleció en París, en el mes de abril de este año. Trabajaba para el C.N.R.S y la acompañamos para conocer a Mariano Paqo Mamani, ignoramos dónde estarán ahora las grabaciones que poseía, como  fotografías y planos que reconstruyó a base de entrevistas. La imagen de “Yaquicha”, su dulce sonrisa aparecía detrás del viento. Su voz traída el resplandor de la tarde se parecía a una melodía de zampoñas tocadas al fondo del tiempo y la memoria que no la olvidará nunca.     
    Durante la caminata muchas personas se acercaron para decirnos que Wancho Lima sigue siendo una comunidad luchadora, que la llama de la libertad y los derechos de los campesinos no se ha extinguido. Sin duda, el proceso de descolonización ha empezado a madurar, aunque nos dijeron que también hay wancheños indiferentes, a quienes no les interesa el destino de su comunidad, durante tantos años tan segregada, abandonada y detestada por un Estado nación con mentalidad colonial. Sin duda la pobreza ha aumentado, el éxodo ha sido masivo y la falta de oportunidades de trabajo ha hecho un efecto letal de abandono social del campo.
   Así, los wancheños de hoy están más pobres que antes de 1923. De nada ha servido que se hayan sublevado contra un sistema injusto de explotación social. El Estado nación los ha castigado sistemáticamente, los ha abandonado para que nunca más las comunidades de Puno reclamen sus derechos, no les ha dado nada. El agro está abandonado, los campesinos no tienen acceso a crédito, ni semillas, no hay nuevas construcciones de viviendas. Lo poco que producen es solo para el autoconsumo, a pesar de haberse detectado la presencia de gas y petróleo, esa riqueza si es explotada, no beneficiará a Wancho Lima sino a empresas extranjeras. Sin embargo, Wancho Lima sabrá hacer respetar sus derechos a las riquezas naturales. Está históricamente demostrado que la explotación minera y petrolera empobrece a las poblaciones y solo dejan desolación, miseria y pobreza.       
   Un caso curioso fue la repentina presencia de “B. Zool Abel de la Serna Cornejo. Especialista zootécnico T. 14883. Andel 85. Tco Agropecuario. 0655-Ina-91-69”, quien se presentó en Huancané, portando un maletín lleno de remedios para ganado. Se ofreció acompañarnos para: “contribuir en el esclarecimiento de los hechos, muchos de ellos han sido tergiversados por algunos historiadores”. En efecto, guardó su mercadería consistente en remedios para el ganado contra la fiebre la aptosa, diarrea, cansancio, presencia de garrapatas, pulgas y otras enfermedades. Más tarde nos informaron que había trabajado en Lima como veterinario y sufrido un accidente.
    Así, Abel de la Serna Cornejo resultó ser un personaje fraterno, curioso y a la vez extraño, pero es sin duda es un wancheño narrador de hechos imaginarios, dijo lo siguiente: “Lo que pasó en Wancho Lima, en 1923, fue una masacre sin nombre. Los caballos de Vinatea llegaron en la madrugada botando fuego por la nariz, parecía que montaban anchanchos (1). Era un oficial que odiaba a los campesinos progresistas y expedía espuma por la boca: ‘Hay que matar a estos indios’ - había dicho. Los soldados obedecieron porque la mayoría eran del Cusco y como quechuas despreciaban a los aymaras de Puno, nada señor, disparaban al cuerpo, tiro certero, ¡qué vaina!, de frente al corazón. Este oficial no quería hablar con nadie aunque los dirigentes hicieron flamear una bandera blanca. Nada señor. ¡Qué carajo!, maten a todos - ordenó. Los cadáveres se veían desde lejos. Preguntaba: ¿Quiénes son dirigentes? Una vez identificados, ya está, - mátenlos – ordenaba.
      Una noche llegó el presidente Augusto B. Leguía en su caballo negro, hermoso. Yo como veterinario conozco a los animales y sé que cuando están cansados no quieren caminar más. Llegó desde Lima y habló con los dirigentes wanchenos. ‘Sigan adelante, los indios son mi hermanos menores, hagan escuelas y un qato (2), si algo pasa, rápido van a Lima y los defenderé.  Daré mi vida por ustedes’ – dijo. Pero a la hora de los loros, se torció como todo misti traidor (3). Después de la matanza, dijo: ‘No me jodan, no me fastidien, tengo tanto que hacer y no voy a escuchar a los indios. Si los han matado que los entierren’.
     Ese Vinatea llegó a ser general pero nada le pasó, dice que se reía cuando le hablaban de Wancho Lima. El Che Guevara quiso venir para ayudar a los wancheños pero Fidel Castro le había dicho: ‘Mejor no nos metamos porque no nos han llamado. Sería feo quedar mal ante la gente que ni nos conocemos. No sabemos su idioma ni conocemos sus costumbres, además qué hablarán, mejor tranquilo nomá chino’. De repente los dirigentes se convirtieron en personas invisibles, eso falta investigar, Yo conocí a un viejito, me aseguró que Vinatea mascaba pólvora y cagaba balas. Por eso estaba prohibido acercase a él a cualquier persona que fumaba. El rancho de los soldados era así: papas con ají y pólvora, bastante café con mejoral (4) para que actúen al toque, les puso un tapón en los oídos para que no escuchen el sonido de las ametralladoras ni llanto de los niños y mujeres que pedían auxilio. Nada, nada: ‘Maten a estos indios de mierda’ – era la orden.
    Desde lejos se podía ver el fuego de los techos de la Wancho Lima y las casas de campesinos. Gente en los cerros como moscas. Las ametralladoras sonaban: ‘Treque, treque, treque’. La gente gritaba: ‘Bala, bala, bala’, por eso nos dicen “wala walas” (5). Después llegaron varios periodistas, historiadores, ‘voy a escribir un libro’ – dijeron. Nadie sabe que hay un túnel que sale de Aña aña (6) y llega a la plaza de Wancho, por eso se salvaron los maestros. Hay otro túnel que entra a las minas de plata. Los wancheños no van al cielo, prefieren el infierno porque allá hay minas. Les gustan las minas. Antes de llegar a Lima  San Martín pasó por Wancho. Como era un misti que hablaba jerga argentina y los wancheños no sabían hablar castellano, había dicho: ‘Mejor me voy a Lima y allí hablaré con los criollos mistis’. San Martín tenía mucho dolor de cabeza, le dolía también el estómago. Era soltero, pero en Puno dejó un hijo con otro apellido’.               
     Nadie camina de noche por Muquraya (7) porque los muertos dice que se reúnen, a veces, para saber qué pasa. Pero en Todos los Santos regresan a sus casas y bailan, es terrible verlos o escuchar cuando tocan pinquilos (8). Ahora los jóvenes que van al cuartel ya están fregados, los que van a Lima peor. Ya no quieren comer chuño (9) ni watias (10). ‘Son cosas de indios’ – dicen.  Escuchan música roquera, quieren enamoradas mestizas, los abogados ya no vienen, hacen sus casas en las ciudades. Así todo va a la deriva, algunos solo vienen en las fiestas y derrocan mucha plata, cuando en las ciudades viven pobremente. Eso me consta a mí. Ahora cualquiera es doctor. ‘Dime doctor. No soy como tú. Amarra to lingua. Mírate en el espijo’ – dicen.      
    
    Pero más allá de esta simpatiquísima anécdota que tiene una mezcla de cosmopercepción, una falsa visión de la historia y de la realidad. Lo importante es señalar que en Wancho Lima, ahora hay un fantasma que recorre sus caminos. Los wancheños han decidido que esa comunidad y poblado menor, se convierta en un distrito de la provincia de Huancané. En otras palabras, reemprender el proceso trunco de descolonización y cuestionar al insoportable centralismo hispano, criollo y limeño que tanto daño ha hecho y hace al Perú. Es una cruzada que había quedado como una promesa incumplida a sus héroes civiles, pero ahora los wancheños han decidido tener sus propios alcaldes y autoridades aymaras democráticamente elegidas. Sin embargo, los wancheños están más pobres que antes de 1923, el Estado-nación los ha derrotado sistemáticamente, los ha desterrado y condenado ha convertirse en parias del siglo XXI. No hay una fuerza capaz de revertir esa dolorosa realidad. Los jóvenes prefieren migrar porque el Estado nación, no ha invertido ni un solo centavo para el impulsar el desarrollo del agro. Hace muchos años que Huancané no tiene un representante en el Congreso y menos en el Gobierno Regional. El actual representante por Huancané ha sido formalmente denunciado por nosotros haber ordenado la quema de libros del I Festival del Libro Huancaneño. En Huancané no existe una sociedad civil capaz de reclamar los derechos cívicos ni humanos de su población. ¿Hasta cuándo? Hasta que haya un nueva generación con identidad y conciencia política.          
   Todo depende ahora del apoyo que tengan los wancheños en el desprestigiado Congreso de la República, porque tendrán que conseguir la cantidad de votos necesarios para la aprobación de una ley. Luego obtener el apoyo de la presidencia de la República. En gran medida depende de la llegada que tengan ante la señora Nadine Heredia, al duro ministro de economía y sensibilidad del presidente Ollanta Humala Tasso, quien finalmente determinará si ese derecho procede o no. Nunca como ahora significa una tarea difícil pero no imposible de realizar. Como se trata de un gobierno al servicio de las transnacionales, con una clara expresión de política colonial y ningún apoyo a las comunidades campesinas, ya veremos qué pasa. De todos modos, Wancho Lima y los hermanos wancheños, contarán siempre con nuestro apoyo incondicional a cambio de nada.               
(21/12/2012).
José Luis Ayala y Saturnino Corimayhua
   
1. Anchancho. Ser mitológico de la cosmopercepción andina, parecido a un chancho, animal nocivo porque se come los frutos inmaduros de los cultivos. 
2. Qatu. Lugar de comercio donde se realiza el intercambio de productos alimenticios, por lo general hay un día de la semana para esta antigua forma de sobrevivencia.
3. Misti traidor. Mestizo, insincero y lleno de ambigüedades.
4. Mejoral. Pastilla para curar la gripe y aminorar el dolor.  
5. Wala wala. Palabra aymarizada que significa bala, bala.
6. Aña aña.- Lugar donde funcionó la primera escuela clandestina de la comunidad de Wancho.
7. Muquraya. Lugar donde fue construida la Ciudad de Wancho Lima.
8. Pinquillos. Instrumento musical de viento, hecho de caña hueca.
9. Chuño.- Papa deshidratada.
10. Watias. Papas cocidas en hornos precarios de terrones secos.