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martes, 28 de junio de 2011

HOMENAJE A EFRAIN MIRANDA LUJAN

MI VOZ DESDE LEJOS

Jesús
Santisteban
Ávila











 
Saludamos la dimensión literaria de Efraín Miranda Luján, integrante de una cruzada universal conformada por esforzados e inquietos artífices de la palabra exacta. Ellos superan el tiempo y el espacio manifestándose en todos los idiomas a través de un “arduo y silencioso trabajo de contracción con la escritura y la reflexión poéticas.” (1)

Nuestra complacencia rebaza el ámbito personal al expresarle nuestro voto de respeto y consideración; y por eso se refugia en el recuerdo –siempre actual- de un Efraín Poeta que lucha y se esfuerza “(…) a fin de que la sociedad anhelada esté compuesta no por una masa informe y anónima de seres inertes y fríos, sino de personas críticas y solidarias que vean la vida como un reto a la imaginación y como un convite a la aventura y a la púrpura pasión…” (1)
Nosotros, cuando carolinos, conocimos a César Bolaños Talavera, poeta ayavireño. Romántico en su canción, expresivo cuando recitaba sus versos. Muchos años transcurridos encontramos en nuestro camino la poesía de Olga Orosco, poeta de la Pampa Argentina amiga y compañera del eterno “pampero”. Nicomedes Santa Cruz, a través de sus décimas de pie forzado, sus poemas, sus canciones, estuvo en casi todos nuestros intentos declamatorios. “A cocachos aprendí mi labor de colegial, en el colegio fiscal del pueblo donde nací. Y dice así…”

A partir de una extensa corriente romántica, la poesía de nuestra América Morena adquirió dos formas conceptuales: el mensaje contestatario y la expresión de resistencia. Bombos y zampoñas; charangos y guitarras de nuestro continente saludaron la brisa mañanera de los cambios, frente a una realidad imprevisible. Los poetas compartieron ruta y estada con el canto de la Cultura Musical de América del Sur especialmente. César Vallejo, Octavio Paz, el “cholo” Nieto fueronmejor comprendidos y estimulados. La poesía recibía entonces una más adecuada difusión “-(…) como expresión de los espíritus que lo arriesgan todo en aras de la imaginación y de la vida.” (1)

La juventud que se consagró a tales designios “ante un mundo no pocas veces indiferente, si no hostil a sus aspiraciones más profundas” (1) decidió transformar la realidad y proponer en cambio un horizonte luminoso que retrate la sonrisa de los niños, el esfuerzo creador de los trabajadores y el siempre presente desvelo de las Madres. “-(…) y qué mejor que la poesía para hacer frente a esos designios. Porque ella no puede ser fría, sectaria ni resignada. La poesía auténtica es fuerza y ardor, aunque sean la fuerza y el ardor de la duda, la desolación y la desesperanza…” (1)

Y ahora Tú, Efraín, muéstranos tu ruta de viaje. En qué momento decidiste formalizar tu destino de servicio con Jach’a winchoq’a? Tal vez fue la vitalidad de la ecología social que se puso de acuerdo con la naturaleza para rubricar el carácter sobresaliente de tu vida? Y allá fuiste con tu equipo de ilusiones, tu empeño como miembro del equipo de ingeniería mental, en cuanto pedagogo pertinaz y solidario.

Y entonces, delineaste tus fronteras personales en medio de un altiplano que cambia de color y de intensidad cada veinticuatro horas. Allá en la escuelita aymara de la pampa, los niños aprendieron de tu voz acompasada, la sencillez al servicio del arte de trabajar el engarce de palabras.


Te imaginamos en ese tiempo buscando la profundidad del silencio así como la inclemencia de una naturaleza, a veces insospechadamente hostil; luminosa y protectora casi siempre. Buscando la filosofía de los contrastes, lo profundamente oscuro de la noche y de un despertar alegre y rutilante.

La fuerza y la claridad del Idioma Aymara convocando a tu espíritu, contemplar el Azul del cielo de la Cruz del Sur en las noches heladas de mayo y junio; y el despertar verde amarillo de las plantas, protegiendo a los seres más inofensivos del universo.

Aprendiste a conversar con el silencio como instancia predilecta para encontrar la respuesta a tus preguntas, a tus protestas. Y el silencio aquel aceptó ser tu amigo con la condición de cambiar la oración dirigida a la esperanza por otra que busque el misterio y el símbolo de cada palabra.
Y fueron tu guitarra y tu voz, sonoridad que se podía escuchar entre el último rayo del sol y la llegada de los destellos de la luna. Qué cantabas en esos tiempos, Poeta del Alma Kolla? Un yaraví arequipeño o Matajuicio, sikury aymara en el bordón de la guitarra de Alberto Rivarola.
Quizá ensayabas cómo imitar el canto de las aves en vuelo de retorno o el rumor del viento entre las plantitas de extensos ch’iara imilla ch’oqe yapunakaxa? Todo esto y mucho más lo convertiste en poesía: tu espíritu y tu concepción del mundo que te rodea al servicio de una sociedad más justa.

Al final de nuestro abrazo recordaremos, en tu homenaje, una inspiración de Olga Orosco, Poeta de la Pampa Argentina, su lugar de nacimiento. Qharürokama jilata…

LO QUE FUE, LO QUE NO HA SIDO, Olga Orosco.
Hay en lo más secreto de ti, sin que a veces lo sepas un desván en tinieblas donde solo se cruzan las lluvias y los vientos donde un vaho letárgico empaña los espejos de los días y duermen en los rincones los ropajes de lo nunca alcanzado y lo perdido.

Pero no es un lugar donde puedes entrar como si te asomaras a un refugio de arena que un soplo desmorona, porque no es un depósito violado por las rapiñas del olvido, ni un sueño de la muerte, sino sólo el letargo de la llaga y del hambre agazapados. precisamente un soplo que vuelve con un rumor, con un perfume, o que anuncia el desvelo de la hierba en un jardín remoto, y de repente se sobresalta el tiempo, se despereza el mundo, Y todo ese sopor desaparece como un velo arrasado por una llamarada.
En cada imagen que guardó el deseo,
entre los cielos siempre inabordables
y aquellos asombrosos paraísos cumplidos,
se multiplica en un instante el sol, se estremece la luz,
se astillan en tus ojos los colores.
Insoportables los destellos del oro,
Insufrible la sed de la distancia, escasa la medida de tus pasos detrás del horizonte fugitivo,
No hay lugar para tu alma dentro de los secretos rincones que te habitan.
No alcanzará tu mano lo que fue; tal vez tampoco lo que nunca ha sido.
Pero ¿acaso no son esas moradas imposibles tus verdaderas propiedades, ganadas palmo a palmo para los territorios de los eternos bienes.
¿No son como la inmóvil, inalterable cara de una misma moneda que lleva en el reverso el precio que pagaste:
la confusa, la incierta, la cambiante, la sorpresiva cifra del presente? (2)

Notas (1) Evohé, Revista del Taller de Poesía, Universidad de Lima, números 1,2,3.
(2) Publicado en Cultura, Suplemento Literario, La Nación, Buenos Aire, Argentina, febrero 1996.
(3) Nuestro homenaje fue publicado en la Revista Alborada Andina, número 5, Ayaviri, Melgar,
Puno, Perú.
(santispuno@gmail.com/http://jesussantisteban.blogspot.com)