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martes, 15 de febrero de 2011

TEORÍA ECONÓMICA DEL CAPITALISMO

TEORÍA ECONÓMICA DEL CAPITALISMO – Análisis actualizado

PRESENTACION DEL LIBRO: “TEORÍA ECONÓMICA DEL CAPITALISMO -
Análisis marxista actualizado”, Francisco Chaparro Zapana, Vice Rector de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de ICA - UNICA.






Nuestro profesor M. Sc. Rigoberto Ferreyra

Por M. Sc. Juan R. Ferreyra
Catedrático Principal Facultad de Economía UNICA

Dr. Francisco Chaparro

Director General de la Oficina de Bienestar Universitario UNICA


El Libro del Dr. Francisco Chaparro desde nuestra percepción, es una provocación, en el sentido que aborda la teoría marxista después de un relativo periodo de ostracismo, de estar en las “catacumbas”. El Libro intenta, incita, el abordaje, sin ser el primero, sin ser el único y sin agotarlos obviamente, de temas y necesidades que se plantean actualmente en la agenda del movimiento popular, de la lucha revolucionaria en nuestro país. ¿A que me refiero? :
Permítanme intentar explicarlo a partir de sucesos recientes. Miremos las últimas elecciones regionales y municipales. Podemos constatar algunos hechos, en los que coinciden muchos analistas políticos:
Observamos, en primer lugar, una gran dispersión de la votación que afecta principalmente el campo popular y que a pesar de ello, el peso específico de las opciones populares, cuando se unifica, es significativamente importante.
Si continuamos hurgando en la génesis del proceso señalado anteriormente, no resulta difícil relacionar la dispersión y búsqueda del movimiento popular con el reflujo de la teoría, que se inició después de la muerte de Lenin y con la posterior “consolidación de un estrato burocrático privilegiado que destruyó la unidad entre la teoría y la práctica que la revolución de octubre había logrado. Toda labor teórica seria cesó, y el país más avanzado desde el punto de vista intelectual se convirtió rápidamente en un páramo” (Amadeo, 2006: 54, 55).
La diáspora teórica y política se agudizo como consecuencia del impacto mundial ocasionado por la implosión de la Unión Soviética. Este hecho formó a su vez, parte de un proceso creciente de acumulación e innovación tecnológica a escala planetaria, comandada por los grandes capitales transnacionales. En el plano ideológico y político se plasma en el fortalecimiento de la opción neoliberal y se traduce en el recetario conocido como “El consenso de Washington”. Todos hemos vivido la brutal ofensiva ideológica que se desató. Se proclamó el “fin de la historia”, se crea un “mundo virtual”, vivimos ahora en una “aldea Global” en la que desaparecen las fronteras y no existen las nacionalidades. El mercado resuelve todos los problemas humanos. Se intenta privatizar el patrimonio de los pueblos. Todo se compra, todo se vende. Se endiosa la competitividad, la eficiencia, en términos mercantiles. La ideología neoliberal campea y pretendió meternos en el embudo del “pensamiento único”. No existe otra alternativa que su visión de desarrollo…. Por supuesto por milésima vez se proclama la muerte, otras tantas firman el obituario y organizan responsos para dar sepultura al pensador de Tréveris y todo su legado doctrinario. “….el adiós a Marx, a diferencia de las despedidas recibidas por la inmensa mayoría de los mortales, se renueva periódicamente una y otra vez. ¿Qué habrá hecho este mortal para procurarse una existencia inmortal? La respuesta presenta varias aristas y desde todas ellas no deja de ser paradójica: Marx ha bebido de las inequidades del capitalismo. Para sorpresa de unos pocos, el capitalismo sigue cobrando vidas a escala planetaria. Y en ese proceso, hoy mucho más que en el siglo XIX, se convierte en el elixir de la eterna juventud que vivifica a Marx y su legado como uno de sus más agudos y fecundos críticos. El poeta no se equivocaba cuando afirmaba que la vida es un sueño: en efecto, desde su aparición, el marxismo ha sido la sempiterna pesadilla de quienes todavía creen en las virtudes del capitalismo” (Gonzáles, 2006: 31). y es que, permítanme utilizar en este punto los razonamientos de Atilio Boron, no se puede entender el marxismo al margen de las revoluciones del siglo XIX, de los “auges y reflujos de las luchas populares...” y su supervivencia se explica entre otros, por dos factores fundamentales:
Uno es la “…reiterada incapacidad del capitalismo para enfrentar y resolver los problemas y desafíos originados por su propio funcionamiento…”. Si miramos nuestra realidad se refleja de inmediato en nuestra mente, las imágenes de exclusión social, la forma como se devora a la naturaleza, se mercantiliza el agua, el aire y nuestras tierras. Estas son condiciones que exigen una visión alternativa de la sociedad y una metodología práctica necesaria para cambiar el sistema lo que ratifica y renueva siempre la vigencia del marxismo.
El otro factor es su gran capacidad para enriquecerse en la marcha de los procesos históricos de las sociedades. El “corpus teórico” marxista no es una pieza arqueológica protegida en un museo para gusto de investigadores de antigüedades académicas; ni es un recetario bíblico, un manual en el que se encuentra respuesta para todo; nada hay más antimarxista y anti leninista que semejantes “bolas de cristal”. El marxismo no permanece impávido levitando sobre el devenir de la historia, contrariamente, “…es una tradición viviente que reanima su fuego en la incesante dialéctica entre el pasado y el presente.”(Boron, 2006: 37). Se nutre permanentemente de los flujos y reflujos de la lucha revolucionaria, de los triunfos y derrotas del movimiento popular.
El ostracismo en que se mantuvo la teoría marxista durante casi tres décadas, está llegando a su fin. Marx y podemos agregar Lenin, permanecen vivos no solo en las banderas y consignas de militantes y activista y en las miserias cotidianas de hombres y mujeres, también en el trabajo de estudiantes e investigadores. El Libro que hoy presentamos “TEORIA ECONOMICA DEL CAPITALISMO”, es una muestra de ello. El mismo se fue gestando en el vientre de ese ostracismo y lo fecundó, dice el autor, un prolongado trabajo de docencia e investigación universitaria, yo agregaría también una fidelidad y firmezas de principios propios de quien es poseedor de coraje y honestidad intelectual. Por su contenido, pensamos nosotros, se entronca con el espíritu de los aportes de lo mas graneado de la tradición intelectual marxista, con la ortodoxia marxista, pero, ortodoxia con la acepción que le da el brillante pensador húngaro Georg Lukács quien señala que “…no significa reconocimiento acrítico de los resultados de la investigación…..ni <> en tal o cual tesis, ni interpretación de una escritura <>. En cuestiones de marxismo la ortodoxia se refiere exclusivamente al método. Esa ortodoxia es la convicción científica de que en el marxismo dialéctico se ha descubierto el método de investigación correcto, que ese método no puede continuarse, ampliarse ni profundizarse más que en el sentido de sus fundadores. …” (Lukács, 1985: 74).
Debe precisarse aquí que cuando Lukács plantea esto no está pensando, lo aclara el mismo, en una disociación entre método y teoría, por el contrario, demuestra en su libro, la estrecha unidad que existe entre ambos. Es decir “…que la refutación de las tesis centrales de la teoría difícilmente podría dejar intacta la concepción epistemológica y metodológica que le es propia; y que la demostración de la inadecuación de esta última afectaría gravemente la validez de la primera.” (Op. Cit.: 40)
No puede dejar de señalarse en este punto, que quien reconozca la validez del marxismo como “…instrumento de análisis y transformación del mundo…” no debe ignorar los vínculos existentes entre Hegel y Marx ni dejar de señalar que lo que Marx toma de la dialéctica hegeliana es ese “núcleo racional”, aquello tan abominable a la burguesía de todos los tiempos por “…que daba al traste para siempre con el carácter definitivo de todos los resultados del pensamiento y de la acción del hombre.” (Engels, S/F: 08)
Así para Marx la dialéctica despojada de su envoltura mística, libre del encapsulamiento idealista encuentra su hogar, no en las ideas como quería Hegel, sino en la sociedad civil; de este modo, para ella, la historia “…no es otra cosa que el interminable despliegue de las contradicciones sociales”; y, “…junto con la `intelección positiva de lo existente incluye también al propio tiempo, la inteligencia de su negación, de su necesaria ruina (Marx, 1974: 93) Es decir, la dialéctica proclama la inevitable historicidad de todo lo social y, al hacerlo, condena a las instituciones y prácticas sociales fundamentales de la sociedad burguesa a su irremisible desaparición...” (Op. Cit.: 45) Algo que, entendemos, jamás podrá admitir el pensamiento imperial en decadencia.
El libro del Dr. Chaparro es un reconocimiento implícito a estas tesis fundamentales del marxismo. Y, por supuesto, también es culpable de su visión totalizadora. Esa ‘’ culpabilidad epistemológica’’, por decirlo de ese modo, nos conduce a intentar entender nuestras particularidades, ubicándolas, sin identificarlas (diluirlas), sino diferenciándolas, como parte integrante de un todo mayor. Una mirada holística pero en la que, ‘’…se considera la totalidad como un todo estructurado (en contra de la idea de totalidad desorganizada) y jerarquizada (en contra de la idea de totalidad indiferenciada), (así) estaremos mejor armados para comprender no solo la propia totalidad, recreada de manera permanente en su dimensión histórica y espacial, sino también en sus elementos constitutivos. Porque ‘el conocimiento de los fragmentos estudiados sucesivamente cada uno de por sí, no dará jamás el conjunto, no dará siquiera el de los fragmentos” (Osorio, 2001: 29,30) “De lo que se trata es de hallar los términos exactos de la relación de los elementos múltiples y diversos que constituyen la totalidad social y con el todo del cual forman parte. Solo de este modo será posible reconstruir, en el pensamiento, la totalidad concreta que existe en la realidad. ’’ (Op. Cit. 50)
En la introducción a su libro el Dr. Chaparro plantea precisamente esta visión. El libro asume la complejidad e historicidad de lo social y a partir de allí, nos recuerda la vigencia de las categorías económicas descubiertas por Marx y desarrolladas por Lenin en su obra “El imperialismo fase superior del capitalismo”. Su intención implícita es incitarnos, provocar la investigación que nos permita develar las formas concretas como se manifiestan esas categorías, en la etapa actual del desarrollo del capitalismo, del “sistema mundo capitalista”, para decirlo en términos de Wallerstein.
Así, y en eso radica uno de los meritos del esfuerzo realizado por el Dr. Chaparro, su libro pone intencionalmente sobre la mesa de la actualidad política en nuestro país, los misiles descubierto por Marx, que apuntan inexorablemente a la cabeza del sistema; empezando por la teoría del valor y las categorías que se derivan de ella, la teoría de la plusvalía, los procesos de centralización y concentración del capital etc. y , por supuesto, las leyes descubiertas por Lenin en su estudio sobre el imperialismo, que parten de los cimientos construidos por Marx. El estudio camina con esa luz por los diferentes senderos de la actividad económica pero no se limita a recrear lo descubierto, intenta mirar y entender la forma como se manifiestan en la etapa actual de desarrollo del sistema capitalista. Por eso, a despecho de las “lumbreras” del “pensamiento único” que pretenden vendernos la idea que el actual proceso de mundialización o globalización de la economía y de otras dimensiones de la actividad humana, coloca de hecho a la humanidad en una sociedad nueva, una supuesta sociedad del futuro esencialmente diferente a la capitalista; los estudios del Dr. Chaparro se adscriben y se nutren de las demostraciones de una corriente de investigadores para quienes el proceso actual no es más que una etapa más avanzada de la “…internacionalización de las relaciones de producción capitalistas, donde se pone de manifiesto una fuerte interconexión e interdependencia de las economías nacionales del sistema económico capitalista mundial. Un proceso de internacionalización que brota de las propias leyes y contradicciones del modo de producción capitalista……en esencia, la acumulación capitalista continua desarrollándose sobre la base de sus propias leyes y contradicciones…” (Chaparro, 2010: 792)

El libro nos sorprende con la visión teórica de Marx y Engels que en los albores del siglo XIX, en una de sus obras maestras, “El manifiesto del partido comunista”, publicada en 1848, en forma concisa y premonitoria preludiaba el actual proceso de “mundialización” o “globalización”. En “El manifiesto”, señalan como, “espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo entero. Necesita anidar en todas partes, establecerse en todas partes, crear vínculos en todas partes…mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía dio un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países…..ha quitado a la industria su base nacional. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas industrias, cuya introducción se convierte en cuestión vital para todas las naciones civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas indígenas sino materias primas venidas de las más lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no solo se consumen en el propio país , sino en todas partes del globo. En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su satisfacción productos de los países más apartados y los climas más diversos. En lugar del antiguo aislamiento de las regiones y naciones que se basaban a sí mismas, se establece un intercambio universal de las naciones, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material como a la producción intelectual. La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan de día en día imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales se forma una literatura universal”. El Manifiesto Comunista preveía el inexorable proceso de globalización del sistema capitalista gracias al “rápido perfeccionamiento de los instrumentos de producción y al constante progreso de los medios de comunicación…” (Idem: 790).

Pero en la visión del Dr. Chaparro existe de hecho una “globalización” alternativa a la globalización capitalista, neoliberal. Si bien esta ha debilitado y sumido en crisis el Estado – Nación, sobre todo en los países emergentes, eso no significa la desaparición de las reivindicaciones nacionales puesto que existen, se mantienen diversidades culturales. Siendo la cultura elemento fundamental de la vitalidad de una sociedad que “sintetiza las actividades creadoras de un pueblo, sus modos de producción, creencias…” se trata entonces de “plantear la globalización en términos de unidad y diversidad; unidad en una perspectiva de universalidad….y diversidad, si se tiene en cuenta, el mantenimiento de ciertas formas de identidad nacional” se debe actuar por tanto en dirección de una “…globalización humanista, alternativa a la globalización capitalista liderada por las fuerzas de mercado…” (Idem: 810) . De estas reflexiones deviene entonces la necesidad de un programa que plantee la lucha por la soberanía nacional, “lo que a su vez supone soberanía económica y política”. “La soberanía nacional, supone actuar con autodeterminación, con cultura nacional. Lo que no anula la inserción activa de un país en las corrientes del mercado mundial, pues el mundo de hoy no es el mundo de la autarquía, lo que no supone tampoco la violación de la soberanía. Es el mundo de la interdependencia y esta debe tornarse simétrica y esto debe llevar implícito el levantamiento de barreras a la reproducción de la dependencia , a la acción transnacional, a la desigualdad , al hambre , y evitar que el capital se apodere de las riquezas del tercer mundo, etc.” (Idem: 812). Lo sostenido anteriormente supone que se debe “Actuar como bloque regional, a nivel de América Latina, pues la soberanía nacional se protege y se fortalece al actuar conjuntamente con otros pueblos de la región. Así se contrarrestan las fuerzas de los grandes centros imperialistas, lo que permite integrarnos a la comunidad internacional con independencia a partir del cultivo de nuestra identidad” (Idem: 812). La necesidad de la integración de nuestra América morena a partir de otros valores, obviamente distintos a los valores que presiden la integración promovida por los centros imperiales, es evidente en su propuesta. El libro del Dr. Chaparro es pues un libro subversivo para los que quieren mantener el modelo neoliberal.
Creo necesario, finalmente, precisar algunas cuestiones que están implícitas en las investigaciones del profesor Chaparro. No existe en su visión un reduccionismo o determinismo económico. Creo más bien, que es tributario del método, de las ideas que explicitaba Engels en una carta dirigida a Joseph Bloch. Allí decía que “… el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real… las formas jurídicas … las teorías políticas , jurídicas, filosóficas, las ideas religiosas ….ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos casos su forma”. Al respecto dice Boron que “Marx sintetizó su visión no determinista del proceso histórico cuando pronosticó que en alguna momento de su devenir , las sociedades capitalistas deberían enfrentarse al dilema de hierro por sí mismas engendrado: ”. Es decir en la teoría marxista no hay lugar para fatalidades históricas ni para una ineluctable llegada del socialismo con independencia de la voluntad, iniciativa histórica diría Gramsci, de los pueblos.

El marxismo sigue siendo, como decía Sartre, el necesario e imprescindible horizonte crítico de nuestro tiempo. Pero además, se desprende de las propuestas de programa planteadas en el libro, existe la necesidad de superar el “extravío occidental”, ese divorcio estructural entre el marxismo y la práctica política, “entre reflexión teórica e insurgencia popular”, recuperar la relación entre la teoría y la praxis, integración de fundamental importancia en el marxismo clásico. Recordemos nos dice Boron, que Marx no estaba interesado en descubrir los secretos del capitalismo por mera curiosidad intelectual sino por la urgencia de trascenderlo debido a la imposibilidad de construir un mundo más justo, humano y sostenible en el marco del sistema. Esta necesidad es más urgente e inflexible a comienzos del siglo XXI que a finales del XIX. El Libro del Dr. Chaparro es pues una importante contribución a la reintroducción del marxismo en el debate filosófico – político actual y a la urgente agenda de los movimientos políticos de nuestro país. Es también una incitación a la investigación creadora de nuestra realidad, de nuestros diversos problemas, que nos permita encontrar soluciones y alternativas para la gran transformación de nuestra nación, sin calco ni copia, como quería nuestro amauta José Carlos Mariátegui.

Bibliografía Consultada
Boron, Atilio; Amadeo, Javier; Gonzales, Sabrina. Et. Al. 2006. LA TEORIA MARXISTA HOY. Problemas y Perspectivas. 1ª ed. 1ª reimp. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. CLACSO.
Lukács, Georg. 1985. Historia y Conciencia de Clase I (2 volúmenes). SARPE, Madrid.
Engels, Federico. S/F. Ludwig Feuerbach y el fin de la Filosofía Clásica Alemana. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Moscú.
Osorio, Jaime. 2001. Fundamentos del Análisis Social. La realidad social y su conocimiento. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA. Unidad Xochimilco. Fondo de Cultura Económica. México’’.
Chaparro, Francisco. 2010. TEORÍA ECONÓMICA DEL CAPITALISMO. Universidad San Luis Gonzaga de Ica. Editorial San Marcos. Lima.