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Tu amigo Bruno Medina Enríquez, Director de la Revista ASWAN QHARI, te da la bienvenida para que juntos construyamos los enlaces que nos ayudan a revalorar nuestra cultura y auspiciar un futuro promisorio, en la búsqueda de alcanzar el Sumac Causay, que nos hará libres en una nueva sociedad!!!



sábado, 13 de octubre de 2012

LOS PUNEÑOS DE LIMA 50 AÑOS




Tomado del libro: 
"El Origen de Brisas del Titicaca, Historia Documentada 1961 – 1972"
(Edición 2012)


Los Puneños en Lima en aquél tiempo... (1) 
 Segunda Edición (Corregida y aumentada)
 
Bruno Ismael Medina Enríquez

En aquél tiempo...


  • ...  «y dijo Jesús a sus discípulos, creced y multiplicaos», «id por el mundo a difundir mi doctrina», parafraseando esos textos bíblicos los puneños a donde van en busca de un mundo mejor, allá llevan en su equipaje de sueños, sus tradiciones y sus modos de vida. En ese entendimiento, tratamos en este trabajo acerca de la presencia de los puneños en Lima, en lo que respecta a sus más representadas identidades y tradiciones: la música y las danzas, valores que siempre cargan en la espalda, cual «qhepi» de esperanzas.

Invitación del Conjunto Musical Brisas del Titikaka celebrando a Puno 
Nov. 1961
Como toda la cultura andina, desde que el Perú se hizo independiente de España, en este caso la cultura musical puneña, poco o nada tuvo de presencia alguna en la hoy cosmópolis de Lima. Es recién en las primeras décadas del siglo XX en que se dieron ligeros atisbos de alguna presencia particular, en este caso el primero en lograr esa presencia de «nuestra música» fue Theodoro Valcárcel, el más representativo de los músicos puneños, quien, a pesar de ser un músico académico, incluyó en sus creaciones temas populares captados del archivo oral del sector campesino de Puno.
Valcárcel, nacido en 1900, a los 14 años viajó a Italia a estudiar en el Conservatorio de Milán, luego se trasladó a España donde continuó sus estudios musicales ofreciendo conciertos en Barcelona, en París, así como en otras capitales europeas. De regreso a Lima en 1939, es nombrado jefe del Gabinete de Música del Museo Nacional, pero su prolija obra se ve truncada muy temprano,  porque fallece a los 42 años, dejándonos una numerosísima muestra de composiciones entre las que destacan el ballet «Suray Surita», «Suite Incaica» y «Kachampfa», composiciones para orquesta conocidas especialmente en los medios académicos. Valcárcel exhibe escasas piezas de carácter popular o de masiva difusión, aunque es destacable considerar que en 1928 el artista obtuvo un meritorio primer premio en el festival que se realizara en la Pampa de Amancaes, donde cada 24 de junio todo Lima se volcaba al jolgorio de la festividad popular que allí se realizaba con motivo del «Día del Indio».
Un destacado compositor puneño que tuvo «presencia popular» en Lima fue don Rosendo Huirse Muñoz, de quien es el famoso tema musical «El Picaflor» (quisiera ser picaflor / y que tu fueras clavel / para chuparte la miel/ del capullo...)  popular canción interpretada y grabada por diversos cantantes y conjuntos no puneños, y que algunos todavía la consideran ‘de origen cusqueño’; también es autor del tema «Paja Brava» con el que ganó un  destacado primer lugar en el Concurso Nacional de Música Vernacular realizado en Lima en 1940, evento auspiciado entonces por el restaurante «La Cabaña».
Otro notable músico puneño fue Alberto Rivarola Miranda quien en 1943 obtuvo un meritorio segundo premio en el Concurso Nacional de Folklore Indígena, también organizado por «La Cabaña», con el huayño «Kitula jampi Sarastua», tema que también tiene el nombre de «Me voy con mi paloma», de la que también es autor Rosendo Huirse y que en ese tiempo  fue grabado en Buenos Aires.
Muy destacada, si no es la mejor, fue la presencia en Lima de Jorge Huirse Reyes, hijo de don Rosendo Huirse Muñoz y María Reyes, quien desde muy joven trabajó de pianista, formándose musicalmente junto a su padre y al lado del pianista Genaro González, frecuentando regularmente el Orfeón Cloret del Templo Matriz de Cocachacra en Lima, donde con el musicólogo Juan Sierra, se perfeccionaría en ritmo y cuadratura.
Vista su talentosa capacidad musical, en 1940, a gestión de su padre, el gobierno de Manuel Prado Ugarteche le otorgó una beca para seguir estudios de música en Buenos Aires, donde ingresa a la Escuela Superior de Música, para luego de graduarse como Director de música ligera y orquestación, se queda a trabajar por más de 16 años en la capital argentina, formando parte de la orquesta de don Rodolfo Coltrinari, así como del Quinteto Típico con destacados músicos argentinos, con ellos difunde con mucho ahínco la música peruana y en especial la puneña. A decir de Américo Valencia Chacón en su libro «Música Clásica Puneña»  (Puno, 2006. Pág. 193) (*), Jorge Huirse Reyes realiza su primera grabación en 1942, (dice que en RCA Víctor de Argentina), en un disco de carbón de 78 RPM con el huayño «Los Carnavales».
Disco publicado en 1942
La verdad es que este tema fue original de su padre, había obtenido un meritorio segundo lugar en un concurso que para buscar «el Himno del Carnaval» había organizado la Municipalidad de Lima en 1938; y que él luego de hacerle los arreglos musicales, lo denominó «Andesiana N° 3», grabación en la que participó el entonces joven boliviano Jaime Torres. Esta grabación obtuvo mucha popularidad en toda América, ya que una radioemisora de Nueva York la convirtió en la característica musical de un programa dedicado a Latinoamérica, hecho que inmediatamente motivó al sello Odeón  de Argentina, grabar con Huirse y el Quinteto Típico, el tema de su Padre  «Paja Brava», que había sido ganador de un concurso de música popular en Lima en 1940. A partir de entonces Jorge Huirse se preocupó con fruición en apoyar a músicos y cantantes peruanos. Fue el primero en grabar en Argentina con Jesús Vásquez, Los Morochucos, Los Trovadores (Enrique Muñoz y Javier Gonzáles); y otros cantantes peruanos y argentinos, con quienes graba muchísimos temas musicales peruanos. Los Morochucos, Luis Sifuentes y Augusto Ego Aguirre, llegan a Buenos Aires en 1945, luego de varios meses allí, firman un contrato con la casa Odeón por un año, para grabar discos con el acompañamiento de Jorge Huirse, llegando a grabar 10 discos de 78 RPM, Luis Sifuentes falleció en Buenos Aires en mayo de 1946. Por estos trabajos, Huirse comienza a ser catalogado como el mejor arreglista y director de orquesta de la música popular peruana de todos los tiempos.
En el año 1945, es convocado por la Primera Dama, Sra. Eva Duarte de Perón, para dirigir la Orquesta Estable del Teatro Colón, en el programa «Concierto para las Américas». Año en que también ingresó al Gabinete de Musicología de Buenos Aires, donde obtuvo gran prestigio como pianista, compositor y arreglista, dentro de los más importantes círculos musicales de esa ciudad.
En la discografía de Jorge Huirse en discos de vinilo, hoy hemos registrado hasta 14 discos de larga duración; de los más de 150 temas de música peruana grabados, la gran mayoría valses así como temas puneños y andinos, todos muy populares. Ahí cabe el valor de Jorge Huirse, como gran difusor de nuestra música en tiempos en que no era muy considerada, aparte de la excelente calidad de la orquestación y la dirección musical de sus grabaciones, calidad musical en la música peruana que no ha sido aun superado por otro músico puneño, ni peruano.
Por ejemplo, «Balseros del Titicaca» es un tema original de su padre y que fue grabado con su Orquesta Típica en 1942, luego comprendido en el Disco LP «Melodías del Perú Profundo»; luego en 1944 lo graba con Orquesta de Cámara y la voz del cantante Argentino Juan Carlos Miranda, (Disco LP «Hace Tiempo»), ambos grabados en Buenos Aires; luego en Lima, en 1963, vuelve a grabarlo con la Orquesta de Cámara de Sono Radio y  la voz de Wara Wara (Disco LP «Mi Perú», donde no aparece como Director); finalmente este tema es grabado en el año 1974 en el sello CBS, pero por el Grupo Urubamba y la producción de Paul Simon, elevando con ello a la música del altiplano a la vanguardia de la música andina en todos los tiempos, donde en la quena el joven Uña Ramos, le da un profundo sentimiento a las notas de este tema, que en esta grabación toma el nombre de  «Kacharpari»; ni qué decir de  otros  muchísimos bellos temas puneños de su autoría y de otros, que ha musicalizado para orquesta y ha dejado grabados para la posteridad. Algo compartimos con Don Jorge, quien concluye sus días de vida en su residencia de la Av. Arequipa 435 en Lima, un 11 de diciembre de 1992, bajo el cuidado de doña Martha Zelarayán Jerez, su esposa.
Otro destacado músico puneño de reconocida categoría en esos tiempos,  fue Víctor Echave Cabrera, quien ofreció numerosos conciertos en Lima, en 1936 junto a su familia de músicos emprendió una gira regional ofreciendo diversos conciertos donde se interpretaba música popular y académica en las ciudades de La Paz, Buenos Aires y Santiago de Chile. En 1944 se presenta en Radio Nacional del Perú interpretando piezas musicales puneñas, de músicos clásicos así como sus propias creaciones musicales que él llamó «peruvianas». Víctor Echave es el creador de la «Guitarrófona» o «Echavina», una guitarra que tenía 17 cuerdas.
Con ocasión de celebrarse el Cuarto Centenario de la Fundación de Lima en 1935,  se organizó un programa muy especial con la presencia de muchos grupos de artistas de todo el Perú, para esa celebración llegó a la ciudad capital,  la Sociedad Intelectual Orkopata para presentar el drama quechua «Tucuipac Munashcan» del dramaturgo puneño Inocencio Mamani. La Sociedad vino acompañada del conjunto «Orq’opata» de sikuris del puneño Barrio Mañazo, interpretando diversa música campesina con instrumentos nativos de viento y percusión. En la misma delegación también estuvo el Conjunto Obrero Masías de Arte Vernacular, grupo musical de cuerdas(2). Este conjunto dirigido por don Víctor Masías, había estado en Lima un año antes participando en el Festival de la Pampa de Amancaes, presentando la Pandilla Puneña.
En 1939 el Conjunto Qhantati Ururi de Conima, conjunto de instrumentos nativos,  fundado en Conima en abril de 1928(*) bajo la dirección de Natalio Calderón Fuentes, por primera vez viaja a Lima con una delegación de 36 personas, presentándose  en el Touring Automóvil Club del Perú y en otros escenarios, culminando el viaje con una visita a Palacio de Gobierno donde recibe una Medalla de Oro como premio a su calidad.
En ese tiempo a Lima escasamente llegaban agrupaciones artísticas puneñas, alguna vez  aisladamente llegó una que otra delegación de algún centro educativo o de una comunidad campesina, especialmente a invitación del Ministerio de Educación o de la Presidencia de la República, hechos que muy poco le interesaban entonces a los medios de comunicación de la capital.
En los años 50.
En la década del 50 la mayoría de puneños en Lima se vinculaban entre sí por medio de actividades laborales, comerciales, artísticas y sociales, muchas de las cuales están testimoniadas en diversas publicaciones a las que hemos recurrido, como lo hemos hecho también a través de versiones directas de protagonistas coterráneos de aquellas actividades y que constituyen el testimonio del intenso trabajo que se desarrollaba con el afán de revalorizar la cultura puneña, en especial la música, y aunque no lograron plasmarla en testimonios de grabaciones musicales, si queda la gran experiencia acumulada en los años, que hoy hace de la presencia puneña una significativa y numerosa colonia que ha impuesto en la Capital de la República, sus modos de vida, costumbres, tradiciones, su cultura y en especial sus manifestaciones tradicionales de música y danza.
Pero también fue necesaria la presencia de delegaciones artísticas que llegarían a Lima en diversos momentos a difundir nuestra cultura; en ese marco es digno de recordar a la Compañía Folklórica del Altiplano, que fuera presidida por Hugo G. Saravia Pacoricona, (que se quedaría en Lima a partir de entonces, para ser un gran promotor y animador del folklore puneño y también trabajando de Enfermero en el hospital de Bravo Chico), la dirección artística de este conjunto estuvo a cargo de Fabián Mamani. Ésta fue una de las primeras delegaciones muy bien organizadas en llegar a Lima en 1956 para actuar con música y diversas danzas en el Coliseo Nacional donde dominaba la música de los departamentos de Junín, Ayacucho, Arequipa (Chuquibamba), Cusco o de Ancash, ya que estas manifestaciones musicales eran intensamente promovidas en el programa radial «El Sol de los Andes» en Radio El Sol, conducido por Luis Pizarro Cerrón. A pesar de la gran difusión del folklore andino en el horario de madrugada de algunas emisoras de la capital,  como Radio Central, El Sol o Excelsior, Radio Nacional no transmitía música andina en la madrugada, sino en la «hora estelar» de las 7.00 p.m, sin embargo poco o nada se conocía de la música y el folklore puneño.
Fue todo un reto para el folklorista puneño Hernán Riveros, quien con ocasión del Día del Indio el 24 de junio de 1956, vestido a la usanza de nuestro pueblo, recorrió las calles de Lima soplando un pututo hasta llegar al festival de la pampa de Amancaes en el Rímac, donde también actuaría el «Conjunto de Zampoñas del Titicaca» bajo la dirección de Simón Huanca Pallo y que en los años 1957 y 1958, este conjunto tuvo una destacada presentación en dicho Festival, obteniendo significativos triunfos, haciéndose acreedor a Medallas de Oro y Diplomas de Honor, además de presentarse en coliseos y emisoras de radio, trabajo exitoso que se vio plasmado en una grabación que años después se publicó en un disco de Sono Radio.
Aunque fue en 1949 cuando por primera vez que se ve en Lima a un grupo de puneños soplando sus zampoñas durante un largo recorrido que se inició en el Parque Universitario, -antiguo lugar de referencia para cualquier provinciano que llegaba a Lima,- hasta la Pampa de Amancaes, más allá, en la afueras del distrito del Rímac, a donde llegaron en dos camiones, lugar donde se realizaba  el Festival en homenaje al Día del Indio, que en realidad era un Concurso de Música y Bailes Nacionales que se desarrollaba en la pampa de Amancaes, creado en 1927 por el alcalde del Rímac Juan Ríos; tema sobre el que hablamos en el capitulo sobre los primeros Sikuris en Lima.
De esa década del 50 hay que tomar en cuenta, que uno de los más importantes esfuerzos por mostrar la «cultura puneña» en Lima, la asumió el Dr. Enrique Cuentas Ormachea, quien siendo Presidente del Instituto Americano de Arte de Puno, promovió una depurada y calificada primera Embajada Cultural Puneña que llega a Lima en noviembre de 1957. Esta delegación estuvo integrada por artistas puneños, entre músicos, pintores, literatos y artistas representativos de la época; a decir de Guillermo Vásquez Cuentas(3) esta primera Embajada:  
«La presidió Carlos Rubina Burgos, el polifacético maestro carolino a la sazón  Alcalde de Puno, correspondiendo la vicepresidencia a Enrique Cuentas Ormachea, Presidente del Instituto Americano de Arte. A ellos acompañaron Carlos Chiriboga Velasco como Secretario y Francisco Deza Galindo como Tesorero. Como «Intelectuales» en la nómina figuran Víctor Enríquez (Mateo Jaika), Mercedes Bueno  Morales y José Paniagua Núñez (Jospani). Entre los pintores figuran Francisco Montoya Riquelme, Florentino Sosa y el propio Carlos Rubina. Entre los músicos, Virgilio Palacios (Director); Néstor Molina (Director), Carlos Rubina, Francisco Deza Galindo, Eladio Quiroga, Luis Hinojosa, Ricardo García, Cristóbal Lezano, Severo Lezano, Augusto Masías, Víctor Masías, Segundo Salazar, Oscar Dávila, Roberto Valencia, Eladio Núñez», estuvo también el abogado y bailarín puneño Juan Zea Gonzáles. 
De la embajada cultural que llegó de Puno, también participó el Centro Musical Theodoro Valcárcel, que dos años antes se había formado y había sido ganador  del primer y del segundo Concurso Departamental de Centros Musicales y Estudiantinas, que entonces había inicialmente organizado en Puno, el Instituto Americano de Arte en los años 1955 y 1956.
«La exposición de pintura y varias actuaciones culturales se realizaron en el local de Instituto Cultural Peruano Norte Americano. Otras presentaciones se efectuaron en la Universidad San Marcos y en la Universidad Católica, las que culminaron con un acto demostrativo especial en el Palacio de Gobierno a invitación del Presidente de la República Manuel Prado y del Ministro de Educación Jorge Basadre». (4)
Así pues, al concluir la «Semana Cultural de Puno» que había sido auspiciada por el Ministerio de Educación, los miembros de la «Embajada Cultural Puneña», se hicieron presentes en el Palacio de Gobierno  la noche del viernes 22 de noviembre con el objeto de saludar al Presidente Prado y ofrecerle un selecto programa musical.
Se trató de un acto oficial y protocolar de primer orden; el Presidente Prado estuvo acompañado por el Ministro de Educación Jorge Basadre, el Jefe de la Casa Militar, así como sus edecanes, también estuvieron el Senador por Puno, Manuel Peña Prado y los diputados Emilio Frisancho, Eduardo de Amat y Julián Rivera del Mar.
Luego de ser presentado el selecto recital musical dirigido por el ingeniero Virgilio Palacios, con el Centro Musical Theodoro Valcárcel y el Quinteto de Cuerdas de los Hermanos Masías; el Presidente Manuel Prado intervino con elogiosas palabras de estímulo a los integrantes de la Embajada, felicitando a quienes dirigieron la Semana Cultural Puneña, revalorando esta excelente presencia de Puno en Lima.(5)
A fines de ese año, se presentó un evento de éxito para la difusión de la cultura del altiplano como fue la Exposición de la Biblioteca Paul Rivet, que se realizó en la Biblioteca Nacional durante un mes, a partir del 12 de diciembre, con el auspicio del Ministerio de Educación .
Para ello meses antes  el gobierno de  Manuel Prado, por  intermedio del Ministro de Educación Jorge Basadre, había adquirido la valiosísima colección bibliográfica mundial de quechua-aymara reunida en un periodo de más de 30 años por el antropólogo francés Paul Rivet, la colección estaba compuesta por más de dos mil libros, entre los que destacaron las más raras ediciones que datan de 1568,  hasta libros editados a principio de 1900, tanto en Juli, como en Lima, Buenos Aires y Europa.
Los autores que destacaron en la colección fueron Diego Gonzáles Olguin, Ludovico Bertonio, Juan Martínez, Antonio Ricardo, entre los más antiguos.
Figuraban también diversos libros y manuscritos dedicados a la enseñanza cristiana de los indígenas de habla quechua y aymara, inclusive guaraní, publicados en los siglos XVII, XVIII y XIX, por Ernest Middendorf, Diego Tschudi, Gabino Pacheco, Clemente Markhan, así como ediciones del siglo XX, completando la colección una serie de folletos, poemarios, obras de teatro como «Ollantay» y diversos manuales de lingüística y de educación religiosa. Así,  dicha biblioteca se convirtió en la más completa habida y por haber respeto a los idiomas quechua y aymara.
A finales de esa década también se muestra con mayor ahínco el interés de la opinión publica de Lima por la cultura puneña, tan es así que en Radio Nacional, con ocasión de diversas efemérides puneñas, se realizaban audiciones que duraban al menos 15 minutos.
Así tenemos registrado en su programación del sábado 20 de septiembre de 1958, a las 7.35 p.m. un «Homenaje a  Huancané», que se presentó después del programa de carácter cultural, «Así es mi Tierra», donde se comentaban tradiciones peruanas.
 A las 7.30 p.m. del martes 4 de noviembre del mismo año se realiza un «Homenaje a Puno» en  Radio Nacional del Perú, estas audiciones radiales eran conducidas por  el periodista Víctor Dongo Casalino, y organizadas con la participación de la Central de Instituciones Puneñas, actuaciones donde generalmente se presentaban agrupaciones musicales en vivo, y que se repitieron durante varios años. (6)
Un acontecimiento muy significativo que también es necesario recordar, de fines de la década de los años 50, es el retorno triunfal del ya destacado y conocido músico puneño, don Jorge Huirse Reyes, quién regresa al Perú luego de  16 años  de triunfal labor en Argentina, donde tuvo una destacada y exitoso trabajo por la música nacional, no solo con artistas argentinos, sino también grabando nuestra música por primera vez con artistas peruanos en Buenos Aires, y que para esa época empezó a reproducirse en el Perú con igual y mejor éxito.
 Don Jorge había retornado al Perú para plasmar su mejor conocimiento musical, incorporándose a la Dirección de diversas  orquestas sinfónicas y orquesta ligeras, continuando su labor de grabar música peruana y andina, tuvo que realizar grandes esfuerzos para conseguir músicos que leyeran sus arreglos, era demasiado exigentes para lo que significaba un vals peruano, sin embargo logró sus objetivos.
Este retorno motivó a los puneños en Lima inquietarse a ofrecerle homenajes y parabienes, tal es así que el 11 de junio de 1960, el gremio de los maestros primarios del Perú, le realiza un merecido homenaje durante un Congreso Nacional, homenaje que cuenta con el auspicio del Ministerio de Educación y la presencia de la Central de Instituciones Puneñas, la fotografía que se presenta en esta página, pertenece a ese homenaje y agradecimiento a la inmensa y gran labor en bien de la música nacional y puneña de parte de Jorge Huirse Reyes.
La Cultura Puneña en Lima de los años 60
Luego de la exitosa presencia puneña durante la referida  «Semana Cultural Puneña» de 1958, nuevamente es el Dr. Enrique Cuentas Ormachea quien en 1961 llega a Lima como promotor cultural, con el afán de estudiar la posibilidad de traer esta vez una Embajada Folklórica, objetivo que logra al organizar la Primera Embajada Folklórica Puneña, que estuvo integrada por la «Agrupación Puno», dirigida por Carlos Cornejo Roselló, y el Centro Musical Theodoro Valcárcel,  dirigido por Virgilio Palacios Ortega, y que llega a Lima en agosto de 1962 bajo el auspicio de la Universidad Técnica del Altiplano.
Dos buenos muchachos de APAFIT-1962
La delegación integrada por  68 personas, realiza el día 3 una actuación promocional para los periodistas en la Casa de la Tradición, una casona estilo neo-colonial que fue construida en 1960 , cuyo patio central era una imitación de lo que era la Plaza de Armas de Lima  en 1860, esta casona estaba ubicada en el Nº 3052 de la Av. Salaverry, hoy queda poco de ella. Su dueño de entonces, el Doctor Cesar Revoredo fue el promotor de esta presentación artística inolvidable; para luego hacer su debut para el público en funciones de vermouth y noche en el Teatro Principal Manuel Asencio Segura, el sábado 4 de agosto a teatro lleno, repitiendo su actuación el domingo 5 en dos funciones.
Esta embajada también estuvo integrada por el quinteto de cuerdas: Conjunto Masías de Arte Vernacular,  y como vocalistas  participaron el dúo de los Hermanos López, y el dúo de las hermanas Emmy y Herminia Santander. 
Es en esta segunda oportunidad en que  el Centro Musical Theodoro Valcárcel llega a Lima y bajo la dirección de Virgilio Palacios Ortega, y graba para el sello Sono Radio, su primer y famoso disco «Música de los Andes Peruanos».
Para hablar de esta Embajada Folklórica,  recurramos nuevamente a lo que dice Guillermo Vásquez en la siguiente nota:
«Vencidos al fin tantos imponderables, gracias a una previsora acción de Cuentas Ormachea, que meses antes había dejado un oficio solicitando el uso del teatro, se realizaron actos promocionales como aquél que organizó el empresario Carlos Revoredo en la Casa de la Tradición, en el cual la Diablada y la Pandilla puneñas causaron gran impacto entre los periodistas que asistieron al mismo».
«El 4 de agosto de 1962, constituye un gran hito en la historia de ese movimiento social signado por el cultivo y difusión del folklore puneño con acento en la danza y la música. Tan pronto como concluyó la primera danza, Wifala de Asillo y ya apreciados los desplazamientos ágiles y coordinados de sus danzarines, entre ellos las diestras hermanas Santander, el público  que abarrotó las instalaciones del Segura, con José María Arguedas en primera fila y grabadora en mano, estalló en aclamaciones y vivas a Puno.           Entre bambalinas Cuentas Ormachea, el gestor indiscutido de ese triunfo, no pudo controlar la emoción. Aunque acondicionadas para su demostración en tablas, se habían reivindicado las antiguas manifestaciones musicales y coreográficas de los pueblos quechuas y aymaras y acababa de inaugurarse la marcha ascendente del arte coreográfico puneño.
Estaban previstas sólo dos presentaciones, pero debieron realizarse diez. El Administrador del Teatro ofreció insistentemente cubrir de inmediato una temporada de seis meses; oferta por cierto inviable por las condiciones laborales de los integrantes del elenco musical y el de danzas. Tampoco llegó a concretarse la presentación de la Embajada Folklórica junto al Ballet Ruso Berioska en el Estadio Nacional, promovida por la Asociación de Centros de Estudiantes de la Universidad de Ingeniería, por razones similares» (3)
Este acontecimiento se repitió el año siguiente, en 1963, en que llega la Segunda Embajada Folklórica de Puno, nuevamente por el esfuerzo del Dr. Cuentas Ormachea. La delegación estuvo una vez más integrada por la Agrupación Puno de Arte Folklórico y Teatro (APAFIT)  constituida ese año y dirigida por Carlos Cornejo Roselló y el Conjunto Orquestal Puno dirigido por Castor Vera Solano.  En esta ocasión la embajada realmente realizó once presentaciones en vermuth y noche, en un colmado Teatro Municipal.
Esta Segunda Embajada llegó a Lima bajo el auspicio de la CORPUNO, realizando sus presentaciones en Teatro Municipal, además en Radio Nacional y en el canal de televisión del Estado.
En 1964, bajo el auspicio de la Casa de la Cultura dirigida por José María Arguedas y la Corporación de Turismo, viaja a Lima un renovado Centro Musical y de Danzas Theodoro Valcárcel, que ya para entonces, había incorporado a su staff de artistas, a un cuerpo coreográfico de danzarines con el que realiza sus presentaciones en el Teatro Municipal.
Mientras que la APAFIT en esta oportunidad  no llegó a Lima,  ya que había ingresado en una etapa de reorganización,  nombrándose una Junta Reorganizadora  integrada por seis copresidentes,  en vista que debía rendir cuentas de sus anteriores viajes, como lo tenía exigido. De no hacerlo, no sería pasible de recibir un subsidio de tres mil soles mensuales que la Casa de la Cultura a cargo de José María Arguedas, le tenía acumulado del año 1963. (7)
En 1965 el Centro Musical y de Danzas Theodoro Valcárcel vuelve a Lima para realizar tres excelentes presentaciones artísticas en el Teatro Municipal, a partir del 30 de octubre, actuaciones como siempre muy concurridas y que fueron preparatorias de su viaje a México donde se presentaría en el Palacio de Bellas Artes de la capital mejicana.
En agosto de 1966 se presenta durante 10 días en el Teatro Municipal de Lima, una nueva delegación artística de Puno integrada esta vez por la Agrupación Puno de Arte Folklórico y Teatro APAFIT, bajo la dirección de Carlos Cornejo Roselló, y el Conjunto Orquestal Puno, bajo la dirección de Castor Vera Solano; estas presentaciones se realizan bajo el auspicio de la Casa de la Cultura, la Universidad Nacional de Ingeniería y la Corporación de Turismo, CORTURPERÚ. El Conjunto Orquestal Puno, graba sus discos «Conjunto Orquestal Puno» y «Puno Pandillero».
Es necesario reconocer que esta etapa de esfuerzos por cultivar y difundir nuestra música y danzas, se corona con la llegada a Lima de estas Embajadas Folklóricas de Puno, que muestran el amplio y calificado bagaje de la música y danzas puneñas por primera vez en el Teatro Segura y luego en el Teatro Municipal de la ciudad capital, así como en otros escenarios de  radio y televisión, y en diversas oportunidades.
Estas presentaciones tuvieron amplia información y comentarios en los medios de prensa más importantes de la época, como La Prensa, El Comercio, Caretas, Expreso, cosa rara entonces, pero finalmente bien reconocida, con muy buenos comentarios de parte de Cesar Miró, Sebastián Salazar Bondy, José María Arguedas, Alfonsina Barrionuevo, entre otros periodistas e intelectuales, que supieron apreciar y valorar la calidad y variedad musical y coreográfica del altiplano peruano.
¿Cuáles fueron los primeros valiosos comentarios de los medios de comunicación de Lima acerca de esta delegación?.
Aquí algunos de ellos:
«....los danzarines apenas han dado unos pasos y el público se alza como si no pudiera soportar el peso de la emoción que la música y la coreografía le transmiten y aplauden en verdadero estado de delirio» (José María Arguedas en «El Comercio» Lima, 11 agosto 1962).
«... han desplegado ante los ojos admirados del público citadino las más hermosas versiones del alma ‘‘qollavina’’ en una verdadera fiesta de color y belleza». (Alfonsina Barrionuevo en «Caretas», Lima 13 agosto 1962).
«... en la humorística y suntuosa Diablada, donde los caporales, los diablos mayores, tienen algo de príncipes, no solo por el lujoso vestuario, sino por la aristocracia de sus movimientos» (César Miró en «El Comercio» 19 agosto 1962).
«Cuando los danzarines de Puno soltaron sobre el escenario del Teatro Segura su mundo mestizo de colores, nos dimos exacta cuenta del valor de nuestro folklore». (Augusto Tamayo Vargas, «El Comercio», 3  septiembre 1962).
La Otra Capital
Luego de esa importante presencia vendría un sin número de agrupaciones musicales y de danzas a difundir el arte puneño en Lima, con lo cual se marcaría la diferencia acerca del conocimiento del folklore puneño, en tanto los medios de comunicación verían con otros ojos estas «otras» manifestaciones culturales andinas.
José María Arguedas, gran estudioso del folklore, le tomó muchísimo interés al asunto comentando en los medios de prensa, que Puno ayudó a descubrir al Perú indígena. Ese interés lo llevó a constituirse en el escenario natural de ese magnífico arte,  Puno, para constatar la belleza y variedad de su folklore y calificar a dicha ciudad como «Puno, otra capital del Perú» es decir la capital del folklore, en un artículo muy significativo que publicó a página completa en el diario «El Comercio» el 12 de noviembre de 1967, y cuyo texto se reproduce al final.
De lo reseñado definimos el  siguiente concepto, que en la década de los años 60, aparte del natural espíritu de solidaridad mutua innata entre los coterráneos migrantes a tierras extrañas a su origen, tres fueron los factores que contribuyeron para que  Puno fuera calificada como la «Capital Folklórica del Perú», hoy declarada «Capital del Folklore Peruano», y para que los puneños en Lima se inquietaran con más ahínco por tomar la iniciativa de organizarse por medio de instituciones.
Como primer factor destacamos la presencia de esa primera Embajada Cultural Puneña, promovida en 1957 por el Instituto Americano del Arte, bajo la dirección del Dr. Enrique Cuentas Ormachea, que trajo a Lima lo mejor del amplio bagaje cultural puneño en presentaciones artísticas que tuvieron gran resonancia, y que se repitieron posteriormente por varios años como «Embajadas Folklóricas»;  lo que motivó, como segundo factor, que los medios de prensa y los difusores de la cultura andina se preocupasen de la cultura puneña, entre los que hay que destacar al propio José María Arguedas, quien publicó en el diario «El Comercio» varios artículos que fueron todo un rescate de lo que representaba el otro lado de la cultura oficial peruana, reflejando así la valía de ese importante patrimonio cultural hasta entonces algo desconocido, que se mostraba especialmente en la Fiesta de la Virgen de la Candelaria y que fuera registrada y catalogada entonces por la Casa de la Cultura (INC). Un tercer factor determinante fue la promoción turística que de parte del Estado se le brindó a la celebración del Tercer Centenario de la fundación española de la ciudad de San Carlos de Puno, en 1968.
Sin embargo a todo ello hay que agregarle un cuarto factor que no debe soslayársele , y que fue la situación política del país a fines de los años 60, en la que el gobierno militar de orientación nacionalista, que acercándose a la cultura andina, empezó a promover el rescate de la identidad nacional con medidas y cambios estructurales que despertaron el pensamiento hacia lo nacional, dentro de lo que debía considerarse la cultura andina, y que por supuesto Puno con toda su tradición cultural de más de mil años no podría, no podía estar ajeno.
Estos hechos también promovieron un gran impulso para que los puneños en Lima se organizaran por medio de grupos e instituciones que les sirvieran de ayuda para conservar sus tradiciones, costumbres y modos de vida, generalmente  de acuerdo al lugar de origen o nacimiento, por eso es que a continuación, luego de referirnos a las primeras grabaciones musicales que hicieron los puneños, presentamos un recuento de algunas instituciones y grupos en torno a los que se agruparon los puneños; no es un estudio completo al respecto, -está en elaboración un trabajo mayor acerca de la migración puneña a Lima- pero sí nos ayuda en gran medida a apreciar las circunstancias cómo grupos de personas asumen la necesidad de mantener nuestras tradiciones desde siempre, en la gran urbe invadida de provincianos en que se ha convertido Lima.
La Música Puneña en Lima.
Años después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo europeo se reconstruía, Estados Unidos ingresaba a una etapa de desarrollo y dominación de la economía mundial, los países del primer mundo requerían materias primas para el crecimiento de su industria. Uno de los países abastecedores de ese mundo siempre fue el Perú, especialmente en el sector minero; en los años 50 grandes empresas instaladas en Lima requerían mano de obra barata, mientras que el Ande y el campesino controlado por el gamonalismo se  empobrecía más; es así por que empezaron a llegar a  Lima las primeras olas de migración; el poblador andino llegaba con su música, y  los cantantes y grupos musicales «vernaculares» ya  se presentaban en locales públicos.
En esos años las «barriadas» empezaron a proliferar en Lima, el «Barrio Piñonate», Conde de la Vega; en La Victoria, en el Cerro San Pedro, Cerro San Cosme,  El Agustino, o en el Rímac, Piedra Lisa a faldas del cerro San Cristóbal,  «Huascarán» (1948), pasando el Puente del Ejército, entre otras; sin embargo una de las más populares barriadas nacida de una invasión de terrenos eriazos, fue la nueva barrida llamada «27 de Octubre», en la zona norte de Lima y el Rímac, que tuvo un vertiginoso crecimiento y rápidamente se convirtió en distrito; surgida a fines de los años 40, y nombrada así en recuerdo que en esa fecha de 1948, Manuel Odría dio un golpe de estado autodenominado «restaurador» en Arequipa, en contra del Gobierno de Bustamante y Rivero. Después, ya en el gobierno de Manuel Prado, la barriada cambiaría de nombre y se convertiría en el distrito de San Martín de Porres.
También estuvieron  «Ciudad de Dios», primera gran barriada formada en las pampas desérticas del sur de Lima y detrás del cerro Pamplona (Pamplona Alta y Pamplona Baja), luego surgieron San Juan, Villa María, Lurigancho, Hermitaño, Comas, y otros lugares a donde llegaron los migrantes provincianos.
Los años 50 fueron de bonanza económica por el auge del precio de los metales en el exterior, y sus grandes exportaciones, tiempo de decaimiento del agro sur peruano por las sequías, mientras crecía la explotación agroindustrial de la costa,  será por eso que en Lima fue  tiempo de la construcción y creación de diversas unidades vecinales como «barrios obreros» y  populares, así como grandes unidades escolares y Núcleos Educativos Campesinos (desde 1950 en que se crean), tal es así que en 1954 la UNESCO calificó al Perú entre los primeros países con mayor inversión en el sector  educación.
El segundo lustro de la década desde 1955, Puno y gran parte de la sierra sur  sufrió un grave periodo de  sequías durante varios años, hecho que motivó que se originara una de las mayores migraciones a la costa, después de la segunda guerra mundial; las otras grandes migraciones se darían años después, en los años 70 como consecuencia de la Reforma Agraria y en los años 80 como consecuencia de la subversión.
Ya entonces la música folklórica nacional y autóctona comenzó a ser «protegida» por el Gobierno, que mediante la Ley Orgánica de Educación la promovía inclusive subvencionando su difusión y cultivo. Había evidentemente una proliferación de grupos y artistas que reclamaban ser calificados como folkloristas así que en afán de organizar y ordenar esa música, el Ministerio de Educación emitió una Resolución  Ministerial (Nº 11033) el 12 de noviembre de 1954, mediante la cual se resolvió que la música folklórica debería ser previamente calificada como tal, por la Dirección  de Educación Artística y Extensión Cultural de dicho Ministerio, a fin de que pudiera ser difundida con esa calificación en las radioemisoras y otros escenarios del país.
 En aquel tiempo la música puneña no se escuchaba en las emisoras, salvo algunos temas grabados por Huirse. Es necesario tomar en cuenta que esta música hasta entonces solo había sido grabada en Buenos Aires, en discos de carbón de 78 rpm, por el destacado maestro Jorge Huirse Reyes, luego reproducidas en nuestro país en discos de larga duración de acetato. Pionera labor del calificado músico. En la amplia discografía de Jorge Huirse, hemos detectado más de 30  temas de música puneña y andina orquestada (ver al final).
El primer disco de 78 rpm de música folklórica que se produce en el Perú en la fábrica de discos MAG, es gracias a la gestión de José María Arguedas, quien siendo el Jefe del Departamento de Folklore del Ministerio de Educación en 1948, promueve esa primera grabación musical con el popular cantante de entonces «El Trovador Andino».
Sin embargo tenemos la referencia que la primera grabación de un huayño en quechua se realiza el 13 de setiembre de 1913, cuando Frank S. Rambo, en compañía de Charles S. Althouse, empleados de la empresa VICTOR TALKING MACHINE Co. llegaron a Lima vía el canal de Panamá para grabar un repertorio peruano y luego prensarlo y publicarlo en New York. Lo hicieron entre el viernes 5 y el miércoles 25 de ese mes y el sábado 13 grabaron  tres números de “Música Peruana”, como fueron los diálogos cómicos «El borracho y el inspector» (disco Víctor 67001), «Los compadres» (disco Víctor 65814) y «Los dos serranos» diálogo cómico y huayñito “Cachicachichay”, (disco Víctor 67012). Los intérpretes fueron Alejandro Ayarza “Karamanduka” en la voz y L. Romero en la guitarra; cantado con parte de la letra en quechua. Así nos lo dice Lucho Salazar. (8)
Esta pieza pertenecía a la obra musical “Música Peruana” de Alejandro Ayarza, que tuvo mucho éxito en sus presentaciones teatrales, como lo informó el diario “La Prensa” del 28 de noviembre de 1912:
VIDA TEATRAL / TEATRO VICTORIA / ESTRENO DE UNA OBRA NACIONAL
Hoy en este teatro subirá a escena por primera vez una zarzuela de música y costumbres nacionales, composición y letra del popular y chispeante Alejandro Ayarza. Personas que han asistido a los ensayos nos aseguran que la obrita ha de gustar al público por la comicidad de sus situaciones y por el marcado sabor criollo. La obra se titula “Música Peruana” y ya sabemos que con ella se “resbala cualquiera”.
También es preciso recordar que años después, el gobierno de Manuel Prado promulgó el 17 de marzo de 1958 la Ley 12980,(9) que liberaba la importación de discos de carácter cultural y disponía se imponga un impuesto selectivo a los discos de música comercial. Téngase en cuenta que solo a partir de entonces se podían importar con mayor libertad discos de 33 rpm, que entonces traían RCA Víctor, Sono Radio y Virrey, entre otras subsidiarias de empresas internacionales en el Perú. A fines de la década de 1950, la primera empresa manufacturera nacional de discos de acetato fue Discos MAG, luego aparecerían Sono Radio, Virrey, IEMPSA y posteriormente FTA, que le dedicarían su producción no solo a la música «comercial» nacional e internacional, sino también a la música criolla y a la «vernacular», por eso una de las primeras opciones de IEMPSA, fue reproducir en el Perú  con el sello Odeón, en discos de acetato, las grabaciones de música criolla, andina, puneña que realizara Jorge Huirse en Buenos Aires.
Consultamos sobre esto a Adolfo Huirse Cairo, él nos dice que «Jorge fue desde siempre artista exclusivo de la Odeón que en el Perú reproducía IEMPSA, es por esa razón que Jorge no aparece en el disco «Mi Perú» de Sono Radio pese a haber dirigido la Orquesta y haber hecho las orquestaciones y arreglos. Seguía siendo artistas exclusivo de Odeón, pero en «Mi Perú» está su estilo.» «Los discos que llegaron a mi casa, directamente de Buenos Aires por vía férrea, en el tren Expreso General Belgrano de Buenos Aires a La Paz  luego a Guaqui y a Puno,  eran Odeón  de  sello color verde».
Esta dicho que en aquel tiempo las primeras grabaciones de música puneña en discos LP las realizó  Odeón con música que  Jorge Huirse grabó en Argentina con su orquesta y las voces de Jesús Vásquez, Los Trovadores del Perú, Los Morochucos, Luis Abanto Morales y otros grandes artistas argentinos.
 Mientras que en el Perú las primeras grabaciones de música puneña fueron realizadas por conocidos músicos y cantantes «vernaculares», como el Picaflor de los Andes, el Jilguero del Huascarán, el Embajador de Quiquijana, entre otros; por ejemplo, obran en nuestro poder algunos discos de 45 rpm «Caballito de Chocchiporque» grabado por el Conjunto Kori-Marka de Tinta o «Frutera Serrana»  grabado por  el Embajador de Quiquijana.
En cuanto a grabaciones de músicos puneños, tenemos información que el primer conjunto musical puneño que graba aún en discos de carbón de 78 rpm, es la Estudiantina Dunker Lavalle, fundada en 1925 por Alberto Rivarola, e integrada por Carlos Rubina, Néstor Molina, Eladio Quiroga,  Castor Vera y  Rosendo Huirse, grabaciones realizadas para la RCA de New York,  con temas de Alberto Rivarola y que escuchamos cuando éramos muy niños; otro de los grupos que graba en Lima en ese mismo sistema, en discos de carbón de 78 rpm,  ya en los años 50 del siglo pasado es el Centro Musical Ayaviri; sus primeras grabaciones fueron recopiladas en un disco de larga duración con el nombre de «Huayños», así como también otros temas de este grupo son publicados en un LP junto las grabaciones del Centro Musical  Yunguyo.
 Es necesario mencionar que este último grupo musical llegó a Lima a fines de 1959, a grabar en el antiguo sello MAG, en mérito de haber obtenido durante tres años consecutivos 1957, 1958, 1959, el primer lugar en el Concurso de Estudiantinas que organizaba en Puno el Instituto Americano de Arte con motivo del aniversario de la ciudad lacustre en el mes de noviembre.
 Estas grabaciones fueron impresas tiempo después en un LP del Sello MAG, con el nombre  de «Aires del Altiplano», junto con el Conjunto Musical Ayaviri, en el disco se registra como «Conjunto» y no como Centro Musical ya que la disquera (MAG) no tenía los derechos de edición de este último (RCA Víctor).
En realidad el primer disco LP del Centro Musical Ayaviri tiene el nombre «Huayños»; cuya carátula o sobrecubierta a todo color aun estaba impresa en el sistema de serigrafía.
El Centro Musical Theodoro Valcárcel, los años 1955 y 1956 había obtenido el primer lugar en el citado Concurso de Estudiantinas puneño, posteriormente  realizó sus primeras grabaciones en discos de 45 RPM, reproducidas de cintas magnetofónicas de carrete, que los mismos integrantes del Centro Musical habían efectuado.
Otra de las primeras grabaciones en discos de carbón de 78 rpm las realizaron «Las Hermanas Madrid» con la Estudiantina Lampa y que se convirtieron en discos de 45 rpm en el sello Odeón de IEMPSA que luego derivó en un disco de larga duración. Aquí también hay que tener en cuenta que quien en realidad graba con las Hermanas Madrid, es el «Centro Musical Lampa», pero por no tener los derechos de grabación, (pertenecían a Sono Radio) en el lado B de ese disco se toma el nombre de «Estudiantina Lampa». El Centro Musical Lampa en 1960 fue ganador del Concurso Departamental de Estudiantinas que organizaba el Instituto Americano de Arte, con los temas «Choclo de Oro», y «Choquechampi», que luego fueron reproducidos en su disco LP «Paisaje Andino»
Tenemos en la mano un antiguo disco de 45 rpm de Sono Radio grabado en enero de 1961 por el grupo Los Aravicus, con los temas puneños Bella Tierra Mía del azangarino Alberto Urquiaga Vásquez, quien también era integrante del grupo musical  y Alalau Chirihuayrita del lampeño Zacarías Puntaca, temas cantados por la interprete puneña llamada «La Kolla». La particularidad de estas grabaciones es muy singular ya que el ritmo en el que están grabados los dos temas es del estilo de un walaycho, con un compás muy rápido, completamente diferente al estilo del «huayño pandillero» que se impuso fuertemente en todo el departamento de Puno desde fines de los años 50. Todo un reto de esos primeros artistas
 Posteriormente vendrían las grabaciones ya con características de huayños «pandilleros», entre las que se pueden considerar al Centro Musical Theodoro Valcarcel a fines de 1950, las primeras grabaciones de música puneña en discos de larga duración que publica Sono Radio en sistema monaural son «Música de los Andes Peruanos» del Centro Musical Theodoro Valcárcel (LPL-2016),  «Paisaje Andino» del Centro Musical Lampa (LPL-2052), luego «Brisas Puneñas» Centro Musical Yunguyo (LPL-2230).
Respecto a la primera grabación del Centro Musical Theodoro Valcárcel, bajo la dirección de Virgilio Palacios Ortega, lleva el nombre genérico de «Música de los Andes Peruanos» porque el nombre de Puno ya era considerado «comercialmente» por la disquera, además que representaba el primer volumen de una colección de música andina de gran calidad que Sono Radio pensaba publicar, colección que incluyó al Conjunto Atusparia de Ancash, al Centro Qosqo de Arte Nativo, al Conjunto de Mandolinas de Amazonas, entre otros.
La disquera  IEMPSA más interesada en la música folklórica publicó «Brisas del Titicaca» de Los Íntimos de Juliaca, (Odeón, LD-1360)  «Cantares del Altiplano» del Centro Musical Ayaviri (Odeón LD-1355), «Conjunto Orquestal Puno» (Odeón LD-1406), «Qhantati Ururi» (Odeón LD-1419), «Puno Pandillero» (Odeón LD-1508) del Conjunto Orquestal Puno.
Ya en el sistema estereofónico, se publica el disco «Linda Puneñita» de los Íntimos de Puno en 1966, (Líder IEMPSA LD-1569), como el hermoso álbum «Puno, Tierra de Ensueños» del Centro Musical Puno, bajo la dirección de Virgilio Palacios Ortega.
Debemos distinguir muy claramente los distintos «estilos» de los conjuntos musicales de las provincias de Puno, plasmados en sus diversas grabaciones y que posteriormente han sido grabados en LPs así como en cassettes, en diversos sellos musicales tanto de Lima, Cusco y Arequipa.
Destacamos la grabación «Lucero del Amanecer» del Conjunto Q’antati Ururi de Conima, (LD1419) , por ser el primero con música autóctona interpretada en instrumentos de viento y percusión, grabado en el sello Odeón de IEMPSA; para ello este conjunto esta vez  llegó a Lima en marzo de 1965 con 50 artistas, trayendo 30 danzas, bajo la dirección y Presidencia de don  Lucio Calderón Pacoricona,  hijo del fundador; lo que evidenciaba en aquel tiempo la inquietud que había por conocer la música y danzas autóctonas de Puno, manifestada intensamente en los medios populares y sectores «cultos» de Lima. Ante esa predisposición, Q’antati Ururi se presentó en el Coliseo Nacional, en las ruinas de Puruchuco, en el Parque El Olivar de San Isidro, en el Ministerio de Educación (Canal 7TV) y Radio Nacional, y en el Palacio de Gobierno, donde interpreta  por primera vez el Himno Nacional con zampoñas, en presencia del Presidente Fernando Belaúnde, y finalmente realiza la grabación mencionada.
En 1966 llega a Lima, el conjunto de música y danzas autóctonas «Los Mensajeros del Ande de Cojata», presentándose en el Coliseo Nacional de la Av. Bolívar, y en otros diversos lugares, incluso en el penal del Frontón, con el auspicio y promoción de los directivos de Brisas del Titikaka de ese entonces, su presencia en Lima la aprovechan para grabar su disco «Zampoñas y Sikuris» en la disquera Sono Radio, en el disco se registra el nombre de Embajada Folklórica de Cojata, bajo la dirección de Guillermo Paco Cama (LPL 2109).
Al año siguiente llega a Lima la «Embajada Cultural y Folklore de Conima», integrada por el Conjunto Las Kantutas de Conima y la Banda Estrellas de Oro de Conima, bajo la dirección de Gregorio Gómez Apaza; siendo su promotor y representante en Lima, Hugo Saravia Pacoricona, entusiasta animador y promotor  del folklore puneño.
Lo distinguible de esta «Embajada», muy similar a la Embajada de Cojata, es que sus interpretaciones de la música puneña, la realizan con instrumentos autóctonos, sikus, pinquillos, tarkas y percusión, presentando en diversos escenarios las danzas Tarkada, Pandilla Carnavalera, Sikuris, Diablada, Llamerada, Callahuayas, por lo que se distingue en grande de otras «Embajadas», que anteriormente estuvieron en Lima, porque presentan las danzas autóctonas, tal como se interpretan en el campo en especial en Conima. Su presencia en Lima les permite grabar el disco «Alegrías del Altiplano» bajo el sello Sono Radio (LPL 2311).
Músicos Puneños de Lima
En 1956 se creó en Lima la «Compañía Zampoñas del Titicaca», conjunto musical con instrumentos autóctonos de zampoñas, tarkas, y pinquillos, integrada en su mayoría por huancaneños. Este grupo es el primero de música autóctona, organizado por residentes puneños en la capital, que logra una significativa aceptación, toda una sensación para muchos puneños, como gran contrapartida al desprecio de parte de quienes la consideraban «música de indios». Esta agrupación realiza en aquel tiempo, diversas presentaciones en distintos escenarios y reuniones que organizaban los puneños, especialmente en las de la Central de Instituciones Puneñas. No tenían temor ni duda de presentarse en cualquier escenario, se trataba de un grupo que era casi numero obligado en cualquier actividad de puneños.
También hay que considerar de esa época al Conjunto de Zampoñas 10 de Octubre de Yunguyo.
La «Compañía Zampoñas del Titicaca» participó en varias oportunidades en el festival folklórico de la Pampa de Amancaes donde, como está dicho, los años 1957 y 1958  se hicieron acreedores a medallas de oro y diplomas de honor. Años después, en 1966, el conjunto llegaría a grabar  su disco LP «Zampoñas del Titicaca» con la dirección de Simón Huanca Pallo. (Sono Radio LPL 2190).
En una oportunidad, noviembre de 1957, con ocasión del aniversario de Puno, un grupo de puneños de «cierto nivel» realizaban un «baile social» en un local de un club nocturno ubicado en el Jr. Ocoña, esquina con Jr. Caylloma, donde hasta hace poco existía un Comedor Popular. A esa fiesta solo estaba permitido asistir, los varones «con terno» y las damas con «traje de gala», si pues así estaba dispuesto y no podía ser de otra forma. Sin embargo, otro grupo de puneños con algunos de estos sikuris y zampoñeros,  a golpe limpio de bombo, a zampoña tronada,  pretendieron ingresar al «baile social», para imponer el sikuri en la celebración del aniversario puneño, siendo rechazados, provocando por cierto una trifulca y naturalmente una confrontación que terminó a golpes y  con la intervención de la policía. (9)
Entre los grupos musicales y de danzas que existían entonces en Lima están la Embajada Folklórica Usicayos de Carabaya  dirigida por Leonardo Gonzáles (1957), la Embajada Folklórica Balseros del Titicaca de la misma época, dirigida por Máximo Pari Galindo, que también se presentaban en el Coliseo Nacional en La Victoria o el Coliseo del Puente del Ejército, ambos grupos con intensa actividad artística y aun vigentes hasta hoy.
Existía el Conjunto Alma Kollavina dirigido por Joaquín Vélez, uno de cuyos cantantes era Julio Sancho, agrupación musical que contó con gente del sector quechua, que se formó después de 1962, integrada fundamentalmente, por juliaqueños, de ahí que eran llamados los «Juliaquences».
Posteriormente Julio Sancho actuaría como solista en diversos grupos musicales, en 1963 grabó por primera vez esa anónima y tradicional «Serenata Puneña» con el título de «Por tu Natal», dedicada a Adriana Condori, como dice el interprete Julio Sancho, hoy fallecido. El marco instrumental lo puso el Conjunto Alma Kollavina, aunque en la grabación en 45 rpm se registra a «Los Huayruros» dirigidos por el propio Sancho, al reverso de esta grabación está el tema Kaluyo, Julio Sancho en el fulgor de su juventud y Los Huayruros en la cúspide de su  popularidad, también grabaron otro disco de 45 rpm con los temas  Pomateñita y Ojos Negros, en el sello Virrey.
A finales de los años 50 y los primeros de los años 60, existía el «Centro Musical Puno», que era dirigido por Luis Naldos Paniagua, agrupación que desarrollaba su actividad en el restaurante Jardín Yolanda, en Jesús María, donde concurrían puneños de diferentes provincias. Esta agrupación musical existió antes que el grupo de Brisas, en tal condición poco tenía que hacer con Brisas del Titikaka, sin embargo reunía entonces a muchísimos puneños a través de las concurridas actividades que se realizaban en el mencionado restaurante.
Igualmente existía la «Estudiantina Puno», que en el año 1951 ganó el primer lugar en un concurso de Estudiantinas organizado en Radio Nacional. La mayoría de sus integrantes eran pomateños entre los que podemos mencionar a Vicente y Fernando Catacora Miraval, Augusto Portugal Vidangos, Theodoro Iturry, Adrián Arce Iturry, Alberto Faggioni, Manuel Achata, Walter Díaz, Ángeles Figueroa. (10)
Es necesario tomar en cuenta que parte de este sector de puneños provenientes del sur de departamento siempre mantuvo una relación constante de amistades, principalmente alrededor de la música, grupo que en algún momento forma el Centro Musical Aymara y luego la Estudiantina Pomata.
 Años después algunas personas de este grupo formaron el Club Cultural Cuerdas del Lago, el 28 de julio de 1967,  -y como parte del Club, la Estudiantina Cuerdas del Lago- y que tuvo su origen en un paseo a la ciudad de Ica; otros se incorporaron a Brisas del Titicaca o compartieron ambas instituciones. 
Este grupo de puneños desarrollaba su actividad paralelamente al grupo que estaba en torno a Brisas, así lo evidencian los documentos originales(*)  en los que figuran los nombres de quienes integraban el Centro Musical Brisas del Titicaca hasta julio–agosto de 1967.  Tiempo después «Brisas» y «Cuerdas» generarían una competencia rayana en la rivalidad, a veces insalvable, aunque muy fraternal, tanto en el aspecto artístico, danzas y música, como en el deportivo, hasta que hoy ese club ha dejado de realizar actividades y como alternativa la gran mayoría de sus integrantes, desde 1996, junto a un grupo numeroso de pomateños, se han incorporado masivamente a Brisas del Titicaca, cuando esta institución inició su despegue, crecimiento y desarrollo, y abrió sus puertas a «todos los puneños»  con beneplácito y sin discriminación alguna.
La Estudiantina del Club Cultural Cuerdas del Lago plasmó su trabajo musical en un excelente disco de larga duración grabado en el año 1975 en el sello Sono Radio, bajo la dirección Alberto Faggioni Mallea, con los arreglos musicales del maestro Augusto Portugal Vidangos, como se registra en su portada.
Mientras que la Estudiantina de la Asociación Cultural Brisas del Titicaca, ese mismo año realizó su primera grabación, en un disco de 45 RPM, bajo la dirección musical de Justo Obando, con la voz de la destacada y conocida artista puneña Asunción Garnica Gamero, como consecuencia y gracias a una actuación realizada en el Teatro Municipal, cuando concluía su periodo presidencial Víctor Naldos en 1975.
Es recién el año 2000, luego de 38 años, bajo la presidencia de Luis Arenas Lozada, en que la Estudiantina de Brisas del Titicaca con la dirección de Javier Salas Avila, realiza su primera grabación de larga duración en un disco compacto, reeditado en miles de miles de copias por lo exitosa que resultó; ya que la grabación incluye temas de todas las provincias de Puno, de ahí su gran popularidad en todo el departamento de Puno y ni qué decir en todo lugar donde hay puneños.
En el 2001 otro órgano de difusión cultural, el Conjunto Orquestal de Brisas del Titicaca, bajo la dirección de Américo Valencia Chacón, realiza una grabación de música  clásica peruana; en el 2005 la Estudiantina realiza su segunda grabación con temas para danzas y la dirección musical de Percy Bueno Ramírez.
Sin embargo, respecto a la presencia de artistas puneños en Lima debería tratar al final de esta parte, la presencia muy destacada en el campo artístico del folklorista Gerardo Barbosa Idiaquez, (En el Diario Los Andes de Puno del 04 de noviembre del 2011 publicamos una nota extensa sobre su vida), que desde los años 40 no cesa de bregar en defensa de la música puneña, así como la presencia desde entonces del talentoso y muy reconocido músico puneño Edgar Valcárcel Arze, hoy fallecido; quienes -guardando las distancias- merecen un tratamiento muy especial sobre su participación en esa lucha por difundir la música puneña, así como un sinnúmero de músicos y artistas puneños que trabajaron incansablemente por difundir lo nuestro en la capital peruana. Esta pendiente, tendremos la ocasión de hacerlo en una nueva edición.
Los Primeros Sikuris en Lima
Incluyo aquí, algunos párrafos de una publicación del Diario Los Andes de Puno del pasado 01 de abril del 2011 y que corresponde a parte de una largo dialogo que tuve con Gerardo Barbosa Idiaquez, antiguo folklorista y promotor cultural, de allí se extraen algunos resumidos textos.
... En la Capital existen un gran número de tropas y conjuntos de sikuris y sikumorenos que practican esta tradición, hoy masivamente difundida en instituciones, colegios y universidades, todas, expresamente todas, tienen un origen o una raigambre puneña, por los estilos, formas y modos de interpretar esta variedad musical trasladada desde el Altiplano puneño.
Hace un tiempo pregunté a un antiguo promotor de las tradiciones puneñas en Lima, el pomateño Gerardo Barbosa Idiaquez, si podría responderme cuándo se habría formado en esta ciudad, la primera tropa se sicuris integrada por residentes puneños en Lima.
Esto me comenta  Gerardo, que cuando vivía en el Jr. Azángaro 228 en el centro de Lima, cerca del Palacio Legislativo, había sido canillita y lustrabotas, mientras estudiaba en la nocturna del Colegio Guadalupe, cuenta que a mediados de los años de la década de 1940, fue convocado por el señor Baltasar Ruelas, quien era portero en el Banco de Crédito, y que a sabiendas que ese canillita y lustrabotas recorría las calles de Lima, le encargó que buscara entre los barredores puneños que hubieran en la Municipalidad de la Victoria o de Lima, gente que supiera tocar zampoñas, y que los llevara a su casa de Barrios Altos el siguiente sábado; en ese afán primero reunió a seis huancaneños, y así don Baltasar empezó a ensayar con ellos, ya que tenía una cuantas zampoñas con las que practicarían.
En el tiempo el número de músicos se incrementó y hacía falta algunos instrumentos más; entonces hacia 1946 cuanto Gerardo tendría 16 a 17 años, ya estaba trabajando en el Congreso de la República, donde primero ingresó como lustrabotas, para luego llegar a ser “Ujier”, que era el auxiliar que se encargaba de alcanzar el micrófono a los diputados que intervenían en los debates; allí conoció al senador puneño José Antonio Encinas, a quien luego de contarle lo que hacían los días sábados, en un desprendido atrevimiento de emoción, le solicitó como donación un juego de zampoñas, el Dr. Encinas entusiasmado de esta inquietud, en quince días mandó a traerlas de Puno y con esa donación continuaron los ensayos con  más personas.
 Así se formó el grupo de sikuris, que no tenían un nombre definido, simplemente era de Puno, del Altiplano; interpretaba indistintamente sikuris y sikumorenos, especialmente en la modalidad de zampoñada, aunque en general melodías de la zona de Huancané y Puno, modalidad de algún modo citadina.
El grupo se iba preparando continuamente y sus reuniones de los sábados eran ya de real convocatoria, entre el año 47 y 48 se presentaron casi informalmente, en el Festival que por el Día del Indio se organizaba anualmente en la Pampa de Amancaes; sin embargo es en 1949, cuando se están preparando decididamente para participar nuevamente de este festival, don Baltasar Ruelas viaja a Puno y con su propio peculio adquiere vestuario del conjunto de sicuris del Barrio Mañazo, y con esa vestimenta se presenta a un grupo numeroso de sikuris en las puertas que conducían a la Pampa de Amancaes, hecho que molestó a los organizadores, que aunque no habían estado inscritos en el Festival, ya “estaban descalificados” por tocar en la puerta, congregando gran numero de personas que no ingresaban al Festival.
En algún momento iba a llegar al Festival el Presidente de la República, razón por la que los convencen a que ingresaran acompañándolo; el General Odría quien había dado su golpe de estado en noviembre del año anterior, quiso tomarse un baño de popularidad porque ya estaba pensando en postular en una elección Presidencial, y encontró al grupo de sikumorenos con vestuario de brillantes y colores, acompañados de un Angel, diablos y demás figuras de Los Diablos de Puno, al estilo zampoñada; el Caporal o Diablo Mayor era encarnado por Barbosa, quien cual pecador enamorado invitó a bailar a la Primera Dama, María Delgado de Odría, ella complacida por ver esta modalidad coreográfica acompañó al conjunto un buen trecho.
La señora María Delgado de Odría conocía Puno algunos años atrás, había estado antes por motivo de trabajo, junto a su esposo en el cuartel de Huancané, entonces ya sabía cómo eran esas tropas de sikuris.
Fue la primera vez que un grupo de puneños residentes en Lima, logró tan resonante éxito y aplausos, que motivó que el grupo continuara, especialmente en la variedad de sikumorenos, que años después se convirtió en el Conjunto Zampoñas del Titicaca, quien recibió premios y preseas en el afamado Festival de la Pampa de Amancaes, llegando inclusive a grabar un disco LP; mientras esto se desarrollaba adecuadamente, el primer grupo que empezó a practicar el sikuri en su modalidad de varios bombos y otros modalidades de la música campesina desde mediados de los años 50, fue el Club “Unión Progresista Conima” que también llegó a grabar un disco LP en 1980, bajo la dirección de Calixto Vásquez con el título «Zampoñas, Tarkas y pinquillos». Después vendrían los sikuris 10 de Octubre de Yunguyo, y Los Sankayos de Moho, que fueron creados posteriormente.
Hoy existen más de 40 grupos que están reunidos en torno a una Asociación de sikuris, sin considerar los grupos que existen en colegio, facultades de universidades y parroquias, gracias en gran parte a la inquietud innata de los puneños de difundir esta modalidad musical, y en especial a la Asociación Juvenil Puno fundada en 1970, institución cultural que se ha convertido  en la principal promotora de los sikuris y zampoñadas, por medio de los encuentros de sikuris «Tupak Catari» y la fiesta patronal anual de la «Chacana Cruz». 
Instituciones Puneñas en Lima.
¿Cómo nacen?. Retomando lo anteriormente escrito sobre la migración puneña, debemos afirmar que, los primeros puneños migrantes que llegan a Lima, en las primeras décadas del siglo pasado son uno que otro hacendado que «se compró una casa en Lima», a continuación los puneños que siendo funcionarios del gobierno, asumen responsabilidades en algún Ministerio, por lo que deciden trasladarse con su familia a la Capital, y también los jóvenes que son enviados por su padres a estudiar en Lima y que una vez profesionales aquí se quedan; hay que advertir que los mayores destinos de estudiantes puneños en busca de una profesión en aquellos y tiempos eran Arequipa, Cusco y Buenos Aires y en menor grado Lima.
Las primera gran migración de puneños hacia la costa y en especial hacia Lima, se efectúa después de la crisis económica mundial de los años 30 que se reflejó también en nuestro país, en especial  en la sierra; a continuación,  durante y después de la Segunda Guerra Mundial, y cuando en las ciudades se requería mano de obra obrera barata, por el desarrollo de la industria que la exportación minera y la apertura a la inversión del capital  extranjero,  había provocado a finales de los años 40 y principios de los 50s.
A continuación otra gran migración se produce desde cuando la región del altiplano sufre grandes sequías desde mediados de los años 50, se desarrolla la industria manufacturera, y se aparece el «boom» de la pesca, en especial de la anchoveta y la creación empresas de harina de pescado; en Lima crecen y se desarrollan sus distritos, los migrantes provincianos del centro del país se ubican al norte de Lima, en  Comas, en Piñonate, la barriada 27 de octubre, «La Parada»; los migrantes del sur encuentran espacios como trabajadores de limpieza de los Municipios de los distritos que se estaban desarrollando así se ubican en Lima, La Victoria, San Miguel, Callao, etc. y en las recién creadas barriadas de las pampas desérticas del sur de Lima; otro gran sector de puneños viene a ofrecer su mano de obra en las plantas de Harina de Pescado ubicadas en la Provincia del Callao, donde acceden especialmente los aimaras de Huancané y Yunguyo, como lo hacen también en las municipalidades distritales de esa provincia, donde sientan sus sólidas bases de presencia.
Es en esta época en que los puneños llegan a Lima, en que se motiva la organización de las primeras agrupaciones de puneños que buscan las formas de reunirse, de juntarse para recordar sus tradiciones, eso sucede generalmente cuando se identifican más fácilmente por el idioma quechua o aymara, o cuando se ubican por el lugar de origen, donde el idioma es el mejor vinculo de amistad y confraternidad coterránea, para no sentirse un desarraigado de la tierra.
Las primeras reuniones entre los coterráneos son por supuesto los días domingos, ocurridos en la Plaza Unión, Plaza de La Victoria o en el Parque Universitario, lugares donde era común encontrarse entre los paisanos; para a continuación motivar reuniones deportivas entre familiares o «paisanos» de un mismo terruño, generalmente en campos deportivos de barriadas, lo que obligó a formar «instituciones deportivas», o «sociales», las más de ellas de carácter familiar, de la comunidad o del distrito común del cual fueran originarios.
Sin embargo las agrupaciones de puneños de capitales de provincia, que no eran muchas, también tenían sus propias reuniones, generalmente en torno a grupos familiares con ocasión de algún cumpleaños, grupos de ex estudiantes del único colegio común de Puno (San Carlos), que llegaron a Lima a estudiar y se hicieron profesionales  aquí o grupos de personas que llegaron como profesionales, quienes se reunían en torno a la música puneña interpretada por estudiantinas, agrupaciones musicales que eran reforzadas generalmente en tiempo de vacaciones de verano, cuando un gran número de maestros llegaban a Lima a «profesionalizarse» y venían con sus instrumentos y su música.
Tanto de estos grupos, como de los de distritos y comunidades, surgió la inquietud de realizar acciones conjuntas en representación del departamento de Puno, así como reunir a todos los coterráneos que estaban desperdigados en la gran capital y así se pasa a una segunda etapa ya de mayor organización.
Así entonces, a finales de la década del 50 existía una importante institución popular denominada: «Central de Instituciones Puneñas», que estaba integrada por diversas agrupaciones y asociaciones de residentes puneños en Lima, congregaba a puneños de diferentes provincias y distritos de los sectores populares, especialmente del sector aymara y quechua del norte de Puno (Huancané, Azángaro) o del sur  de Puno  (Yunguyo, Juli, Pomata) y que tuvo una meritoria y fructífera labor para integrar a los puneños en Lima.
La «Central», como era popularmente conocida, fue una institución de segundo orden, fundada en 1957 con la participación de diversas instituciones de puneños en Lima. Su primer Presidente fue el recordado Sr. Hugo Saravia Pacoricona, quien trabajaba en el Hospital de Bravo Chico, era un entusiasta huancaneño, excelente promotor de artistas y de actividades folklóricas, sociales, deportivas que realizaba con el objeto de unificar a los puneños en acciones comunes; el segundo Presidente fue el pomateño Gerardo Barbosa Idiaquez, luego el Dr. Guillermo Zegarra Villar  y a continuación el azangarino Luis Cano Pacheco.
Para hablar sobre la «Central», recurrimos otra vez a la larga y animosa conversación que sostuvimos con Gerardo Barboza, quien fuera su gran animador y dirigente, en parte del diálogo que publicamos en el diario «Los Andes» de Puno del 4 de noviembre del 2011, conversaciones que también las tenemos grabadas en numerosas cintas, de allí extractamos estos texto donde le preguntamos sobre la Central:
«BME. En Lima se habían ido formando diversas instituciones de distritos o provincias de Puno, pero esta presencia de la cultura puneña en la capital, promovió la posibilidad de reunirlas y organizarlas para realizar acciones conjuntas en una institución de segundo nivel, como fue entonces la Central de Instituciones. ¿Cuándo se forma, quien lo presidió y qué actividad realizó la Central?.
«GBI. La Central de Instituciones Puneñas se forma en el año 1957, su primer Presidente fue Hugo Saravia Pacoricona, era de Conima, un enfermero que trabajaba en el Hospital de Bravo Chico, su primer grupo fue «Unión Progresista Conima», que llegó a grabar un disco, como también lo hizo el Conjunto Zampoñas del Titicaca. En 1958 yo asumo la Presidencia de la Central en reemplazo de Saravia, mi primera actividad fue el primer concurso del folklore puneño, con Resolución Ministerial y jurados nombrados por el Ministerio de Educación en un local del Jr. Sebastián Barranca, todo con instrumentos y danzas nativas, no había danzas de luces, quien ganó ese año fue el grupo de Conima con una danza de los «Satiris», uno de los jurados nombrados por el Ministerio era Jorge Huirse, quien tuvo que cumplir con su tarea; el premio de 500 soles fue donado por «Unión Carolina» con la Presidencia de Sócrates Sáferzon, quien tenía una oficina de contabilidad en el centro de Lima donde reunía a muchos puneños.
El Primer presidente que organizó un campeonato de fútbol entre puneños fue el médico Guillermo Zegarra Villar, cuya clausura y entrega de premios se realizó en el Hotel Savoy, donde el administrador era un puneño llamado Juan Villalba Carpio, un gran poeta, era nuestro gran colaborador, y que por su trabajo hablaba varios idiomas, como otros colaboradores que no pensaban con el estómago sino con el corazón».
Es de notarse que la presencia de la Primera Embajada Cultural que llegó de Puno en 1957, habría sido el incentivo para que diversas instituciones populares procedentes de los distritos y comunidades de las diversas provincias de Puno que existían en Lima, se agruparan para recibir esa Embajada y también formar la «Central».
La «Central» organizaba diversas actividades sociales, culturales y deportivas, en las que participaban tropas de sikuris, tarqas, bandas de músicos especialmente en las competencias deportivas y en la celebración de los carnavales o en el aniversario de Puno. La «Central» realizaba su actividades especialmente los días sábados en el Jr. Sebastián Barranca 624 en el distrito de La Victoria, hoy convertida en una factoría de autos pero que aun mantiene su ambiente techado en el amplio patio donde se realizaban las muy concurridas veladas artísticas,   local donde se congregaban frecuentemente los puneños, gracias a las diversas convocatorias y actividades que programaban los dirigentes de entonces, el local está ubicado estratégicamente al frente del lugar donde los trabajadores municipales del distrito de La Victoria tenían  y aun tienen su centro de operaciones.
Es significativo tomar en cuenta que los trabajadores de limpieza de la Municipalidad de la Victoria, como de otros distritos, eran en una gran mayoría procedentes de Puno, en especial de la provincia de Huancané, por ende muchos de ellos dirigentes del gremio sindical de trabajadores municipales, por ello brindaban la cobertura correspondiente a las actividades de los puneños, así como de los provincianos de otros lugares. También se utilizaba el local de la Carpa de Coliseo Nacional.
Hay que tomar muy presente que de esa época data el inicio de una de las primeras «fiestas patronales» de los puneños en Lima, como fue la Fiesta de San Francisco de Borja, el «Tata Pancho» de Yunguyo, cuyo primer alferado fue el entonces joven yunguyeño Severo Arroyo Goyzueta, lamentablemente fallecido a pocos días de concluir esta redacción, por lo que no tenemos la información completa sobre este trascendental hecho, que él nos prometió relatarnos.
Una de las actividades más recordadas es aquella que realizaron en los Carnavales del año 1959, en que organizaron un desfile con carros alegóricos iniciado en la plaza México y el Campo de Marte, recorriendo las principales calles, avenidas y plazas de Lima, en ocho carros muy  bien adornados con motivos puneños, preparados por cada una de las instituciones integrantes de la Central, naturalmente acompañados con grupos de sikuris, bandas de música, danzarines y estudiantinas, para finalmente concluir en una gran fiesta de carnavales en el local de Sebastián Barranca, en La Victoria.
Con el tiempo la Central de Instituciones Puneñas dejó de realizar actividades por el surgimiento del sectarismo en el pensamiento de personas que decían representar a espurias «clases sociales» ya sea la alta o de la baja, y debido a la permanente e ilógica rivalidad entre quechuas y aymaras, como también por el surgimiento de comerciantes puneños que se habían superado económicamente, así como por  el cambio del régimen de la propiedad de la tierra en el campo.
Algunas de sus instituciones integrantes acordaron organizar después la actual «Asociación Central Folklórica Puno»,  fundada formalmente años después (1979).  
De esa época predecesora data la creación de la mayoría de instituciones que actualmente forman la «Central Folklórica»: La Asociación Cultural Toquepani, fundada en 1957; el Centro Social Pusi, en 1959; el Club Atlético Pajana San Isidro, en 1961; los trabajadores de la pesca del Club Deportivo Cultural Unicachi de Yunguyo, en 1961 en el Callao.
En la fundación de la nueva «Central Folklórica», también estuvieron el Centro Social Cahuaya Rosaspata, Huancané (1965), la Asociación Tirapunku (1964), San Salvador de Cotos de  Huancané (1969), Conjunto Folklórico Sankayos de Moho, la Asociación Juvenil Puno (1970), quienes junto a otras 22  instituciones fundaron la «Central Folklórica» el 25 de marzo de 1979. Paralelamente existían clubes familiares, deportivos, asociaciones de comerciantes, trabajadores de municipios, migrantes del sector aymara y quechua, así como otros grupos humanos sin mayor organización, tanto en Lima como en el Callao. (13) 
En ese tiempo también se formaron el Centro Social Yunguyo (1954), Centro Social y Cultural Juli (1956), Centro Social Azángaro (1957), entre las de capitales de provincias, así como otras muchísimas más que no registramos.
El Instituto Puneño de Cultura fue una  institución muy importante, fundado el 4 de noviembre de 1955 por los escritores e intelectuales puneños: Ricardo Arbulú, Gamaliel Churata, Alberto del Castillo, Pablo Iturry, Ernesto More, Dante Nava, Alejandro Peralta, Luis de Rodrigo y Emilio Vásquez; en el tiempo y durante muchos años esta institución realizó una intensa actividad de proyección cultural resaltando los valores de la cultura puneña, y  que tuvo todavía algún nivel de vigencia y actividad cultural, hasta que falleció el gran músico Edgar Valcárcel, su último mayor promotor.
Existían otros grupos, no necesariamente musicales, que se reunían en actividades sociales; entre ellos estaba  el «Unión Carolino» o «Asociación Carolina», que funcionaba en una oficina contable del Jr. Moquegua, donde se reunían para realizar sus coordinaciones, el grupo lo presidía Sócrates Zaferson y estaba integrado por ex alumnos del Colegio San Carlos, así como el Club Juvenil Puno, que bajo la presidencia de Antonio Zirena también se reunía en una oficina del Jr. Moquegua, bajo el auspicio del diputado Teófilo Monrroy.
Existía el Centro de Estudiantes Puneños que funcionaba  en la Universidad de Ingeniería promoviendo la actividad política, gremial y cultural de los estudiantes puneños en Lima  durante muchos años. Estos grupos «representaban» a las capas económicamente medias y altas de puneños en Lima, aunque un sector de orientación popular del Centro de Estudiantes puneños, con la participación de estudiantes de las universidades San Marcos, Agraria, Cayetano Heredia, forman en 1970 la Asociación Juvenil Puno, institución que luego crearía su conjunto de sikuris «27 de junio», y que en los años siguientes se convirtió en el principal promotor del Sikuri en Lima por medio del encuentro anual de sikuris «Tupak Katari» que hoy ya lleva muchos años de realizarse en Lima.
También estaban el Centro Social Femenino Puno, el Club Departamental Puno, así como otras instituciones que reunían con  preferencia a los puneños que tuvieran una posición socio económica respetable. Por supuesto, quedaba marginado quien pertenecía a las «clases populares,» llamados «poblanos», sus actividades las realizaban en el ámbito de la clase media alta: en el Club de la Unión, en el Club Arequipa, el Hotel Bolívar, entre otros ambientes seleccionados. Era característico que el Club Departamental Puno no abriera sus puertas al puneño en general. En ese entonces seleccionaba rigurosamente a sus invitados, en el tiempo ha cambiado mucho esa política, para beneplácito de muchos puneños en Lima.
El Centro Social Femenino Puno fue fundado el 26 de octubre de 1955, realizando a continuación una intensa actividad social en su entorno social. En 1959 las damas del Centro Social Femenino Puno, junto con sus esposos, acuerdan formar una agrupación más amplia que incluyera también a los varones y así se formó  «La Casa Puno», cuyo principal objetivo  fue la adquisición de un local en el Jr. Cervantes 163 en Lima, como así se logró; el mayor aporte para la adquisición del local lo suscribieron las señoras,  luego de un tiempo el 11 de diciembre de 1959 ambos grupos fundan el Club Departamental Puno; por lo que en ese su local se reunían habitualmente el Centro Social Femenino Puno y el Club Departamental Puno, que para entonces adquirió gran representatividad en el medio social y cultural, integrándose inclusive en representación del departamento de Puno, a la Asociación de Clubes Departamentales del Perú.
Es en 1987, siendo Presidenta del C.S.F.P., la Sra. Rosa Bacigalupo y Presidente del C.D.P., el Sr. Alberto Paniagua Daniells, que se fusionan ambas instituciones. El Centro Femenino se convierte en el Comité de Damas del Club Departamental, cuya Presidenta es elegida a partir de entonces con la Junta Directiva del Club.
Hoy, respecto a la cantidad de agrupaciones de residentes puneños en Lima, Jesualdo Portugal (14) en un registro y catalogación que realiza, contabiliza más de 300 agrupaciones y clubes, de la más diversa índole, sociales, culturales,  musicales, dancísticas, deportivas, comerciales, familiares, comunales, distritales, provinciales, etc.
Están en la Asociación Central Folklórica que cuenta con un coliseo en la Av. Las Torres, en Ate, están en el Callao, integrados en una Asociación Departamental de Instituciones Puneñas, están en Lima Norte, Independencia, Comas; en Lima Sur, Villa María del Triunfo, Villa el Salvador, San Juan de Miraflores; están en San Juan de Lurigancho, y muy pocos en el lado este de la Gran Lima. Todas ellas esperan que en algún momento de forme la Federación de Instituciones  de Puneños en Lima (FIPLI), que algún día habrá de constituirse para unificar a todos los puneños que viven en Lima y que trabajan en bien de su tierra, mediante diferentes actividades del quehacer humano, pero que el celo y la competencia entre «cholos» y «mistis» y de los demás, aun no lo permiten.
Los Provincianos en la Capital.
Concluimos esta serie de materiales acerca de los puneños en Lima, manifestando que ellos entonces actuaban según los conceptos heredados de Puno, donde hasta 1956, los «indios» no podían entrar a la ciudad capital de Puno con su trajes típicos, sin antes haber pedido permiso; o conforme estaba «establecido» desde tiempos de la colonia y el gamonalismo muy determinante en mucho tiempo en Puno, cuando se creía en la diferencia de las clases sociales; con razón o sin ella, cada quien se ubicaba en la más alta o en la más baja y cada uno según su estilo, trató de establecer en Lima esa anacrónica diferenciación que el tiempo y la distancia aun muy poco ha borrado; ya que aun hoy cuando hablas con algún «exgamonal» o algún «excampesino», existen todavía algunos de entre ellos, que continúan manifestando su racismo su resentimiento, de un lado como del otro, más aun cuando se refieren respectivamente a los «q’aras» o a los «indios». Si pues, el tiempo aun no lo ha borrado, y es el mismo tiempo quien no permite unificar a los puneños en Lima.
Un material muy importante acerca de la migración de los provincianos a Lima y en general a otras ciudades fuera de su tierra, la han escrito Jüngen Golte y Norma Adams,(15) que publican en su libro una investigación muy interesante acerca de la presencia de un grupo de puneños en Lima, y se refieren en especial a migrantes del distrito de Asillo de la Provincia de Azángaro, hablan de cómo se van integrando en la gran ciudad, con todos sus modos de vida y sus tradiciones.
El ejemplo que se hace de los asilleños que se dedicaron a las confecciones, es muy emblemático, de ahí que en este tiempo podemos concluir contundentemente cómo los puneños nos hemos asentado en Lima; con el uso común del apoyo mutuo y la solidaridad recíproca, es decir el ayni, la apjata, tradiciones ancestrales andinas que  en nuestro pueblo, siempre han sido la base para imponer nuestra presencia, la unión y la ayuda mutua han sido el sostén para salir juntos en busca del progreso, la unión grupal entre los coterráneos nos ha servido para alcanzar nuestros objetivos positivos.
Por eso es que ahora podemos ver cómo el grupo de yunguyeños que primero se dedicaron a la pesca, luego a las especerías, ahora lo hacen en los grandes mercados de abasto con mucho éxito, o ver cómo los juliaqueños se han dedicado primero al comercio ambulatorio, a la artesanía, a los tejidos, y hoy a los grandes mercados artesanales dedicados al turismo, así como otros tantos puneños que han orientado su actividad en lo que hoy es el gran emporio comercial de «Gamarra», «Caquetá», «Unicachi», «Villamaría», «Callao», etc.; donde la presencia de los puneños es contundente, ello incluye la presencia económica y social acompañada con presencia permanente en grupos de música y baile.
Ese fue el comportamiento de la gran mayoría de los puneños en Lima, no necesariamente «pudientes» que mantuvieron latente su identidad y sus costumbres tradicionales, comportamiento muy distinto por cierto, al de algunos profesionales o empleados públicos que también llegaron a Lima en busca de un mejor futuro, pero que no necesariamente mantuvieron en pleno sus identidades. Muchísimos de este sector fueron «absorbidos» por la «cultura» de la ciudad, criolla, aristocrática, limeña, etc. aunque otro sector de profesionales y empleados públicos si mantuvo su identidad y apego a las tradiciones puneñas, gracias en gran parte a Brisas del Titicaca que, en el caso, es el resumen de todas las identidades puneñas, donde su objetivo ha sido y es la difusión de la música y las danzas de Puno.
Aunque un sector bastante amplio de puneños en Lima, se ha desarrollado independientemente, gracias a su iniciativa propia e ingresar al circulo comercial, siendo inicialmente pequeños comerciantes para ahora ser un sector muy activo -llamado hoy emergente-, cuya presencia es clarísimamente notoria en los diversos conos de Lima, allá donde hay un mercado nuevo u otro ha crecido, es por el empuje y la presencia que los puneños han  puesto en ese esfuerzo común. Cada año se ve el reflejo de ese progreso, en la construcción de nuevos mercados, así como en la «ostentación» de recursos que hacen cuando se trata de una Fiesta Patronal de su pueblo. Evidente competencia, como también hay de los que reúnen dinero para anualmente hacerlo llegar a su pueblo, donde pueden donar diversas cosas.
Hoy por hoy el puneño en Lima representa a un sector significativamente reconocido, algunos son dirigentes de instituciones grandes, otros han sido autoridades municipales o Alcaldes elegidos, por su trabajo y labor conocida
Transcribimos un párrafo del libro de Golte y Adams, allí se dice:
 «La experiencia histórica de migración  por otro lado ha dado la oportunidad a los asileños, y con ellos a la gente del altiplano en general, de desarrollar una cultura, que permite la identificación con el lugar y sus habitantes a pesar de largas ausencias».... «El individuo se identifica por medio de la música y las fiestas patronales con paisanos y parientes. La ayuda entre ellos y el mantenimiento de las referencias de origen resultan una obligación». (15)
Tan cierto que hoy no hay institución de puneños en diferentes lugares del país que se precie de tal, que no celebre su «Fiesta Patronal», como buen motivo para reunir a sus coterráneos e integrarlos en afán de las ideas, modos y costumbres comunes que comparten aunque sea una vez al año, actividad donde nos hemos visto muy involucrados en los últimos años, por ser sus promotores.
Para mejor análisis acerca de la migración puneña en Lima recomendamos la lectura del libro de Golte y Adams.
Concluimos también que la gente puneña reunida en torno a Brisas del Titikaka, pretendió unir no solamente a los coterráneos de las comunidades sino también de los pueblos y de las ciudades, y a partir de esa voluntad, contar con una institución de carácter popular y sin discriminaciones que con el tiempo y los años se ha logrado, aunque se mantenga todavía presente la incomprensión innecesaria entre los puneños, no solo allí sino donde estén, que al decir de don Samuel Frisancho Pineda podemos repetir sus palabras, «Que por qué los puneños son así, porque viven todavía como andaluces y vizcaínos, peleándose y odiándose»(16), por cierto, ese es un factor negativo que aun existe en las relaciones entre los puneños, que no puede ser desterrado como si fuera una maldición.
Del mismo modo también podemos concluir  que, desde siempre, la clase media puneña afincada en Lima, -para este caso del grupo que estuvo en torno a Brisas del Titicaca-, ha buscado un espacio para reunirse y desarrollar su principal inquietud que la lleva impregnada en la sangre: la música y la danza.
En el lugar donde se reunían puneños no faltaban instrumentistas que evocaran la música y danzarines que bailaran entusiasmados y fue lo que aprovechó muy oportunamente la gente de Brisas del Titicaca desde sus inicios hasta hoy, y que le ha servido de mucho para convertirse en una gran y grande institución, a la cual muchos desean pertenecer.  Aunque creo -personalmente- que su membresía debía ser limitada exclusivamente para quienes buscan el  beneficio institucional y quienes contribuyen al desarrollo de las manifestaciones culturales del departamento de Puno y no por quienes buscan el beneficio y la satisfacción personal de la diversión.
Esta inquietud principal «llevada en la sangre», fue la base fundamental para la formación de muchas asociaciones de puneños y por supuesto el éxito que ha alcanzado durante estos años esta institución, luego de su formación como «Conjunto Musical» en 1961, así es, en 1961, para convertirse formalmente en «Centro Musical» en diciembre de 1965, elegir su primera directiva en febrero de 1966, convertirse en «Asociación Cultural» en noviembre de 1968, consolidarse legalmente en 1970, cuando es inscrita en Registros Públicos, y finalmente promover su crecimiento y desarrollo desde 1994.
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NOTAS

(1) Inicialmente este trabajo fue publicado por el diario Los Andes de Puno, en su edición Dominical del 24 de febrero del 2008, luego que fue ampliado incluyendo  imágenes y anexos fue publicado en el libro, «LOS PUNEÑOS EN LIMA... EN AQUEL TIEMPO» 1ra. Edición Aswan Qhari, Lima 2008. La presente versión en más completa aun.
(2) Cristiam Reynoso Torres. «LATIGO DEL ALTIPLANO. Biografía de Samuel Frisancho». Lago Sagrado Editores. Puno. 2002, pág. 35.
(3) Guillermo Vásquez Cuentas. «LA OBRA DE UN EDUCADOR CULTURAL»  Publicado en el diario LOS ANDES, Puno, marzo 2002. Discurso pronunciado por el autor con ocasión de conferirse al Dr. Enrique Cuentas Ormachea, la distinción  CONDOR DE ORO DE LA CULTURA PUNEÑA por La Asociación Cultural Brisas del Titicaca.
(4) Guillermo Vásquez Cuentas. ídem.

(5)   Diario «EL PERUANO», 23 de noviembre de 1957.                                         
(6)   Diario «EL PERUANO» del 20 de septiembre y 4 de noviembre de 1958. pág. 4.
(7)  Diario «LA PRENSA». 27 de noviembre de 1963.
(8)   http://folcloremusicalperuano.blogspot.com/2011/05 el-primer-huayno-cantado-en-quechua-fue_28.html. Luis Salazar Mejía. Bachiller en Educación, con estudios de musicología en la Université de Genêve, Suiza, y con un diplomado en Estudios Musicológicos Peruanos por el Conservatorio Nacional del Perú. Ha sido profesor en la Escuela Nacional de Folklore “José María Arguedas” y publicado y realizado diferentes investigaciones sobre música peruana de la cual también es intérprete.
(9) Publicada en «EL PERUANO» el 01 de abril de 1958.
(10)  Página en Internet de www.radioaswanqhari.galeon.com
(11)  Revista Aswan Qhari Nº 9. Lima, Febrero de 1995
(12) Carlos Cano Pinazo, Julio Monje Herrera. BRISAS DEL TITICACA. APUNTES PARA SU HISTORIA Y TRAYECTORIA INSTITUCIONAL. Edic. ACBT. 1999. pág 115.
(13)  Bruno Medina Enríquez, «Del Gran Cambio a la Consolidación Institucional». ACBT Lima, año 2001. Los datos se toman de las revistas: Altipampa, Aswan Qhari, Ecos de la ACFP,  Wiñaymarka, Boletín del CDP, Yatiri, AJP, entre otros diversos voceros de  instituciones de residentes puneños en Lima, publicadas en diferentes fechas. Ver Bibliografía.
(14) Jesualdo Portugal Castello. «Instituciones de Puneños». en Revista ALTIPAMPA Nº 4. Lima . Febrero 1999.
(15) Jüngen Golte y Norma Adams. LOS CABALLOS DE TROYA DE LOS INVASORES. Estrategias campesinas en la conquista de la Gran Lima. IEP. Lima 1987 pág. 179-187, «Asillo, Indios sin mistis»
(16)  Cristiam Reynoso Torres. «LATIGO DEL ALTIPLANO. Biografía de Samuel Frisancho». Lago Sagrado Editores. Puno. 2002, pág. 94.
(*)  Américo Valencia Chacón. «MÚSICA CLÁSICA PUNEÑA». Gobierno Regional de Puno. año 2006.