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Tu amigo Bruno Medina Enríquez, Director de la Revista ASWAN QHARI, te da la bienvenida para que juntos construyamos los enlaces que nos ayudan a revalorar nuestra cultura y auspiciar un futuro promisorio, en la búsqueda de alcanzar el Sumac Causay, que nos hará libres en una nueva sociedad!!!



jueves, 5 de julio de 2007

LOS ASWANQHARIS EMPRENDEN NUEVAS BATALLAS


Nuevas Batallas
No seran los tiempos de Pedro Vilca Apaza, ni serán los colonialistas quienes estan el otro lado de la orilla, pero deben ser nuevas versiones de personajes que emprenden batallas por una causa justa:
La exigencia que el rio Azangaro y por tanto el Rio Ramis no siga siendo contaminado por los relaves mineros de la Mina San Rafael, en Ananea y SanAntonio de Putina, ha motivado que la masiva población de toda la provincia de Azangaro se movilice, principalmente al cuello de botella que es el puente Maravillas, que comunica a Puno, Juliaca con todo el norte del departamento y por ende es ruta obligada de la interoceanica.
En la presente Nota publicada en el diario Los Andes, se reporta de esta nueva batalla de los Aswanqharis:


Crónica de los azangarinos que le ganaron la batalla a los policías en Juliaca


Cuando daban las 6:00 a.m. de ayer, recibí la llamada de David Sucacahua Yucra, un conocido periodista que cubre las informaciones policiales para “Fama TV”, quien desesperado me decía por teléfono – “La Policía y los huelguistas se están sacando la …, ¿donde estas?” - cuando me informaba del enfrentamiento que había sobre el puente Maravillas (a 5 kilómetros del cercado de Juliaca), entre los efectivos de la Policía Nacional del Perú y los pobladores de Azángaro, que acatan una “Huelga Indefinida”.
Sin dudarlo, me proveí de una cámara fotográfica y enrumbé hacia el sitio en un colectivo, y cuando en el lugar estuve, los hechos ya había pasado, solo pude encontrar algunas pertenencias de los huelguistas que pernoctaron a un costado del puente Maravillas – entre ollas, platos, frazadas, algo de víveres entre otros. Sin embargo, en el entorno había decenas de policías que correteaban a algunas personas, que definitivamente eran parte del grupo de huelguistas que habían hecho todo un campamento para pernoctar y minutos antes habían atacado a los camioneros. Algunos efectivos, regresaban con personas intervenidas, mientras otros aún provistos de bombas lacrimógenas, pretendían alejar del lugar a los cientos de personas que fueron sorprendidos cuando dormían en el campamento. Eché un vistazo hacia el puente Maravillas y estaba en posesión de efectivos del “Escuadrón Verde” de la Policía, la carretera estaba casi despejada hacia ambos lados, tanto hacia la ciudad así como la vía que se dirige hacia Ayaviri, y solo un grupo de personas se reunía en las pampas a un kilómetro del puente Maravillas, que se había convertido en un punto estratégico para la Policía y los protestantes. Al promediar las 7:30 a.m. la fiscal Nancy Vargas Arenas y el doctor Andrés Cansaya Machaca de Prevención de Delito, inspeccionaban la legalidad del trabajo policial y todo lo que se había encontrado en el lugar. Entre las pertenencias de quienes pernoctaron en el lugar (intemperie) se pudo constatar una camioneta perteneciente a la Municipalidad Distrital de Crucero y otros 6 vehículos –entre buses y combis- que quedaron abandonados en el lugar. Al promediar las 9:00 a.m. y junto a varios hombres de prensa, decidimos enrumbar hacia el sector de Chingora – a 9 kilómetros de Juliaca, donde presuntamente se concentraban mayor cantidad de pobladores y tenían pretensiones de ingresar a la ciudad. Tras caminar por casi media hora, nos encontramos con un contingente policial de avanzada – USE – quienes pretendían bloquear el paso de los manifestantes. A una distancia de un kilómetro más allá - cerca de un grifo y sobre la vía – miles de personas se reunían, al parecer planificando retomar el puente Maravillas, de donde sus compañeros habían sido desalojados unas horas antes, en medio de la lluvia de bombas lacrimógenas. Minutos después un grupo de diez personas, encabezado por el alcalde de Azángaro Rubén Pachari, alcaldes distritales y dirigentes populares, se acercaron a los oficiales que comandaban el grupo de avanzada de la Policía. Ellos pedían el paso libre y realizar una manifestación en las calles de Juliaca, de la cual los agentes del orden dudaron, pues detrás había millares de personas que por una voz oculta, podía protagonizar un caos en las calles de la ciudad. Los oficiales al frente, solicitaron a la comisión, un tiempo prudente para consultar a los altos mandos. Culminado el tiempo, los policías respondieron que no les permitirán el paso, por orden del comando, respuesta que enfureció a la masa. Las personas que al parecer encabezaban la protesta, perdieron el control de la muchedumbre, que sin dudar se dirigieron por la vía y las pampas, con destino a Juliaca. La masa se veía fortificada, pues cientos de personas seguían llegando a bordo de camiones y buses procedentes de los distritos de Azángaro. Ante la arremetida, los policías no encontraron otra opción más que replegarse – pues el tumulto de personas se les venía encima y era imposible frenar su avance. Cerca del puente Maravillas, pude apreciar que sobre el puente en mención, se había apostado cientos de efectivos del orden; pero los manifestantes no prosiguieron su camino hacia la ciudad, al contrario se apostaron sobre el puente, tal como era su pretensión. Mientras tomaba fotos desde lo alto del cerro, la gente que protestaba se había concentrado en mayor cantidad en las cercanías del puente y los que en la madrugada fueron desalojados, al ver que habían llegado sus hermanos azangarinos, reanudaron fuerzas y procedieron a acercarse hacia el puente. El Mayor Zegarra, jefe de la Comisaría Juliaca (asentado en el Puente) pretendía convencer a los protestantes, para que hagan paso hacia la ciudad; pero la masa estaba enfurecida al enterarse de que en la madrugada, sus compañeros fueron detenidos por la Policía. Cuando el reloj marcaba las 11:00am, el tumulto exigía que los agentes del orden, desalojen el puente. En una mirada desde el pequeño cerro hacia la vía a Cusco, pude apreciar que decenas de camiones, buses y otros vehículos menores, habían llegado repletos de gente azangarina y tuve que dar marcha hacia la ciudad, para ponerme a buen recaudo. Al verse disminuida, la Policía decidió la retirada, pero veía que un agente oculto estaba muy preocupado, pues uno de los vehículos de la Policía, había quedado varado al otro lado del puente y estaba en manos del gentío. Los efectivos de avanzada no le tomaron mayor interés y marcharon hacia atrás. Cuando aprecié a una mujer llevando un balde, se me vino la preocupación, era la presencia de las ancianitas y mujeres cargados de niños, que sin saber, estaban cerca de la Policía y cerca de los revoltosos. Cuando la Policía, ya había avanzado casi medio kilómetro hacia la ciudad, un grupo de ellos, fueron emboscados por los manifestantes, quienes los atacaron con piedras y palos. La integridad física de los agentes del orden, se veía en peligro, incluso el mío y de los compañeros de prensa. A los policías no les quedaba otra, más que responder con bombas lacrimógenas y así sucedió, en cuestión de segundos, todo se convirtió en lluvia de bombas y del humo que asfixiaba. Al ver despejado a los manifestantes, vi una mujer que estaba tendida en el suelo, corrí hacía el lugar protegiéndome de las piedras en el “Kaspir” que había llegado de Puno y comprobé que era la mujer que minutos antes causó mi preocupación, tenía ensangrentado el rostro, no era por que algo le había caído o golpeado, es que el humo de las bombas lacrimógenas le había afectado. Alcé una mirada para todos lados, para ver si había peligro y sobre el puente Maravillas, el vehículo policial que fue abandonado por desperfectos mecánicos estaba ardiendo en llamas, los revoltosos le habían prendido fuego. Un grupo de avanzada de la Policía, utilizando todos sus esfuerzos logró disuadir al grupo de personas que se encontraba sobre el puente y pretendieron apagar el fuego del carro que estaba llantas arriba. Utilizando el “Kaspir”, la Policía pretendió parar el vehículo policial que estaba en medio de inmensas lenguas de fuego, se hizo esfuerzos cuando desde los acantilados llovía piedras, pero todo fue en vano, explotó el tanque de combustible y todo se consumió. Cuando estaba sobre el puente tratando de lograr fotos, las piedras caían de todos lados, pero para mi felicidad, el grupo de policías que pretendían apagar el fuego de la camioneta, tenían escudos y pude protegerme de las piedras. Nos replegamos junto a la Policía, con dirección hacia Juliaca, todos retrocedimos, pero tuvimos que pasar por un callejón de profesores que en todo instante arrojaban piedras, dejando heridos a varios efectivos de la Policía, quienes tuvieron que ser trasladados a bordo de ambulancias. “No nos corremos, nos retiramos para evitar mayores consecuencias. Jamás había perdido y ahora no lo hago. Lo peor es que no veo ningún oficial, solo estamos los subalternos” escuché decir a un efectivo policial, que en el camino de la retirada, soportaba los ataques de los profesores. Durante el recorrido desde el puente Maravillas, hasta el óvalo de la salida al Cusco, (Av. Circunvalación y Av. Independencia) en un tiempo de hora y media, la Policía fue atacada con piedras y otros objetos contundentes; pero felizmente los agentes tomaron otro camino y los enfrentamientos terminaron. Yo pude ir casi tranquilo, con destino a casa. En el camino pensé y dije que esto no hubiera pasado si no era la inapropiada decisión de los altos mandos, que ordenaron desbloquear la vía y especialmente el puente Maravillas, pues arriesgaron la vida de sus subalternos sin haber conseguido ningún objetivo, sólo le pusieron más leña al fuego.

(Diario Los Andes 5 de julio del 2007)