El sino del Rebelde en la Tierra Prócer

PRESENTACIÓN de "El Sino del Rebelde en la Tierra Prócer" Un tema siempre subyugante es la historia de un pueblo calificado en el tiempo como TIERRA PROCER, o “Heroico pueblo de Vilcapaza”, algunos de esos pasajes de esa historia han sido tratadas en diversos libros y publicaciones, sin embargo, aún hay mucho de pendiente por conocer, aunque su contribución más importante a la historia de su pueblo, fue la época en que se sucede la Revolución de Túpac Amaru II, cuya segunda etapa trascendental de su desarrollo histórico ocurre precisamente en Azángaro. No se puede descuidar que otros momentos también fueron muy importantes en el quehacer nacional, inclusive en tiempos de la República, cuando la economía agrícola y ganadera del país, se incrementaron gracias a la economía agrícola y ganadera de esta provincia y departamento, en tiempos de la exportación de la lana, cuando la economía peruana recibía ingentes ingresos de divisas externas, muy a pesar del desarrollo y crecimiento del gamonalismo, a cuyo destino fueron consignados principalmente dichos ingresos. Este y otros temas abordan este libro, que se inicia con la descripción de la historia de Azángaro, desde tiempos inmemoriales de este pueblo, sobre la fundación de esa población, su aporte a la lucha por la libertad; algunos textos fueron publicados inicialmente en la Revista Aswan Qhari; como después en distintos blogs, y páginas Web, hasta la enciclopedia digital Wikipedia ha tomado estos materiales en su haber, contenidos que han sido reproducidos inconteniblemente en distintos medios, en algunos que reprodujeron dichos textos en el sistema de copia y pega, y en algunos de ellos se han considerado como si fueran sus propios textos, y así lo han presentado, por ello objeto de la presente publicación es reivindicar la original autoría. Finalmente, en el libro se tratan un amplio panorama de temas relacionados con Azángaro, que por supuesto son de mucho interés en su proceso de desarrollo histórico. Se incluyen algunos temas recientes de cómo debemos ver a Vilcapaza en el tiempo de la digitalización y como debemos representarlo, hay algunos temas más recientes a propósito del bicentenario nacional, y es referido a su contribución al proceso de Independencia nacional por la que luchó Túpac Amaru, Pedro Vilcapaza y muchos próceres, sin descuidar revisar su ancestral genealogía familiar, que, según el autor, le da sustento moral y originario para garantizar la verdad de sus escritos.  
BUSCANDO A PEDRO VILCAPAZA En este libro nos referiremos sobre el inmortal Pedro Vilcapaza Alarcón, en ocasión de recordar su cruel inmolación y muerte cometida por los españoles, aquel infausto 8 de abril de 1782, y no solo por ello sino para recordar la importancia de que su nombre y el conocimiento de su persona por nuestros compatriotas, sean un ejemplo de comportamiento humano, en la lucha por la reivindicación social, en la búsqueda de una sociedad mejor por la que se inmoló sociedad aun utópica para nuestros pueblos, y frente al Bicentenario de la Emancipación que retrotrae nuevamente el recuerdo de los personajes que lucharon por la independencia, peruana y americana. Además de otros temas relacionados con la tierra que prohijó a Vilcapaza, Azángaro. En la historiografía peruana se ha considerado el nombre de Túpac Amaru, como parte de la lucha por la independencia peruana de la corona española, como si ese gran acontecimiento solo fuera un simple movimiento o revuelta campesina, que quería restituir el orden incaico y destruir la sociedad colonial imperante en la época, mientras que paralelamente el nombre de Pedro Vilcapaza era totalmente desconocido, salvo con alguna referencia ocasional de su nombre, sin considerar la importancia que tuvo en la segunda etapa de la Revolución Tupacamarista. En búsqueda de sus referencias recurrimos a algunos autores. J.D. Choquehuanca en su “Estadística de la Provincia de Azángaro” de 1832, además de dedicar su texto al tema de la estadística hace un recuento de la realidad azangarina en ese momento de nacimiento de la republica donde dice que “La desolación rustica tiene su origen desde los tiempos ya más remotos, cuyas épocas parece necesario referirlas. Hecha la conquista por los españoles, y sub-yugada a la arbitrariedad y despotismo, al gobierno paternal de los Incas, o invertido el orden de las Leyes establecidas reo beneficio común, resultó una Coloniaje que redujo a la miseria a los indígenas a una insoportable servidumbre” .En cuanto a una referencia a la Revolución de 1780, indica los motivos que originaron este evento y en cuanto a Pedro Vilcapaza que ya lo había tomado en cuenta, describiendo en breves textos la importancia del papel de Vilcapaza en la revolución de Túpac Amaru, en su libro reproduce las frases que le hubo dicho Vilcapaza a Diego Cristóbal Túpac Amaru, cuando este anuncia la firma del armisticio con los Españoles, a la que él se niega aceptar, y recuerda también las frases que el prócer expresara en la hora postrera de su muerte. “... en el punto de Antaccacca comprensión del pueblo de Maranganí de la provincia de Tinta, donde' uno de los generales de la :provincia de Azángaro Pedro Vilcapaza negó su voto al perdón que se le proponía, y a la cesación de la guerra, y le dijo al Inca “si por cobardía no quieres seguir la guerra, el mejor partido que debemos tomar es, que con el ejército y con todos nuestros bienes, y familias migremos a los fértiles valles de San Gabán (2) donde segando, y guardeciendo las entradas a beneficio de lo inaccesible e impenetrables son aquellos lugares, estaremos seguros de la persecución y la muerte y nos conservaremos en la aptitud de recobrar nuestros pueblos y vengar la sangre de nuestros hermanos; si no aceptas este partido, es preciso librar nuestros destinos a la decisión de la guerra y no fiar de las dolosas promesas de los españoles que no tratan otra cosa que apaciguarnos para imponernos un más doble y condenarnos a la execración y la ignominia; una muerte gloriosa en los combates acabe primero con nosotros antes que volvernos a un gobierno que tanto nos ha oprimido” . Frases con las que enaltece en demasía al general azangarino, valorándolo en su gran dimensión. Historia que motivaron que a su iniciativa, el 18 de abril de 1828 el Congreso Nacional de la República le confirie a la ciudad de Azángaro el honroso título de "BENEMERITO y HEROICO PUEBLO DE VILCAPAZA" por su participación en la gesta libertaría, tuvieron que pasar muchos años después, en que el gobierno el 20 de junio de 1989 expidiera la Ley N° 25065, otorgándole el título "AZANGARO TIERRA PROCER, CUNA DE LA REVOLUCION EMANCIPADORA DE PEDRO VILCA APAZA. De aquel siglo decimonónico es la versión de Modesto Basadre quien en su libro “Riquezas Peruanas” publicado en 1883 , escribe algunas reseñas de Prócer, en especial en un capítulo referido a la laguna Putijlaca, donde revela, que estarían escondidos los tesoros que Vilcapaza había rescatado de los españoles, y describe a Azángaro como que en esa ocasión había sido nominada como “la Capital del Imperio de los Incas” y a Vilcapaza lo califica como un indio bien educado, pero radical, como un rebelde que arrasó con todas las propiedades, minas y obrajes de los españoles a lo largo de todo el norte del Altiplano, lo identifica primero combatiendo con Andrés y luego con Diego Cristóbal Túpac Amaru, aunque no hace mayor descripción de sus acciones, Modesto Basadre se informó de ello, cuando en 1849 es nombrado Subprefecto de Azángaro, pero lo cierto es que sus textos se publican en un tiempo en que poco se sabía de ello en la historia peruana, y simplemente en el tiempo quedó como un anecdotario de un lejano pueblo que Modesto Basadre cuenta en razón que hubiera estado allí, como que estuvo también en otros lugares de donde cuenta sus anécdotas o leyendas populares. La primera persona que reivindicara la trascendencia del nombre de Pedro Vilcapaza en los medios intelectuales y académicos, fue Lisandro Luna, por medio de su libro “El Puma Indomable” , apelativo que luego quedó como mejor identificación del prócer, en una época en la que mencionar su nombre era casi un sacrilegio, hablar de Vilcapaza era visto como una expresión de incitar a la rebeldía de la “indiada”, de ahí el importante valor que le imprime Lisandro Luna en su obra, que más que en un relato histórico, en una valiosísima prosa poética y metafórica que lo enaltece como escritor. No hay que dejar de recordar la importante participación de Luna en aquella época, cuando se construyó el obelisco en la Plaza San Bernardo; dedicado y realizado “oficialmente” en homenaje a José Domingo Choquehuanca, a iniciativa y persistencia de Benjamín Jiménez Camacho, empedernido choquehuanquista, y autoridad en la época, obelisco que no está dedicado a Vilcapaza, a despecho de las autoridades y personas notables de aquel tiempo, que jamás permitirían la reivindicación de aquel indio rebelde, menos aún en algún monumento, aunque sus imágenes y simbología dicen lo contrario. Sobre este tema conversamos varias veces hace algunos años con el autor del obelisco, el Arquitecto Leonel Velarde, allá en su acogedora casa de Barranco, y en amplios diálogos con su esposa, su hija Etna Velarde, la gran pintora nacional y el escritor José Luis Ayala, con quienes compartimos largas noches de tertulia; el gran Leonel nos cuenta que había emigrado del Cusco hacia Azángaro, en razón de manifestar sus ideas políticas luego del golpe de Estado contra el Presidente José Luis Bustamante y así no verse afectado por la represión en su contra y contra el sector popular de entonces; además que ya había tenido propuestas y trabajos en otras provincias de Puno, al llegar a esta tierra y asumir el encargo de la construcción del obelisco, “A Choquehuanca”, tuvo que nutrirse de mayor información para realizar su creación, razón por la que se vinculó amicalmente con Lisandro Luna quien ya había publicado una obra sobre "Choquehuanca el Amauta", y para él era necesario conocer más sobre José Domingo Choquehuanca, siendo ya Leonel un artista e intelectual cusqueño de renombre, conocía en amplitud a Túpac Amaru II, pero solo sabía que Vilcapaza era uno de sus seguidores, por lo que en las conversaciones con Lizandro Luna sobre Choquehuanca, de paso también se nutrió de conocimiento de las acciones de Vilcapaza, cuyo importante y heroico protagonismo durante la revolución y luego de la muerte de Túpac Amaru lo impresionó de sobremanera, y sugirió que también sea reivindicado en el monumento, aunque el encargo fue realizar el obelisco a Choquehuanca, no se podía cambiar la nominación del Obelisco, tenía un propósito, era en Homenaje a Choquehuanca; sin embargo en la iconografía que se exhibe desde entonces en el obelisco, sin descuidar la presencia de Choquehuanca como tan bien representado por el Cóndor Andino, está sólidamente y soberbiamente presente el Puma Indomable, en la simbología en los cuatro lados y esquinas, por ello las palabras de justificación de Leonel fueron: “para mí eso fue una verdadera reivindicación al indio rebelde azangarino”, y reconoció la contribución de Lizandro Luna, en su conocimiento y decisión. En esa misma década de los 50s, en que se crea el Colegio Nacional Mixto que luego tomaría el nombre de Pedro Vilcapaza, a solicitud de la población, el Colegio desde su creación se convirtió en una ventana de difusión del nombre vilcapacino, más aún su primer Director, Don Gabino Sumarriva, escribió una obra teatral “El Puma Indomable”, muy difundida presentada por su alumnado. Se han escrito varios textos sobre la Revolución Tupacamarista, pero escasamente sobre la trascendencia de la segunda parte de dicha revolución, es decir después del descuartizamiento de conductor, casi nadie hablaba de Diego Cristóbal o de Pedro Vilcapaza. Boleslao Lewin, publica en Buenos Aires una temprana obra Túpac Amaru, el rebelde” Su época, sus luchas y su influencia en el continente, cuya primera edición lanzó Editorial Claridad de Buenos Aires en 1943. Importante obra sobre el Rebelde para la época, allí se refiere a la segunda etapa de la revolución tupacamarista, y como protagonistas a Diego Cristóbal y a Andrés, sin hacer referencia a Pedro Vilcapaza, en cambio ensalza el protagonismo de Julián Apaza (Túpac Katari), esto es en razón que Lewin para desarrollar su libro, había realizado una intensa investigación solo en Bolivia, especialmente en Chuquisaca, desconociéndose entonces la importante etapa de la revolución Tupacamarista desarrollada en el sector collavino de Puno. El mayor conocimiento de la Revolución Emancipadora de Túpac Amaru II, recién es promovida y revalorada con mayor ahínco durante el gobierno militar de Juan Velazco Alvarado, en tanto que aparte de reivindicar algunos reclamos y demandas que invocara José Gabriel Condorcanqui en beneficio de los pueblos originarios a la corona Española, como la propiedad de la tierra; Velazco toma su imagen como ícono para promover e impulsar la Reforma Agraria, dictada por dicho gobierno, y que se convirtiera en una de sus más importantes medidas, en tanto que cambió profundamente el régimen de la propiedad de la tierra, que se mantenía por siglos hasta ese 1969, propiedad incrementada por los hacendados luego de la independencia colonial de España, a fuerza de explotación y esclavización de las masas campesinas, situación que en Azángaro desde hacía 150 años se había consolidado con mayor fuerza; no debemos olvidar que en esta provincia de Puno, fue el lugar donde mayores propiedades tenían los gamonales, inclusive con haciendas que abarcaban no solo la provincia, sino otras provincias vecinas, y la acumulación de la propiedad agraria se convirtió en un derecho consuetudinario, para quienes heredaron o adquirieron de diversos modos la propiedad de la tierra, especialmente usurpándola a sus reales posesionarios, generalmente con el apoyo de la justicia, que controlaban. Aunque el nombre de Túpac Amaru II, y su obra, fue promovida recién en ese periodo con mayor interés, por su orientación nacionalista, el nombre de Pedro Vilcapaza y el papel que cumplió en este movimiento no fue considerado con preocupación especial, más aún en nuestra provincia como en nuestro departamento, salvo el nombre del más importante colegio secundario, de organizaciones gremiales campesinas, que a todo derecho tomaron su nombre, además del monumento frente al templo y la tradicional calle que desde siempre tenía ese nombre. Lo que es profundamente rescatable de esa época en la década del 70, es que gracias a la difusión de la Reforma Agraria y afán de reivindicación de independencia peruana en su sesquicentenario y de la Revolución de Túpac Amaru como complemento, una comisión nacional encargada de la celebración del sesquicentenario de 1971, se propuso recopilar mucha información documentaria sobre los hechos que contribuyeron con la independencia y por lo tanto tuvo la oportunidad de publicar mucho material referido a los aportes que hubieron para la Emancipación, entre ellos muchos referidos a Túpac Amaru II, recién allí es que vemos de algún modo, el nombre de Pedro Vilcapaza en su mejor expresión, allí está su nombre en los partes de guerra de los generales españoles que combatieron a Diego Cristóbal y a Vilcapaza en el Altiplano, informes y partes de guerra publicados por los vencedores españoles, que desnudan la valentía del glorioso rebelde campesino, ello permite que nuevos autores se refieran a él; como Atilio Siviriche, o Juan José Vega, tomándole mayor interés a la segunda etapa de la Revolución y el papel que jugaron los líderes revolucionarios del altiplano, entre otros materiales está una temprana obra juvenil "La Rebelión de Vilcapaza", de Fortunato Turpo , publicada en Arequipa en 1971, tomándole mayor interés a esta segunda etapa de la Revolución Tupacamarista y el papel que jugaron los líderes revolucionarios collas. Luego ocurre la Celebración del Bicentenario de la Revolución en 1980, ocasión que más intelectuales difundieran con mayor interés su conocimiento. En 1982, hubo una importante presencia de la comisión celebratoria de dicho bicentenario en la ciudad de Azángaro, valorando con ello al héroe azangarino, se publicó una estampilla conmemorativa, por disposición de la ley 23579, se inauguró un monumento frente al atrio del templo, en homenaje al Bicentenario del glorioso sacrificio del Prócer de la Emancipación Peruana Pedro Vilcapaza, recién desde entonces se considera a Vilcapaza como PROCER de la independencia. En la década de 1980, el Ejército Peruano publica el tercer tomo de una obra en dos volúmenes, “Historia del Ejército Peruano, referida al ejército durante la dominación española del Perú,” cuyos autores son el Comandante EP Alejandro Seraylan Leiva, y el historiador Juan José Vega, dedicada a las revoluciones que se sucedieron previo a la independencia y especialmente a la Revolución de Túpac Amaru II, allí se muestran mediante diversos croquis, los encuentros y batallas realizados en el altiplano entre los rebeldes y españoles, donde participó Pedro Vilcapaza, una vez más aquí se revalora su trascendencia en la segunda etapa de esta lucha contra el dominio español, y por supuesto la presencia evidente de Vilcapaza en esta segunda etapa de la Revolución Tupacamarista. No debíamos olvidar que el profesor Odón Cárdenas Mayta, tuvo un importante papel en la decisión de que el Ministerio de Educación incluyera en algún momento en el currículo escolar de efemérides a celebrar, la fecha del 8 de abril, recordando la inmolación de Pedro Vilcapaza, hecho que ha contribuido en gran medida el conocimiento de presencia inmortal en las nuevas generaciones. Gracias a todo ello, ya en este tiempo se puede conocer más sobre Pedro Vilcapaza, muchos autores azangarinos, puneños y otros de dimensión nacional, que no referimos en afán de no olvidar a alguno, le han dedicado versos y textos sobre su importante papel en la Revolución Tupacamarista y su gran contribución, en el proceso de emancipación de la colonia española, cuyo bicentenario se recuerda, y en el papel y ejemplo moral que continua cumpliendo en el largo proceso de alcanzar la segunda independencia, no del imperio español sino del imperio del capitalismo, que seguramente nosotros no la veamos llegar, sino las nuevas generaciones que siguen su legado, podrán alcanzarla para el bienestar de nuestros pueblos en una nueva y mejor sociedad. De nuestra parte en los años 90 del siglo pasado publicamos en la Revista Aswan Qhari, algunos textos de don Severo Castillo, que reproducimos al final, donde nos cuenta hechos de su propia experiencia e investigación, ya que durante varios años Severo Castillo fue profesor en los lugares donde nació Pedro Vilcapaza, textos que reproducimos al final por ser interés meridiano. Aun de todos estos hechos, el nombre de Pedro Vilcapasa sigue siendo considerado con menor importancia en la historiografía del Perú, es papel nuestro difundir su trascendencia en mérito a su permanente reivindicación, frente al bicentenario de la independencia nacional, bien por los diversos homenajes, monumentos, obeliscos que en su nombre se construyen de manera oficial, bien por las nuevas generaciones que escriben, y publican sobre Pedro Vilcapaza, sin embargo nos queda aún seguir repitiendo a manera de revalorar su valentía, aquellas palabras que retumbaron en la plaza azangarina aquella soleada mañana del infausto 8 de abril. Para terminar esta búsqueda debo hacerlo con un texto que hube escrito hace ya varios años, en el diario Los Andes, y que es reproducido por Bonifacio Mamani y León Quispe , en su importante trabajo referido a Pedro Vilcapaza. “Su pueblo fue redimido con su muerte, la cabeza del rebelde al día siguiente desaparece, rescatada por su hermanos; dice la tradición que fue llevada a ser enterrada en el mismo lugar donde se enterraron los tesoros de los rescates, en la laguna de Putislaka, muy cerca de su Moro Orcco querido, donde viera la luz de la vida, donde ahora podía ver entre las tinieblas de la muerte, la luminosidad que brinda la libertad; la gloria de su heroísmo y la satisfacción del deber cumplido en honor a su pueblo. Sigamos su ejemplo: ¡Nunca estar sometido al poder ignominioso!... “ Para continuar la hermosa prosa de Lizandro Luna escrita en 1944. “Con su muerte heroica honra a su raza esclavizada. La redime del oprobio. Su martirio es una glorificación porque ha muerto de la muerte de cuatro siglos con el dolor que consumió el indio en su cruenta esclavitud. Se hunde sereno y firme en su gran noche iluminada, encendiendo llamaradas de admiración. El gran rebelde cayó inmolado. Pero su recuerdo siguió ardiendo como una tea. Siguió ardiendo alimentada por su rebeldía inmortal. Pasó a la historia. La tierra guardó su voz sanguinolenta, el eco de sus cóleras quemantes, el palpitar de ese motor poderoso que fue su corazón de bronce: el temple magnífico de su voluntad indomeñable. Entró a la mansión serena de la Historia…” Y concluir con un texto mío que está en ese artículo muy popular y ampliamente difundido que da origen a este título: “El Sino del Rebelde”, “En vano pues esos días de abril, Joseph Del Valle se había esforzado por sacar de los labios de Vilcapaza el destino de los tesoros, menos un suspiro siquiera para pedir clemencia esperando el perdón, sus palabras se las llevó a la tumba; en la hora postrera sus labios solo esputaron un grito rojo de coraje, empapado en sangre rebelde que estremeció a la tiranía y el oprobio, más pudo su coraje de Puma Indomable que la traición, que no es un valor que los incas cultivaran. Más pudo el derecho a la libertar, la muerte gloriosa acabó primero con él, antes que verse sometido a un gobierno que tanto los oprimió. Ese fue su sino.”  

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