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viernes, 31 de julio de 2009

INDIGENAS Y GUERRA FRIA


Indígenas y el calentamiento
de la “guerra fría”


Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas LOS ANDES Política - 28 jul 2009


En el Perú de hoy, la naturaleza y fines de los conflictos sociales así como los resultados transitorios de las masivas protestas -nativa y provinciana- antigubernamentales que recientemente han convulsionado el país, junto con el ruidoso llamado a combate por el orden proclamado por el mandatario Alan García y las tomas de posición que todo ello ha suscitado por parte de organizaciones políticas, empresariales y sociales de distinta naturaleza, están perfilando una nueva etapa en nuestra vida política, en la que ya asoma perceptible el enfrentamiento entre dos grandes sectores de peruanos. En esa ofensiva, las mayorías poblacionales compuestas por indígenas, es decir indios y cholos, están llamados a cumplir un decisivo protagonismo. Veamos.


No es posible abordar aquí la totalidad de los aspectos –bastante controvertidos, por lo demás- que ofrece el tema titulado. Entre otras cosas porque hay consideraciones teóricas y conceptuales que es necesario precisar y optar para redondear un discurso coherente.Hay, por ejemplo, discusiones semánticas e históricas sobre el uso de los términos “indígena”, “indio”, “cholo”, que las salvamos de pasada apelando a los significados que predominan en el habla común: Indígenas, como grupos humanos cuyos orígenes preceden a la invasión europea al continente americano y subsisten preservando en lo fundamental sus tradicionales culturales. Indios y cholos, como individuos y colectividades indígenas que se distinguen por sus rasgos étnicos, más o menos puros en el primer caso y estos mismos con algún grado de mestizaje, en el segundo.Por otro lado, el enfrentamiento o conflicto latente -siempre pronto a manifestarse en formas violentas- es en esencia, de naturaleza política. Conceptuamos operativamente la Política como un complejo de actividades relativas a la conducción de comunidades humanas; actividades que surgen de las relaciones sociales de poder coactivo y coercitivo. Este poder -como conjunto de capacidades para producir efectos deseados en el medio social- por un lado es usado o empleado en la búsqueda de fines y consecución de objetivos de interés común y de otro, es objeto de lucha por su disposición, ejercicio y control.La política tiene pues dos caras, como el dios romano Jano o como el monolito bifronte que el cura Arriaga mandó desaparecer en Bebedero, cerca de Juli, en tiempos de la “extirpación de idolatrías”: Una cara o faz refleja el aspecto arquitectónico de la política, en la que el poder (detentado, controlado, ejercido por quienes están en la posición de mando es decir los gobernantes) es insustituible instrumento para modificar la realidad en beneficio común (organizar la sociedad, dar educación, salud, seguridad, construir infraestructura, etc. etc.); en teoría se la conoce como “Acción Política”. La otra cara, refleja el aspecto agonal[1] o conflictivo de la política, en la que el poder es objeto de disputa por su control y por las decisiones que desde él se adoptan o deben adoptarse en su ejercicio. Se la conoce como “Lucha Política” y adopta diversas formas: La más común está dada por el sufragio o “las elecciones” (el poder nace de la voluntad popular) que el campo indígena debe prepararse para ganarlas. En teoría y en historia hay también otras formas de llegar al poder, tales como la sucesión constitucional, los golpes de Estado, subversión armada, insurgencia popular, etc.De esa forma, quien desee la superación de su situación “actual” modificándola positivamente en provecho propio, de los suyos y de la comunidad humana en que vive, tiene que disponer del poder suficiente para ejecutar la acción política; y, para acceder a ese poder tiene que librar y desarrollar la lucha política. Así de simple. Ergo, si las mayorías peruanas están compuestas por indígenas y si estos quieren alcanzar sus reivindicaciones que vienen desde siglos, entonces tienen que luchar políticamente para acceder al poder como requisito ineludible para concretar sus deseadas realizaciones. No hay otro camino. “Salvo el poder, todo es ilusión” dijo certeramente un destacadísimo dirigente mundial.
MAYORÍAS Y MINORÍAS
En los países llamados “altamente industrializados” o desarrollados las minorías étnicas indígenas no tienen acceso a las altas esferas de decisión política, lo cual se ha justificado por la afirmación de que la democracia es el “gobierno de las mayorías”. Contradiciendo esa interesada frase sentenciosa, en el Perú, los indígenas (indios y cholos) pese a constituir la mayoría de la población[2], nunca en la vida republicana han accedido a esas altas esferas, salvo contadas personas individuales (uno que otro ministro) o muy reducidos grupos en el parlamento[3 ]. El estudio de las causas de ese fenómeno tiene muchas referencias escritas y puede llenar tomos y bibliotecas.Los partidos políticos tradicionales y hasta los “nuevos” creados para perpetuar el “sistema”, liderados siempre por blanco-mestizos, se han encargado de manejar subrepticiamente el falso concepto de la inferioridad racial y de la misión “civilizadora” de la llamada “cultura occidental y cristiana”, con el propósito subyacente –y permanente– de poner mil y una cortapisas a la participación política efectiva de los indígenas en los asuntos directamente ligados a sus vidas y a sus destinos. Ese ha sido y sigue siendo uno de los rasgos característicos de la política peruana. El reciente caso de Bagua y las luchas de indígenas selváticos, no hace sino confirmarlo.
“INTEGRACIÓN” E “INCLUSIÓN”
La clase política tradicional conformada por partidos, movimientos, grupos y personas que se pelean por tomar el poder político y que, en consecuencia, se han turnado en la conducción del Estado desde el nacimiento de nuestra república, a despecho sus matices, han adoptado y aplicado teorías foráneas de apoyo a su propósito permanente de mantener la sujeción de los indígenas a sus propias concepciones ideológicas y a su acción política.De ahí nacieron las teorías de la “integración” y ahora de la fementida “inclusión”. Ambas, en último análisis, buscan hacer que las mayorías indígenas se incorporen a la cultura de dominación adoptando los sistemas de ideas y las prácticas sociales de ésta, sus creencias, mentalidad, usos y costumbres, valores y en general todo lo que esa cultura conlleva incluyendo, desde luego, y principalmente, el sistema político-económico uno de cuyos modernos rótulos es: “democracia liberal”.Si no se puede eliminar a los indígenas como se hizo en EEUU y Argentina, por ejemplo (y que en estos tiempos se pretende imitar en Chile y Colombia), en el Perú y en el pensamiento enraizado de la clase política tradicional dominante, no queda sino combatir soterradamente las culturas nativas, integrando o incluyendo a las masas de indios y cholos (“ignorantes” según su particular lectura de la realidad peruana) al sistema económico, político, social y cultural impuesto por esa misma clase. El hecho objetivo de estar frente a una población indígena mayoritaria con la gran diversidad cultural que muestran las nacionalidades originarias que conforman esa población, los obliga a esas estrategias integradoras e incluyentes.Ante el probado hecho etno-histórico y socio cultural de que en el Perú coexisten varias nacionalidades y/o colectividades humanas que muestran rasgos característicos nacionales, los indígenas pugnan por que se acepte finalmente esa diversidad y lejos de erradicarla se afirme en un Estado Plurinacional, pues con el mismo quedaría reconocido el carácter esencial de la realidad peruana: pluricultural, multiétnica, multilingüe.En cambio, la clase política peruana se orienta a consolidar un Estado-Nación, un “Estado nacional”, un Estado erigido sobre una y única Nación. Este propósito parte del reconocimiento unánime de que la nación peruana no existe, sino que “está en proceso de formación” y para impulsar ese proceso es menester unificar mentalidades, socializar concepciones económicas, políticas, culturales “oficiales”; homologar prácticas sociales. Por eso es que defiende con uñas y dientes el Estado Unitario recusando el Estado Federal, ya que éste a tono con la realidad peruana tendría que ser esencialmente plurinacional.Para ello, “integración” e “inclusión” aparecen ante los ojos de esa clase política de partidos tradicionales, como soluciones urgentes ante un futuro problemático para su propia subsistencia como “clase dirigente”, dado que un desplazamiento traumático del poder político a manos de los indígenas, va cobrando cada día mayores posibilidades.
LA LUCHA DE RESISTENCIA
La lucha de resistencia a esos objetivos, desplegada generosamente por las capas sociales más lúcidas y combativas del campo indígena peruano, no es nueva, aunque en nuestro tiempo va ganando creciente protagonismo. Es lucha silenciosa y pacífica cuando se persiste en mantener y hasta difundir las ricas manifestaciones culturales de la cultura indígena andina tales como las cosmovisiones, las creencias, lenguas, mores, y todas las particularidades de la creación cultural que define la identidad de las diversas nacionalidades indígenas existentes en nuestro país; y, asume ribetes violentos cuando se acude a la protesta física ante los actos de autoridad que lesionan sus derechos o que desatienden y burlan sus expectativas en sus naturales deseos de mejorar su deplorable situación.Felizmente, en esas luchas en el campo indígena peruano se viene ganando experiencia y con el tiempo puede llegar y sobrepasar al nivel de desarrollo alcanzado por las masas organizadas de indígenas bolivianos y ecuatorianos. Por lo demás, en todo el continente americano va creciendo un despertar de los indígenas, que pone de vuelta y media a los analistas políticos futurólogos de ciertos países, en cuyos estudios el caso peruano convoca las mayores preocupaciones.
LAS FORTALEZAS Y POSIBILIDADES
Las fortalezas y posibilidades del campo indígena para la lucha política son muchas y merecen mayor análisis. Digamos por ahora: que los indígenas constituyen la gran mayoría del pueblo peruano y la mayoría de las fuerzas productoras del país; que su sentido de identidad se afirma cada vez más; que no ha perdido la práctica de instituciones-costumbre que hacen efectiva la solidaridad; que están indisolublemente ligados a la tierra y al territorio que ocupan; que sus cuadros dirigentes y profesionales se incrementan cada día en calidad y cantidad; que, en fin, se extiende más la conciencia indígena por las reivindicaciones secularmente pendientes que vienen desde orígenes históricos comunes, las mismas que fundamentan y dan motivos a su lucha política.
LIMITACIONES O DEBILIDADES
Para vertebrar esas luchas en pos de objetivos más ambiciosos que tengan que ver con la absolutamente necesaria toma del poder del Estado, está haciendo falta a gritos un liderazgo legítimo y eficaz. Y hace falta además, con igual rango de importancia, precisar una visión estratégica de largo alcance que concentre en pocas palabras los deseos e intereses más sentidos de los indígenas.Es cierto que existen muchos dirigentes de muchas organizaciones de campesinos indígenas; pero su nivel de preparación teórica y práctica en el amplio campo de la lucha política, es decir en la cara o faz agonal, confrontacional, conflictiva de la política, todavía se encuentra en proceso de maduración. De otro lado, con explicable apresuramiento nacen como hongos organizaciones representativas de los indígenas de distintas nacionalidades y circunscripciones territoriales, lo cual tiene de positivo un dinamismo encomiable en la búsqueda de formas organizativas que permitan participar con voz propia en la lucha. Sin embargo, en ese empeño conviene alertar sobre algunas “organizaciones” conformadas solamente por unas cuantas personas sin bases orgánicas que los respalden, premunidas de papel membretado y sellos post firma, para emitir grandilocuentes comunicados.No ha surgido aún, no se perfilado con nitidez, un líder o un grupo líder con capacidad de convocatoria a millones de indígenas y capacidad para conducirlos exitosamente a los nuevos destinos que le corresponden.Tampoco existe la enunciación de fines y objetivos que configuren una visión estratégica indígena y peruana, que se introyecte como consenso o cuando menos como apoyo mayoritario en la conciencia de los indígenas y sirva como motor impulsor en su lucha política. Los deseos, intereses y aspiraciones latentes entre las múltiples colectividades de indígenas, muestra gran diversidad puesto que van desde opciones marxistas, por tanto materialistas, hasta aquellas a las que podríamos llamar espiritualistas, esotéricas. Este es un asunto peliagudo.La ausencia de un liderazgo director y conductor con capacidades convocatorias, así como la existencia de un amplio espectro de concepciones sobre el deber-ser del campo indígena en nuestro país, son problemas considerablemente complejos y difíciles que en algún momento tendrán que encararse y resolverse, y las soluciones tendrán que surgir a través de y con la lucha política, dure lo que ella tenga que durar.
LA DECLARATORIA DE GUERRA A ENFRENTAR
Hace unas semanas el presidente Alan García publicó un ensayo corto titulado “A la fe de la inmensa mayoría”, cuyo análisis y tomas de posición frente a sus mensajes y llamados, ha consumido toneladas de tinta y papel, muchas horas de programas de televisión y espacio nada desdeñable en Internet.El documento contiene la caracterización de los “malos”: La minoría (50,000 personas) “antisistema” que bloquea carreteras, multiplica blogs, “azuza a los comunicadores, se adueña con violencia de la noticia”, predica el estatismo, se opone a las inversiones, aprovecha cualquier reclamo para impulsar la violencia y promover un “levantamiento general del los pueblos” complotando contra la democracia con apoyo de algunos gobiernos extranjeros con los que estaríamos en “guerra fría” en el continente.La alusión a los indígenas es clara y a ellos se ha endilgado el calificativo de enemigos del “sistema”, del “Estado”, de la “democracia”, del “gobierno”, del Perú; términos éstos que durante los sucesos de Bagua, la machaconería mediática oficialista ha convertido en sinónimos.Como se ve, para el presidente García las mayorías en el Perú no son los indígenas sobre quienes recaen las miserias del la acción política del gobierno. Deducimos que para él la “inmensa mayoría” está conformada por empresarios, inversionistas nacionales y extranjeros, militantes de su partido y de los partidos que lo apoyan, pobladores mestizos de ciudades importantes, servidores políticamente afines de la administración pública, etc.Estrictamente, a ellos parecen dirigidas las instrucciones políticas que aparecen al final de su escrito. Les ha dicho: Eviten que “el monopolio de la movilización esté en manos de los antisistema” (es decir salgan a la calle a marchar y gritar), “usen más el teléfono para exponer en las radios y en los blogs sus ideas”, envíen cartas a los medios, exijan más definición a parlamentarios y alcaldes…Pero donde el discurso alanista constituye poco menos que una declaratoria de guerra es cuando ordena “crear grupos de acción”. ¿Con qué finalidad? Puede suponerse que se trata de grupos de choque, de contra-agitación y contra-propaganda, preparados para imponer el ORDEN que el presidente dispuso como consigna al nuevo premier y a los ministros del Interior y de Defensa, así como para enfrentar la “guerra fría” que viene del frente externo.Pues bien, la guerra además de está fría está declarada. Es posible que las masas indígenas tomen una posición “caliente” frente a ella. En los próximos meses lo sabremos.
En esta esquinaaaaaaa…..
Lima 20 de julio de 2009
NOTAS:
1 El término viene de “agonía”: lucha final e intensa de las fuerzas vitales del organismo humano, por sobrevivir. 2 Los países donde el problema indígena engloba la gran mayoría de la población son México, Perú Bolivia, Ecuador y Guatemala. 3 Es necesario señalar que Alejandro Toledo, aunque conocido por uno de sus motes como “cholo”, es en realidad un blanco-mestizo, cuyo pensamiento social y político esta marcado a fuego por liberalismo de Harvard y Stanford (universidades estadounidenses gonfaloneras del liberalismo globalizador) y por tanto cerca de la ideología y praxis del imperialismo demoliberal y lejos, muy lejos de opciones indígenas e indigenistas, como lo demostró durante su gobierno

lunes, 27 de julio de 2009

A PROPOSITO DEL 28 DEJULIO



Salvación del arte
Su última voluntad.


Hace 40 años, días antes de acabar con su vida, José María Arguedas (1911-1969) dejó este artículo para su publicación. Sería su última colaboración en El Dominical*.
Por: José Arguedas


En las últimas exposiciones de arte popular peruano comprobamos con desconsuelo pero sin agobio abrumador cómo se ha extinguido para siempre la producción del “Toro” llamado de Pucará, del auténtico, del antiguo, de aquel que le dio prestigio nacional y luego universal al arte indígena peruano.
Los “Toritos” de Pucará que hemos visto en las ferias y exposiciones últimas se han convertido en piezas sin contenido mágico alguno, en objetos desconcertados en su forma y en su contenido. Y se han diversificado al ritmo de la voracidad de los negociantes. Los hay de cobre, de plata, de madera, chicos y grandes, panzones o hinchados de pecho hasta parecer cómicos.

TORO MÁGICO
Aquel toro modelado uno por uno como ofrenda a los dioses montañas, esa figura con aire y rostro verdaderamente irradiante de misterio: ese toro ha muerto. Pero su figura mágica, en cuyo aire se puede sentir constreñido y trascendido el lenguaje de toda una cultura en siglos integrada, esa figura no la hemos perdido; está en el Museo de la Cultura, en la colección de Alicia Bustamante, en la de Pablo Macera. Fue rescatada; nos podemos apoyar en ella para estudiar el proceso de transformación y extinción, es decir, de la evolución de nuestra cultura. Creo que el “toro” de Pucará se extinguió porque era un objeto religioso modelado por los indios más aislados, con menores vínculos con el mundo urbano.

CREACIÓN MESTIZA
Las artes de los mestizos han evolucionado mejor, en el sentido de que han conservado mucho, y a veces más intensamente, en las nuevas formas, la concepción que del mundo y de lo bello tienen sus artífices; tal es el caso de la imaginería (los Mendívil); de los retablos de don Joaquín Antay y algunos de sus seguidores); y de los mates, que no fueron de uso exclusivo de los campesinos quechuas [...].

MÚSICA ANDINA
La otra gran fuente del arte tradicional peruano también se ha salvado: la música. Ahora se imprimen realmente, comprobadamente, millares de discos de música indígena y no solamente popular sino de las danzas y ceremonias, matrimonio, haylli, herranza, aylas del Yarqa Aspiy (limpieza de acequias), carnavales, y algunas de estas muestras han de tener hasta milenios de antigüedad y es posible, por no decir que seguro, pues no somos especialistas, que no pocas de estas muestras grabadas para la venta comercial se mantuvieron incontaminadamente indígenas durante siglos, tal es el caso del hailly, del que Raúl García ha logrado hacer en guitarra una interpretación de increíble propiedad.
Recordamos en este instante, conmovidos, nuestra persecución, allá por los años 1945-48, en busca de que alguna de las dos fábricas de discos que entonces existían se animara a editar nuestra música indígena. Teníamos algo más de cien acetatos grabados en una máquina Presto cuando desempeñábamos el cargo de conservador del Folklore del Ministerio de Educación. El señor Vicht, gerente de la Odeón, se animó a lanzar los primeros discos. El éxito fue inmediato [...].

LITERATURA ORAL
Pero otro testimonio tan valioso o algo más valioso aún, para el estudio de la cultura andina y el conocimiento de la naturaleza misma del ser humano, está en peligro de muerte, de extinción absoluta, de esas extinciones que nos dejan huellas: la literatura oral: los mitos, leyendas y cuentos. La literatura oral quechua, por ejemplo, guarda con una riqueza inagotable, en sus más sutiles formas, la interrelación de la cultura occidental y la indígena. La narración oral, tan implícita y explícitamente, tan objetiva y tan subjetiva como la novela moderna, muestra, describe, personajes y aventuras en los que la imagen externa y la entraña de la sociedad están expuestos e interpretados.
[...] Solo dos recopilaciones fieles existen de cuentos quechuas, recopilaciones ceñidas a la exacta versión de sus informantes, son recopilaciones pequeñas, muy limitadas. Se han recogido, además, en cinta magnetofónica algunos mitos sobre la creación del mundo y del hombre y acerca de su destino final. Pero este material, y lo relativamente cuantioso de las versiones [...] son suficientes para demostrar que la literatura oral en lenguas indígenas del Perú es una tarea de la mayor urgencia.

CONOCER AL HERMANO
Se trata de salvar de la muerte un testimonio que nos permitiría juzgar y tratar a un tercio de la población del Perú con los ojos abiertos, conociendo al interlocutor, al compatriota, al hermano y no dándole órdenes, consejos y aun poniendo en sus manos “instrumentos de liberación”, pero con los ojos vendados, sin saber si la orden o la donación han de ser recibidas como una fuerza que impulsa e ilumina o como un trago amargo o una bofetada.
PUBLICADO EN EL COMERCIO 25 de julio 2009