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martes, 22 de julio de 2008

VIRGILIO PALACIOS ORTEGA


Catálogo de la música
tradicional de Puno


Virgilio Palacios


Presentación Fondo Editorial del Congreso Catálogo de la música tradicional de Puno (tomo 1)



El Catálogo de la música tradicional de Puno, de Virgilio Palacios, compendia en dos tomos cincuenta años de investigaciones etnomusicales dentro del departamento del altiplano en lo que constituye el mayor documento de este género acerca de una región del
Perú. Palacios describe en él cerca de dos mil melodías pertenecientes a más de 200 danzas indígenas practicadas en todo el territorio puneño, y las presenta en escritura musical convencional. No se puede exagerar la importancia de este trabajo de transcripción puesto que asegura la preservación de un extraordinario repertorio sonoro librado a la hoy frágil garantía de la transmisión oral. El primero de los tomos del Catálogo de la música tradicional de Puno será presentado el martes 22 de julio (7 de la noche, hemiciclo Porras Barrenechea) por los compositores de música culta Edgar Valcárcel y Armando Sánchez Málaga. La ceremonia será precedida por una interpretación de Ayarachis de Lampa. Enseguida, el músico e investigador Elmer Machicado ejecutará melodías puneñas típicas en instrumentos nativos. El segundo tomo de la obra de Virgilio Palacios debe aparecer en octubre de este año.
El primer tomo del Catálogo presenta las danzas cuyo soporte es el siku, nombre aimara de la zampoña o antara. El siku da vida a las melodías de mayor arraigo en el departamento, en número y diseminación geográfica. Probablemente conocido 7 000 años atrás en la costa central, el siku es tocado en Puno bajo el esquema de alternancia y complementación ya identificado en la cultura Moche en el siglo VIII d. C. Los músicos se valen de dos tipos de sikus, el ira, de seis tubos, y el arka, de siete. El primero establece la pauta melódica, mientras el segundo, sonando tras él, la amplifica. Sin embargo, la destreza de los ejecutantes es tal que se tiene la sensación de escuchar un único poderoso sonido.
Entre las danzas con sikus, los Sikumorenos, los Sikuris y los Ayarachis, en ese orden, proporcionan un temperamento singular al acervo musical puneño. Palacios le dedica a cada género un capítulo donde los aborda desde la ciencia musical y la etnología. Detalla sus particularidades estructurales, con explicaciones didácticas acerca de la melodía, el ritmo y
los tiempos, e introduce referencias a su historia y significación, así como descripciones acerca de su formato de movimientos y vestimenta. Sigue a cada capítulo una sección de transcripciones donde las melodías aparecen en lenguaje de pentagrama. Palacios consigna 308 Sikumorenos —melodía de acompañamiento de la Diablada Puneña bailada en honor a la Virgen de la Candelaria—, 234 Sikuris y 74 Ayarachis. También añade 109 melodías correspondientes a otros géneros menos masivos interpretados con sikus. Entre ellos se encuentran los portentosos Chirihuanos de la provincia de Huancané.
El primer tomo se completa con el capítulo que trata del Qqajhelo, danza aimara de la parte alta de la provincia de Puno interpretada con charango y conocida por sus letras desplegadas de lo humorístico a lo patético. Entre los 171 Qqajhelos transcritos por Palacios, 36 pertenecen a canciones seculares que aparecen en versión bilingüe, con sus textos en aimara y castellano.
Como ocurre en el resto del Ande, en Puno las danzas mantienen una relación directa con el calendario ritual, en el cual es perceptible todavía la visión cíclica del hombre prehispánico. Ellas forman parte de un ceremonial más amplio vinculado bien a la religión, la vida agrícola o los protocolos sociales. Así pues, no obstante su belleza, se alejan por completo de la noción de arte occidental, por cuanto no pretenden autonomía estética.
En el Catálogo, Palacios vuelve una y otra vez sobre este hecho desde que su obra se funda, y explícitamente reivindica, la existencia de un alma andina gobernada por la vigencia del símbolo dentro de la vida cotidiana.
Lima,17 de julio de 2008
VIGILIO PALACIOS ORTEGA

Nació el 27 de noviembre de 1927 en LAMPA, Departamento de Puno, cursando sus estudios primarios en el Centro Escolar 883 y sus estudios secundarios en el Glorioso Colegio Nacional San Carlos de Puno y en el Colegio Gimnasio Peruano, sus estudios superiores en la Facultad de Ingeniería de Minas de la Universidad Nacional de Ingeniería de la Ciudad de Lima.
Realizó sus estudios de Post Grado en la Universidad de Nevada, (USA), ganando una Beca sobre clases avanzadas de los trabajos de investigación, en el Instituto de Geología y Ciencias de Londres y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, sobre Pedagogía Universitaria.

Durante su trayectoria Profesional destacó en diversas áreas como Jefe de Minas en “Compagnie de Huarón”, de 1956 a 1958, fue Superintendente central de Minas de Cerro del Inca de Puno, además de Consultor Minero en la Región de 1959 a 1961.
En la foto hacemos entrega de un reconocimiento a
Virgilio Palacios por su gran trayectoria

También se destacó en la Actividad Cultural y Artística como Director del Centro Musical Theodoro Valcarcel, realizando conciertos en la región y país, fundador y Director del conjunto de Cámara de Puno de 1967 a 1974. De 1989 a 1995 fue Profesor de Violín, en el Colegio Villa María de Miraflores de Lima.
En el Año 1957, con motivo de la Embajada Cultural de Puno
que llegó Lima, Virgilio Palacíos dirige al Centro Musical
Theodoro Valcarcel, en un concierto realizado en el Palacio de Gobierno, ante el Presidente Manuel Prado. Es la primera vez que una embajada cultural de este nivel llega a Lima y en ella participan diversos intelectuales, escritores, poetas pintores, periodistas etc.



La Embajada Cultural de Puno en Lima,
 frente a Radio Nacional en 1957